La historia de una atleta que fue al médico por una dolor de espalda y le dieron dos semanas de vida
Noviembre es el mes de la concientización sobre el cáncer de pulmón, una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Se acabaron los días en los que esta enfermedad se asociaba con ancianos y fumadores de toda la vida. Los hombres y mujeres jóvenes también se ven afectados por esta afección, incluso si nunca han tocado un cigarrillo en su vida.
Este es el caso de Becca Smith, de 29 años, a quien los médicos que la trataban por un dolor en la espalda le dieron dos semanas de vida. Ella creía que el dolor continuo era por el desplazamiento del disco, pero fue diagnosticada con cáncer de pulmón terminal.
Todo empezó en marzo del 2020, cuando la joven fue hospitalizada tras perder la vista, además, había experimentado fuertes dolores de espalda y migraña. Esto provocó que deje de realizar sus actividades normales como el yoga y los entrenamientos en el gimnasio.
Smith llevaba una vida sana, no fumaba y comía lo más sano posible, nunca pensó que el cáncer podría ser posible en su cuerpo.
La atleta de Reino Unido estuvo hospitalizada durante cinco días, en los que los médicos le hicieron varios exámenes. Ella no podía caminar y llegó a estar conectada a una máquina de oxígeno.
“Recuerdo que dos médicos se me acercaron. Cerraron las cortinas, sentía una sensación en el estómago. Solo sabía que algo no estaba bien”, dijo en una de sus declaraciones a New York Post.
Los médicos le comunicaron que tenía cáncer de pulmón en etapa cuatro y que no había nada que pudieran hacer, pues la enfermedad se había extendido desde los pulmones hasta la columna vertebral, cerebro y cráneo. Le dieron solo dos semanas de vida.
“Mi papá se tiró al suelo, mi mamá gritaba, yo gritaba. Recuerdo que le dije a mi mamá: ‘Por favor, no me dejes morir’”, agregó la joven.
Luego de unos meses decidieron que Becca reciba cuidados paliativos en su casa y a pesar de que empezó el encierro por la pandemia del covid-19, varios amigos y familiares acudieron a despedirse.
Una semana después, una enfermera llamó a comunicarle que tenía cáncer de pulmón ALK. Esto sucede cuando el gen ALK se rompe y se adhiere a otro, entonces el reordenamiento provoca que las células crezcan de manera anormal y conduce a tumores, según reza un reporte de El Comercio Perú.
Aunque no hay cura, existen medicamentos que detienen el crecimiento del cáncer. Becca por ejemplo toma el Alectinib, que la mantiene estable y prolonga su vida.
Al momento Becca ha retomado sus actividades, aunque va constantemente al hospital porque persisten afectaciones en el pulmón izquierdo y la columna vertebral.
“Simplemente me siento como en este nuevo camino, en lugar de ayudar a las personas en el fitness, espero usar mi diagnóstico para ayudar a las personas. Miro todo de manera diferente ahora. No me preocupo ni me estreso por las cosas que solía hacer “, dijo la joven a New York Post.