Las personas que atraviesan la selva del Darién cada vez son más vulnerables, advierte MSF

EFE y Redacción Vistazo
En lo que va de año, más de 166.000 personas han cruzado el Tapón del Darién, cinco veces más que entre enero y mayo de 2022.

Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió este martes sobre el alto y cada vez mayor número de personas vulnerables -con enfermedades crónicas o embarazadas- que han atravesado este año la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia de Panamá y por donde han pasado ya más de 166.000 personas en su ruta hacia Estados Unidos.

"Hemos visto un aumento en los diagnósticos de condiciones crónicas que necesitan especial tratamiento", explicó Priscila Acevedo, médica que da atención en los proyectos de MSF a la salida de la selva, en un comunicado.

Es decir, un aumento en "personas con enfermedades cardíacas, personas que necesitan insulina, personas con problemas de presión arterial y casos agudos de personas que se desmayan por aumento de temperaturas, la falta de alimentos o deshidratación severa", apuntó la médica.

Entre enero y abril esta organización médica ha atendido a 669 personas con condiciones crónicas como diabetes, hipertensión arterial y asma, mientras que en el mismo periodo de 2022 atendió a 262.

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Son casos como el de Carlos, un migrante colombiano de 62 años, con diabetes, hipertensión arterial y dificultades cardíacas: "Pensé en varios momentos que mi corazón no era tan fuerte para resistir ese camino. Es algo que no le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo", le dijo a MSF este hombre, a quien se le ha cambiado el nombre.

"Hemos recibido incluso personas sin movilidad en las piernas, con parálisis cerebral y con demencia senil", alegó Acevedo, que recordó el caso de un afgano que perdió la pierna en la guerra o una familia de ese país que viajaba con una mujer ciega.

AUMENTO DE EMBARAZADAS

Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió este martes sobre el alto y cada vez mayor número de personas vulnerables -con enfermedades crónicas o embarazadas- que han atravesado este año la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia de Panamá y por donde han pasado ya más de 166.000 personas en su ruta hacia Estados Unidos.

MSF también reporta un alto número de mujeres embarazadas que realizan esta peligrosa ruta, que puede durar incluso más de una semana y donde los migrantes quedan expuestos a las inclemencias climáticas, crecidas de ríos, montañas fangosas, animales salvajes y donde también se reporta un alto número de atracos, asaltos sexuales e incluso asesinatos.

Mujeres como Merlande, una haitiana de 39 años que hizo la ruta que le tomó cuatro días, con ocho meses de embarazo y en busca de una vida con mejores condiciones económicas y un trabajo que le permita vivir.

Merlande, que llegó a Panamá con preeclampsia, dio a luz en esta ruta y permanece con su hijo de ocho días en la Estación Temporal de Recepción Migratoria (ETRM) de San Vicente, en la provincia de Darién (Panamá), mientras se queja de que en esta espesa y montañosa selva les robaron 1.300 dólares.

MSF ha atendido casi 500 consultas prenatales en las dos ETRM que hay a la salida del Darién entre enero y mayo de este año, estaciones que han visto superadas sus capacidades y reciben hasta 2.000 personas al día.

La de Lajas Blancas, situada en Bajo Chiquito, está compuesta por 51 casetas de madera con capacidad para 255 personas, pero ha estado recibiendo en estos meses entre 1.000 y 1.500 personas al día, que se suman a las 500 o 1.000 que llegan a la de San Vicente.

En lo que va de año, más de 166.000 personas han cruzado el Tapón del Darién, cinco veces más que entre enero y mayo de 2022, siendo los venezolanos la nacionalidad más frecuente en esta ruta (82.054), seguida de los haitianos (31.493).

Esta ruta está controlada por grupos criminales, como el Clan del Golfo, y de traficantes de personas, que se suman a los riesgos de ahogamientos, fracturas o enfermedades a las que se someten los migrantes.

"Pese a ello, sigue sin existir una ruta segura y digna para los y las migrantes", denunció MSF, que reiteró que "migrar no es un delito" y pidió además mejorar la cobertura de necesidades básicas en las comunidades de acogida y en las ETRM , así como espacios dignos con agua potable, alimentación y condiciones de higiene y saneamiento en estas áreas de paso.