Polémica guerra contra los gatos en Australia: por este motivo los felinos podrían ser eliminados
Para frenar la extinción de sus especies nativas, el Gobierno de Australia busca redoblar su "guerra" contra los responsables de la muerte diaria de al menos cuatro millones de reptiles, aves y mamíferos en el país oceánico: los gatos.
Las autoridades ya llevan años de guerra contra los gatos salvajes, que no son autóctonos del país y que han jugado un papel clave en la extinción de 34 especies de mamíferos y actualmente atentan contra la supervivencia del bilby ("Macrotis lagotis"), un marsupial parecido a un conejo, y otras 200 especies amenazadas nativas.
Además, quieren imponer controles a los ejemplares domésticos que merodean descontroladamente por las calles.
Las poblaciones de gatos salvajes se estiman entre 1,4 a 5,6 millones de ejemplares. Por lo que, la propuesta gubernamental busca ampliar en las islas remotas y lugares protegidos las zonas libres de gatos salvajes, que según un estudio intergubernamental publicado a principios de mes son uno de los animales que más destrucción ha causado en la biodiversidad australiana.
A diferencia de otras partes del mundo, el mediambiente australiano está marcado por su aislamiento, que permitió desde hace millones de años el desarrollo de especies endémicas, entre ellos muchos mamíferos con bajas tasas de reproducción.
EL GATO DOMÉSTICO EN LA MIRA
Con el fin de considerar todas las amenazas que atentan contra la vida salvaje de Australia, el Ejecutivo de Camberra considera que no solo hay que erradicar a los felinos salvajes sino también contener en sus casas al 71 por ciento de los más de 5,3 gatos domésticos que hay en Australia.
Es que "cuando los gatos domésticos viven en nuestras casas, acurrucados al final de nuestras camas, lógicamente son encantadores. Pero (cuando) los gatos callejeros son todo lo contrario. Ellos son asesinos andantes, acechantes y despiadados", remarcó en un comunicado la ministra del Ambiente, Tanya Plibersek, al justificar la propuesta.
En este contexto, se reforzarían los poderes de los gobiernos locales para que declaren suburbios libre de gatos, restrinjan el número de mascotas por hogar o impongan toque de quedas a los felinos para mantenerlos dentro de sus viviendas y evitar que contribuyan a la extinción de la vida salvaje, entre otras medidas.
Otro de los grandes riesgos de los gatos domésticos es que no suelen ser esterilizados y pueden transmitir enfermedades como la toxoplasmosis, que afectan y pueden causar la muerte a animales como las aves y mamíferos australianos, que ya sufren las presiones del cambio climático, los incendios y otros factores.