Elizabeth Holmes: La vida de la emprendedora multimillonaria que fue hallada culpable de fraude
UNA NIÑA SOÑADORA Y TRANQUILA
"Amable y tranquila", de esa forma la describían los vecinos que vieron crecer a Elizabeth en su natal Washington D.C. Sus padres, Christian y Noel Holmes, eran burócratas que pasaban la mayor parte del día en "Capitol Hill". Sus altos ingresos le permitían a la familia vivir una vida acomodada en la ciudad.
Tras mudarse a Houston, Texas, a los 9 años, Elizabeth le confesó a su padre, por medio de una carta, que quería descubrir algo nuevo que la humanidad nunca antes halla visto, posiblemente inspirada por estar consciente de ser la tataranieta de Christopher Holmes, cirujano, inventor, portador de una medalla al valor en la segunda gran guerra, y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati.
El nuevo trabajo de su padre en una compañía que fabricaba distribuidores de aire limpio en China le causó curiosidad, y debido a esto decidió emprender un viaje al país oriental, pasando gran parte de su adolescencia allí y aprendiendo mandarín.
SU FUGAZ VIDA UNIVERSITARIA
Un profundo miedo a las agujas no le permitió dedicarse a la medicina, y como alternativa, empezó a estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Stanford, en 2002, donde destacaba por su excelencia académica.
También resaltó en el campus por sus peculiares ideas de inventos, como un parche que podía escanear en busca de infecciones a quién lo portará y liberar los antibióticos que necesitará .
Esta idea, que sonaba tan futurista entre sus compañeros, era una pista que dejaba entrever lo que Elizabeth quería lograr. Ella quería crear algo que sirva como puerta de entrada a una nueva generación de tecnología enfocada en el aspecto médico.
Phyllis Gardner, profesora de la Universidad de Stanford y experta en tecnología farmacéutica, recuerda que Elizabeth solo se rió y se retiró cuando ella le dijo que su invento del parche no podía funcionar. La recuerda como una estudiante muy orgullosa y confiada de su propia inteligencia, que desestimaba el conocimiento de expertos.
Meses después, cuando Elizabeth cumplió 19 años, concibió una nueva idea que la impulsó a abandonar la Universidad de Stanford y fundar Theranos, la empresa de tecnología enfocada en salud con la que impulsaría la nueva manera de analizar muestras de sangre que había desarrollado.
MINA DE ORO PARA LOS INCRÉDULOS
Este nuevo método se basaba en una maquina que, según Elizabeth, sabía como desarrollar para que mediante unas gotas de sangre provenientes del pinchazo de un dedo, pueda realizar un análisis médico del paciente y detectar 240 enfermedades diferentes. El supuesto método reduciría los costos de los exámenes de sangre y evitaba que los pacientes sean pinchados para extraer su sangre.
El dinero que sus padres habían destinado a sus estudios fue usado para que Elizabeth se mudará a Palo Alto en 2003, y con el apoyo de Channing Robertson, un profesor de su antigua universidad que estaba muy interesado en su idea, logró conseguir una patente, fundar Theranos y construir la maquina Edison.
La idea, que probablemente tuvo a la fobia de Elizabeth a las agujas como piedra angular, convenció a mucha gente acaudalada, que veían en Theranos una gran oportunidad de generar ingresos invirtiendo en la tecnología del futuro. El Secretario de Tesoro de EE.UU, George Shultz, y la familia más rica de América en ese entonces, los Waltons, estaban entre quienes apoyaban financieramente la idea.
Las conexiones que los padres de Elizabeth tenían con gente poderosa sirvió para crear más expectativa en Theranos, como un efecto Dominó que desencadenó un gigante apoyo económico cegado por desconocimiento científico.
John Ionnidis, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, criticó en el futuro que el gran impacto mediático de Theranos había evitado que se sometiera a los métodos de revisión típicos.
ALGO EXTRAÑO SE VEÍA VENIR...
El Dr. Jeffrey Flier, antiguo Decano de Medicina de la Universidad de Harvard, rememora un encuentro que tuvo con Elizabeth mientras almorzaba. "Ella mostraba confianza en su idea, pero cuando le hice varias preguntas acerca de su tecnología parecía que no entendía nada. Me pareció raro pero no pensé que se trataba de un fraude", recuerda.
