Heróico padre le donó un riñón a su pequeño hijo enfermo para salvarle la vida
El amor de muchos padres y madres hacia sus hijos es infinito, capaz de hacer casi cualquier cosa por los pequeños. Como muchas otras familias que hacen sacrificios por los que aman, John y su hijo Oliver son el ejemplo de ello.
DAÑO EN LOS RIÑONES
En 2013, John Keitley y su esposa, Kath Taylor recibieron la terrible noticia de que su hijo por nacer tendría problemas en los riñones. De acuerdo con la mujer, en un escaneo realizado a las 21 semanas de embarazo, los médicos descubrieron que el pequeño Oliver tenía un brillo alrededor de sus riñones, lo que parecía líquido.
En el Hospital de Mujeres de Birmingham les dijeron que los riñones del bebé estaban dañados y que, de nacer, el bebé no podría crecer correctamente, o podría morir a los pocos días. En estas condiciones, se le ofreció a Kath practicarle un aborto, pero ella decidió que quería continuar con el embarazo.
“Estaba llorando, escuchas sobre este tipo de cosas que les pasan a otras personas en Facebook, pero nunca esperas que te pase a ti, es tan aterrador. Tan pronto como salí le dije a mi mamá, 'me van a decir que aborte’, pero supe que era algo que no podía hacer”, explicó, de acuerdo con el portal Stratford Herald.
Kath tenía que hacerse controles regulares porque había enzimas en su sangre por lo que le sucedía a Oliver en los riñones, y además perdía líquido amniótico. Pese a las circunstancias el 21 de abril de 2017 nació el pequeño a través de un procedimiento especial. Enseguida empezaron las complicaciones.
“Nació en solo seis minutos, se veía como un pequeño bulldog, lloró, desbrozó y hizo caca, pero luego se quedó en silencio, se sintió como una eternidad. Lo llevaron de inmediato a la UCIP porque no respiraba”, dijo Kath.
A los padres le dijeron que los pulmones de Oliver colapsaron y durante varios días sucedió lo mismo en algunas ocasiones, por lo que debían conectarlo a unas máquinas. Kath y John tenían el corazón roto, pero no podían hacer más. Dos semanas les explicaron que Oliver tenía un bloqueo en los riñones y que esto le impediría orinar. Realizaron algunos procedimientos hasta que finalmente el pequeño estuvo lo suficientemente fuerte como para abrir los ojos.
“Le operaron el bloqueo, pero el daño ya estaba hecho. Tuvieron que ponerle un tubo en el corazón para poder hacerle la diálisis, y nos permitieron volver a casa en mayo, pero hay que tener mucho cuidado con la línea, se puede bloquear y se puede salir, es tan aterrador saberlo”, dijo la madre.
A partir de ese momento su vida se convirtió en constantes visitas al hospital para realizarle diálisis a su pequeño, que no podía jugar o crecer como los demás niños. La única solución era realizarle un trasplante y afortunadamente poco tiempo después los padres se enteraron de que eran compatibles con Oliver.
EL TRASPLANTE
Los médicos hicieron muchas pruebas mezclando ambos tipos de sangre y decidieron que el riñón de John sería el más adecuado para Oliver.
“Obviamente es difícil pensar que su bebé necesitará un trasplante en algún momento, pero simplemente tomamos cada día como llegó, tuvimos que aumentar el peso de Oliver y tuvo que someterse a otra operación de antemano, John tuvo que hacer toda su sangre para prepararlo, pero para el 2019 ya estábamos listos”, contó Kath.
El trasplante estaba agendado para noviembre de 2020, pero por la pandemia de covid-19 tuvo que ser retrasado. Finalmente, en febrero de este año les dijeron que el procedimiento podría llevarse a cabo en abril.
“John se enteró de que estaban listos, salió al jardín y nos dijo, fue muy emocionante escucharlo, pero también fue una espera angustiosa, intentas no aumentar tus esperanzas, esperas que se ponga de nuevo. En este punto, Oliver estaba en su quinta y última línea hacia su corazón, no pueden seguir colocando tubos allí porque crea problemas en las venas, era su última oportunidad”, explicó.
La operación se realizó el 29 de abril en el Hospital Queen Elizabeth, mientras que la de Oliver, a sus 4 años, fue intervenido el mismo día en el Hospital de Niños, cuatro horas más tarde. Curiosamente, el 29 de abril fue la fecha en que se debería haber nacido.
La familia actualmente está en casa y padre e hijo de recuperan rápidamente. Kath indicó que su hijo tiene una enfermedad renal crónica que no va a desaparecer por el trasplante, pero que definitivamente esto transformará su vida.
“John es el héroe de Oliver y él también es mi héroe, es arriesgado lo que hizo, con el mayor riesgo de ser la muerte, pero ha salvado a nuestro chico, le ha dado la vida y no podría estar más orgulloso de él por eso. Estoy orgullosa de ambos”, dijo la madre.