La insólita promesa sobre su cabello que hizo una niña antes de regresar a clases presenciales
Antonella Bordon es una niña argentina de 12 años que no había cortado su cabello en toda su vida. Pero cuando su escuela se vio obligada a permanecer cerrada debido a la pandemia de coronavirus, dejándola atrapada dentro de su casa cerca de Buenos Aires, soñó con el día en que volvería a reunirse con sus amigos en el aula e hizo una insólita promesa.
La fotógrafa Irina Werning documentó su día a día para comprender la proveniencia de la importancia cultural que tiene llevar el cabello largo para las mujeres latinoamericanas.
Durante la mayor parte de su infancia, el sedoso cabello de Antonella ha llegado hasta sus pantorrillas y es de un marrón tan intenso que aparenta ser una melena negra.
Su madre y sus hermanas la cepillaban todos los días, untándole extracto de romero y ayudándole a estilizarlo para que pueda sentirse fresca durante los calurosos veranos en Argentina.
"La primera noche después de cortar mi cabello sentí como si algo me faltara, casi como si hubiera perdido algo", expresó Antonella con el nuevo corte hasta sus hombros.
A pesar de haber sentido que el cabello era una parte importante de su identidad, en los últimos dos años pudo comprender que existen cosas más importantes para ella.
Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, su escuela estuvo cerrada y su familia tuvo que permanecer en su hogar a las afueras de Buenos Aires. Debía recibir clase a través de la plataforma Zoom, utilizando el teléfono celular de su madre, mientras soñaba con volver a la normalidad algún día.
Entonces, Antonella se hizo una promesa. Cuando llegara el día de volver a ver a sus compañeros y caminar otra vez por los corredores, se cortaría su cabellera de aproximadamente un metro y medio.
Cuando la escuela de Antonella reabrió por completo en septiembre, cumplió con su promesa y se cortó el pelo. Ahora está esperando ser donado para convertirlo en una peluca para pacientes con cáncer.
La observación de esta conmovedora historia se da porque la fotógrafa originaria de la capital argentina recordaba haber llevado su cabello muy largo durante los años de su niñez y, luego de vivir por años en el extranjero, empezó a notar que es un estilo típico de las mujeres latinoamericanas.
"A veces debemos abandonar nuestro país para entender nuestro país", comentó Werning.
Por eso, lleva fotografiando a niñas con cabello largo desde hace 15 años, como una forma de seguimiento e investigación que permita entender por qué más mujeres y niñas al sur del nuevo continente tienen esta tradición que en otros países.
Así, Werning comprendió que el cabello largo es una conexión con las mujeres aborígenes de la zona y con comunidades que creen que el cabello es sagrado y una extensión del ser.
"Las tradiciones y culturas dependen de la historia oral que se ha pasado de generación en generación, en ocasiones sin mucha expansión. Aquí, la madre trenza el cabello de hija, lo cuida y se convierte en una cuestión cultural", explica la mujer.