Mientras tanto, Theranos iba viento a popa. La empresa, que había comenzado en el sótano de una hermandad universitario, había recibido ya más de 400 millones de dólares de una de sus inversoras, la financiera de riesgo Draper Fisher Juventson. Ahora Theranos contaba con una planta central y más de 500 científicos trabajando en las esperadas maquinas Edison, que se supone revolucionarían el muestreo de sangre en el mundo.
No obstante, la confidencialidad con la que se manejaban los detalles detrás de la tecnología de las maquinas Edison, protegidos con la justificación de ser un secreto comercial, generaban dudas en los inversores, que no llegaban a ser tan grandes como para ser disuadidos.
¿LA NUEVA STEVE JOBS?
Su vestuario despreocupado, acaudalada cuenta de banco y éxito en Silicon Valley le dieron el apodo de "La nueva Steve Jobs". Elizabeth, tras un año de la fundación de Theranos, en 2004, había conseguido la aprobación para que sus maquinas pudieran hacer muestreos en todo el país. Sus test, que eran más baratos que los normales e indoloros, atraían a miles de ciudadanos.
Su fortuna aumentó aún más. A los 31 años se convirtió en multimillonaria y protagonizó las portadas de revistas como Time y Forbes.
Nuevos inversores entraron en juego, como Amazon que desembolsó 100 millones de dólares en Theranos. La compañía estaba valorada en casi 9.000 millones de dólares.
La historia de Elizabeth se posicionaba como una historia de superación para todas las niñas pequeñas que la escuchaban. Theranos ya no tenía solo 500, sino a miles de expertos contratados para llevar a cabo los análisis de las maquinas Edison.
LA LLUVIA DE PREGUNTAS DE PERIODISTAS Y ESPECIALISTAS
¿Porqué una gota de sangre tenía el mismo efecto y valor de diagnóstico que una jeringa de cinco o diez mililitros con mucha mayor cantidad?... Esta fue la pregunta que impulsó a John Carreyrou a investigar a fondo el caso de Theranos en el 2015.
Carreyrou publicó una serie de artículos en el Wall Street Journal exponían el hecho de que Theranos carecía de la aprobación de la FDA (Food and Drugs Administration) y su método estaba protegido mediante secreto comercial.
Los artículos de investigación y acusaciones de la comunidad científica generaron que la FDA investigue a fondo a Theranos, descubriendo que no cumplían con los estándares de higiene y que los análisis de las maquinas Edison, los que procesaban las gotas de sangre, eran fallidos en su gran mayoría.
Los científicos que conocían los mecanismos de las pruebas de sangre, la cantidad de reactivos, la precisión de la centrifugación y la complejidad de las proteínas que fluyen en la sangre chasqueaban los dedos sabiendo que la idea de Elizabeth, que siempre estuvo protegida para evitar "competencia", era imposible de realizar.
Tras los resultados de la investigación, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos presentó cargos en contra de Holmes y un expresidente de la compañía y expareja sentimental de Holmes, Ramseh Balwani, por engañar a sus pacientes, doctores e inversores.
LA CAÍDA DE THERANOS Y ELIZABETH
La prensa no perdonó a Elizabeth Holmes, que pasó de ser la más grande emprendedora de Silicon Valley a la más grande estafadora en cuestión de días tras las acusaciones del 2015.
La actitud de Elizabeth en entrevistas cambió a medida que se encontraban más pruebas en contra de las maquinas Edison. En un principio dijo que eran falacias para eclipsar su éxito, pero después aceptó su responsabilidad y dijo que iba a reformar todo su laboratorio, pero ya era muy tarde.
Los fondos de Theranos se desplomaron y la compañía se disolvió en 2018. Holmes se enfrentó a un juicio en donde iban a decidir su culpabilidad frente a la estafa. Fue retirada de las listas que encabezó en revistas como Forbes y Time en aquella época donde se convirtió en un personaje icónico de Sylicon Valley.
El 2019, Elizabeth se casó en una ceremonia secreta con William Evans, un heredero de la cadena de hoteles "Evans Hotel Group" en medio del escándalo. Su sorpresivo embarazó aplazó el juicio.
A pesar de que los abogados de Holmes argumentaron que no hubo una intención de engaño sino que su cliente subestimó las complicaciones que el desarrollo efectivo de su método traería consigo, el veredicto fue en contra de la emprendedora.
Elizabeth Holmes fue hallada culpable de tres cargos de fraude electrónico y uno de conspiración para defraudar a los 37 años, meses después de tener su primer hijo, en un juicio que se llevó a cabo el pasado lunes, 3 de enero. Se estima que su condena podría ser de decenas de años en la cárcel.