Los acuerdos de Minsk y la importancia que ostentan en la crisis de Ucrania
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconoció en un discurso televisado el pasado lunes la independencia de las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, ubicadas en el este de Ucrania.
Putin afirmó que la situación en la región del Donbás, donde se encuentran las ciudades de Donetsk y Lugansk y que ha sido escenario de enfrentamientos entre separatistas prorrusos y el ejercito ucraniano desde 2014, es "crítica".
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, reaccionó ante el discurso de Putin expresando que el reconocimiento de independencia de estas repúblicas "aumentará de forma dramática" las tensiones que ya se sienten en Europa por la potencial invasión que Rusia desencadenaría sobre Ucrania.
ORIGEN DEL ACUERDO DE MINSK
En febrero del 2015 ya se contabilizaban 10 meses de enfrentamientos en la región ucraniana del Donbás. Francia, Rusia, Ucrania y Alemania se reunieron con el objetivo de definir un acuerdo político, que resuelva lo que Ucrania consideraba como una ocupación por parte de Rusia en su territorio, y por ende, poner un fin para los enfrentamientos.
El acuerdo que crearon fue denominado con el nombre de Minsk II, y lo firmaron representantes de Rusia, Ucrania, líderes separatistas y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Tras su oficialización, se le otorgó respaldo por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
¿DE QUÉ SE TRATABA EL ACUERDO?
El acuerdo establecía una alto al fuego para detener los severos combates desencadenados entre los rebeldes apoyados por Rusia y el ejército Ucraniano. Asimismo, exigía la retirada del armamento pesado que se encontraba en la primera línea, de las fuerzas extranjeras que se hallaban en la región y sujetos reconocidos como mercenarios por el gobierno ucraniano.
También se procedió a otorgar el control de las líneas de frente a la OSCE, una organización de seguridad con 57 países miembros, dentro de los que se encuentran Canadá y Estados Unidos.
Las elecciones locales en zonas que ocuparon los rebeldes apoyados por Rusia y una reforma constitucional que crearía autonomía en las regiones del Donbás, las cuáles ya no iban a estar bajo el control del gobierno central, eran parte del acuerdo.
¿QUÉ TAN EFECTIVO FUE EL ACUERDO Y POR QUÉ PRESENTA DIFICULTADES PARA CESAR LA CRISIS ACTUAL?
Cuando la OSCE se instaló la mayoría de combates cesaron. En la actualidad esta organización de seguridad sigue patrullando la zona pero no ha podido evitar que los estragos del conflicto en el Donbás alcancen cifras de 1.4 millones de desplazados y 14.000 fallecidos.
En la actualidad, el lenguaje impreciso con el que el acuerdo fue escrito y el hecho de que Rusia no figura en él de manera directa genera que pueda ser interpretado de diferentes maneras y les da la capacidad de escudarse bajo un rol de observador.
El principal problema recae en la celebración de elecciones locales en las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, la cual figuraba en el acuerdo. Ucrania se niega a proceder con elecciones locales en la región hasta que no tenga el control total de sus fronteras, por otro lado, Rusia exige que se lleven a cabo mientras los separatistas tienen su control.
Otro problema de naturaleza similar es que no se definió el grado de autonomía que se le iba a otorgar a estas regiones en el acuerdo. Ucrania quiere convertirlas en regiones autónomas dentro de su estructura federal, al igual que otras regiones dentro de su territorio, pero Rusia establece que estas regiones deben tener un sistema judicial y fuerzas policiales independientes, junto a más estructuras propias, lo que requeriría que el gobierno ucraniano le otorgue condiciones especiales a la zona, lo cual es rechazado por la población.
Estas diferencias generan que el acuerdo no se cumpla por ambos bandos, y ante la negativa de ninguno de ellos de ceder ante los requerimientos del otro, los enfrentamientos militares se mantienen y el riesgo de invasión por parte de Rusia aumenta, ante la expectativa de Estados Unidos y la OTAN para prevenir una escalada de violencia.