La madre que perdonó y acogió en su hogar al culpable de la muerte de su hija
Elizabeth Jiménez hizo lo que posiblemente ningún otro padre haría: perdonar al causante de la muerte de su hija, e incluso, acogerlo en su hogar. En marzo del 2017, la hija de Elizabeth, María, murió en un accidente automovilístico causado por Nicholas Tay, un chico con el que salía.
El joven originario de Singapur fue enviado a prisión durante dos años únicamente, gracias al perdón que le otorgó la familia de la joven ante el juez del caso.
"Tuvimos que esperar en el hospital un montón de tiempo para ver el cuerpo y recuerdo que me puse a pensar: mi hija está muerta, pero ¿y dónde estará el muchacho?, ¿qué le estará pasando?, él me necesita, él está vivo", relató Elizabeth (madre de María) a BBC Mundo.
María estudiaba lingüística en la Universidad de Brighton, Inglaterra, además de ser una de los líderes juveniles de la iglesia y participar en el coro. Ahí conoció a Tay, quien había llegado a Ingleterra para estudiar en la Universidad de Surrey, solo tenía a su hermano cerca, ya que el resto de su familia estaba en Singapur.
Los jóvenes -ambos de 24 años en aquella época- empezaron a salir en enero de 2017. La noche del accidente se habían reunido luego de los ensayos del coro y bebieron alcohol. Según Tay, María le preguntó si quería conducir y una vez en el vehículo él manejó a exceso de velocidad hasta alcanzar los 200 kilómetros por hora. Al llegar a una curva, intentó bajar la velocidad pero no fue suficiente.
"Recobré la conciencia, pero me encontraba muy desorientado. Buscaba a María a mi lado y no estaba. Logré salir del auto gateando por la ventana del asiento del copiloto. Cuando subí la mirada vi a un grupo de personas rodeando a alguien que estaba en el suelo. Me paré, caminé hacia allá y me di cuenta de que era María. Me agaché, le besé la frente y le dije: ´No te preocupes, todo estará bien´", contó Nicholas Tay.
María falleció a la 1:13 de la madrugada, pero la policía no pudo informárselo a sus padres hasta las 6 de la mañana. En ese entonces vivían separados temporalmente, por lo que tardaron en encontrarlos.
Elizabeth y Fernando, padres de María, llegaron a Inglaterra desde Costa Rica como misioneros de la iglesia anglicana junto a sus hijos María y Josué en 1995.
Elizabeth asegura que en cuanto escuchó la noticia sobre su hija, pensó que a pesar de que su hija estaba muerta, seguramente Tay "necesitaba apoyo". Ella menciona que solo sabía sobre Nick -como llamaba a Tay- por lo que su hija le había contado, pero no le costó ponerse en su lugar.
"Si detrás de ese volante hubiera estado yo, o mi hijo, o mi esposo, si hubiésemos sido nosotros los que cometimos ese error, porque fue un error, no fue que Nick deliberadamente la mató, ¿cómo me gustaría que el mundo reaccionara?", explica Elizabeth sobre los pensamientos que la abordaron aquella mañana.
"¿Sabe cuando uno se lleva un susto que siente que se le baja el alma a los pies? Yo estuve así más de un año", añade Elizabeth. Sin embargo, eso no le impidió apoyar a Tay luego de que la policía presentó cargos en su contra. Él vivió en la casa de la familia Jiménez hasta ser sentenciado.
"Escribí cartas ¿qué no hice? Encontré en la ley algo que decía que si yo, como víctima, pedía misericordia, el juez podía considerar mi petición", afirma Elizabeth.
Ella y Fernando acompañaron a Tay en todo el proceso judicial y durante sus años en la cárcel, se propusieron no dejarlo deprimirse. Lo visitaron, le enviaron libros y procuraron recordarle constantemente que la prisión no era su lugar.
Al cumplir su sentencia, Tay fue deportado a finales de 2019. En ese mismo año, él y Fernando fueron invitados a Costa Rica a ofrecer una serie de charlas sobre su historia de perdón.
Actualmente, Jiménez es embajadora de reconciliación de la organización de caridad británica Beating Time, que trabaja por la población penitenciaria y promueve actividades recreativas en las prisiones como bandas musicales.