¿Qué le pasaría al cuerpo humano si intenta llegar a la profundidad del Titanic?
En la búsqueda del submarino Titán, que desapareció el pasado domingo en medio de una expedición hacia el Titanic, participaron diferentes tipos de barcos e inclusive robots que lograron hallar restos de la nave. Esto confirmó que los cinco tripulantes habrían fallecido luego de una implosión catastrófica.
Sin embargo, muchas personas se preguntaban por qué no podían bajar equipos de buzos para ayudar en los trabajos de rescate. Este cuestionamiento fue respondido por la National Geographic de España. El portal recordó que sumergirnos a altas profundidades provoca riesgos significativos para el cuerpo humano.
De hecho, si una persona decidiera bajar hasta el Titanic, moriría antes de recorrer tan solo una décima parte del camino; por eso se usan sumergibles como los de OceanGate.
Cuando el cuerpo empieza a internarse en el agua, lo primero que notará es una diferencia en la presión de los oídos. A los 5 metros de profundidad, el aire en el interior del tímpano se comprime y provoca dolor.
No obstante, existe la maniobra de Valsalva, la cual implica tapar la boca y nariz y tratar de expulsar el aire. Con ello se compensa el cambio de presión y puede continuar bajando.
Cada 10 metros de agua sobre la cabeza aumenta la presión en una atmósfera, según National Geographic. En ese punto podrá seguir compensando la presión en los oídos, pero le faltará aire. Por suerte, existe una solución: las botellas de buceo.
Esos cilindros de metal contienen una combinación de gases. Con estos implementos, un buzo puede bajar hasta 18 metros e incluso los más profesionales alcanzan los 40 metros. Para eso se necesita licencias especializadas y mucha práctica.
Ya a partir de los 30 metros de profundidad, puede aparecer un proceso llamado narcosis de nitrógeno, que implica cambios en el equilibrio de nuestros órganos, sobre todo en el cerebro.
Si continúa descendiendo, comenzará a sufrir dolor de cabeza, desorientación, pérdida de la consciencia; lo que puede significar la muerte porque ya estaría demasiado lejos de la superficie.
Cuando supera los 60 metros, la densidad del aire se vuelve más pesada, lo que lleva a una mayor concentración de oxígeno en los tejidos. Es así que su cuerpo sufriría calambres, náuseas, visión en túnel e incluso convulsiones.
Sin embargo, National Geographic recalca que estos inconvenientes pueden ser solventados con gases especiales y meticulosamente analizados.
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Ya entre los 120 y 180 metros se produce un síndrome neurológico, pero existe alguien que logró internarse por una distancia mayor: Ahmed Gabr, quien descendió 332,35 metros y por ello ostenta el récord de buceo con botella.
Tome en cuenta que el Titanic está sumergido a 3.800 metros en el océano Atlántico.
Así que para llegar más metros hay que usar submarinos, algunos como los militares logran los 600 metros, pero hay otros más especializados.
De hecho, el sumergible Titán, que desapareció e implosionó, alcanzaba los 4.000 metros de profundidad. Aunque era experimental y no había sido probado por ninguna agencia regulatoria.
National Geographic recalca que el director de cine James Cameron llegó al fondo de la fosa de las Marianas en el 2012, gracias al submarino Deepsea Challenger y bajó hasta los 10.898,4 metros de profundidad; lo cual fue un nuevo récord.
En conclusión, era imposible que los buzos lleguen a tan altas profundidades.
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