Joven asesina a sus padres para que no descubran que nunca asistió a la universidad
Menhaz Zaman es un joven de 24 que, para evitar que su familia descubriera que no fue aceptado en a la universidad, los asesinó justo antes de que sepan la verdad. El joven actualmente está condenado a una cadena perpetua sin opción de libertad condicional por el atroz hecho, en el que las vidas de sus padres, hermana y abuela, fueron arrebatadas.
La familia había migrado desde Bangladesh hacia Canadá, buscando nuevas oportunidades. En la ciudad de Markham, el padre de Menhaz, Moniruz, empezó un negocio de taxis mientras que su madre, Momotaz, se inició en el alquiler de propiedades. La pareja frecuentemente reconocía su orgullo al formar una familia que, pese a no vivir en su país de origen, siguiera respetando sus raíces y los pilares más importantes, que eran el estudio, la ética de la verdad y el trabajo.
Zaman aparentemente habría empezado a estudiar ingeniería mecánica en la Universidad de York, salía hacia el centro educativo todas las mañanas, hacía tarea y todo parecía normal. De hecho, sus padres lo veían como alguien bueno y cariñoso con la familia, además de muy aplicado en sus estudios.
Durante más de tres años el joven pudo mantener la mentira, hasta que inevitablemente llegaron las vísperas de la graduación. Zaman realmente no había realizado ningún estudio en la Universidad de York, sino que se anotó en una universidad local, a la que a duras penas había asistido, por lo que al cabo de poco tiempo reprobó las clases. Finalmente, tras algunos trimestres llenos de fracaso, decidió abandonar la educación. Halló un lugar tranquilo para jugar videojuegos, que era a lo único que se dedicaba.
Luego empezó a dar paseos por el centro comercial local y después comenzó a ejercitarse en un gimnasio. Sus padres fueron ajenos a todo esto y para ellos, en la vida académica de su hijo todo era éxitos. Nadie de su familia siquiera llegó a sospechar del joven, pues había tramado una gran red de complejas mentiras.
Eventualmente llegó el día en el que Menhaz tendría que graduarse, pero evidentemente no podría hacerlo y su familia descubriría su realidad. Todos los valores que, según Monriuz y Momotaz, su hijo ostentaba, eran una mentira y el joven había llegado a quebrantar los pilares de la familia. No podía permitir que sus padres descubran la mentira, por lo que ideó un macabro plan.
Un día antes de la ceremonia asesinó a su madre, y luego a su abuela, Firoza Begum, golpeando a ambas con una palanca y después cortándoles la garganta con un cuchillo. Tras cometer los primeros asesinatos se sentó a jugar videojuegos tranquilamente e incluso tomó una siesta, esperando a que su tercera víctima llegue a casa.
Cuando su hermana Malesa, de 21 años, efectivamente arribó al hogar, Zaman la mató usando el mismo modus operandi que antes. Finalmente, alrededor de la media noche su padre llegó del trabajo y el hijo pudo dar por concluida su tarea tras quitarle la vida golpeándolo en la cabeza y cortándole la garganta.
Menhaz envió un mensaje a sus amigos de internet diciéndoles que acababa de matar a su familia, pero ellos no le creyeron, por lo que les mostró una foto del cuchillo ensangrentado que usó para cometer los crímenes. Los jóvenes se asustaron tanto que llamaron a la policía y tras rastrear su dirección IP, Menhaz fue arrestado.
Cuando la policía lo encontró, él estaba jugando videojuegos junto a los cadáveres. Inicialmente fue acusado de cuatro cargos de asesinato en primer grado, pero los investigadores descubrieron que realmente el joven había estado "planeando esto durante tres años", de acuerdo con el diario Daily Mirror.
En septiembre de 2020, Zaman se declaró culpable de tres cargos de asesinato en primer grado, relacionados con su abuela, padre y hermana, y uno de asesinato en segundo grado relacionado con su madre.
Antes de cumplir su condena, dijo públicamente: “Me gustaría simplemente disculparme con cualquier persona a la que haya afectado negativamente con mis acciones, en especial a las personas que conocían a mi familia, amigos y seres queridos".
El juez del caso catalogó la situación como "profundamente perturbadora" y dijo que merecía un castigo severo. "Palabras como brutal, cruel, frío e insensible no comienzan a transmitir la enormidad de su violencia”.