Reino Unido volverá al teletrabajo ante la expansión de la variante Ómicron
El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este miércoles un endurecimiento de las restricciones para frenar la propagación de la variante Ómicron del coronavirus en Inglaterra, incluyendo la vuelta al teletrabajo a partir del lunes y la introducción del pasaportes sanitarios en determinados lugares.
"Cada vez está más claro que el Ómicron se propaga mucho más rápido que la anterior variante delta", con 568 casos identificados hasta ahora en el Reino Unido, y una cifra real "seguramente mucho mayor", dijo Johnson en una rueda de prensa.
Además, del trabajo desde casa, el Gobierno ordenó extender la obligatoriedad de las mascarillas a la mayoría de lugares públicos cerrados desde el viernes.
El primer ministro recordó que el incremento tanto de nuevos positivos como de hospitalizaciones que se está viviendo en Suráfrica -primer país donde se identificó la nueva variante- se está reproduciendo de manera similar en el Reino Unido, por lo que "lo responsable ahora es ir al plan B para ganar tiempo".
Ese "plan B" contempla, detalló, regresar al teletrabajo a partir del lunes y obligar al porte de mascarillas a partir del viernes en lugares públicos como teatros o cines, aunque no por el momento en pubs y restaurantes.
El pasaporte de vacunación o una prueba negativa de antígenos se exigirán para acceder a clubes nocturnos y espacios de gran capacidad como locales cerrados con más de 500 personas de pie o cualquier recinto (interior o al aire libre) que albergue a más de 10.000 personas.
Para decidir sobre la continuación de estas medidas, el Gobierno evaluará la eficacia de la dosis de refuerzo de las vacunas contra Ómicron, la gravedad de la enfermedad que esta variante produce y su velocidad de transmisión, así como las tasas de hospitalización.
Johnson descartó adelantar el final de las clases en los colegios antes de las vacaciones de Navidad o pedir a la gente que no se reúna en las fiestas prenavideñas, aunque instó a todo el mundo a "ejercer la prudencia".
Precisamente el primer ministro se vio hoy confrontado a un fuerte golpe para su reputación, tras difundirse un vídeo de hace justo un año en el que miembros de su gabinete bromeaban sobre una supuesta celebración navideña que se había celebrado en Downing Street pese a que estaban en vigor fuertes restricciones que la prohibían.