El oscuro caso de Gypsy Rose: descubrió que su madre mentía sobre su salud y la asesinó
La mayoría de padres aman incondicionalmente, hasta el punto de que existe un dicho “yo daría la vida por mi hija/hijo”. Si bien ese amor es sano y ayuda a los niños a crecer, en algunos casos se torna obsesivo y peligroso, y lleva a padres e hijos a hacer locuras... como mentir toda la vida sobre una enfermedad. Este fue el caso de Gypsy Rose, quien asesinó a su madre tras descubrir la verdad.
Gypsy nació en 1991, en Springfield, Misuri, EE.UU., de un matrimonio que fracasó antes de su llegada al mundo. Su madre, Clauddine “Dee Dee” Blanchard, venía de una familia muy pobre que estaba acostumbrada a robar. Su padre, era apenas un joven de 17 años que se arrepintió de haberse casado a temprana edad y desapareció de escena. Además, alegó haber encontrado conductas raras en su esposa, como que recurría a brujería.
Tras el nacimiento de Gypsy, Dee Dee se mudó de vuelta a la casa de su padre, quien había enviudado de la madre de Dee Dee años atrás, y ya tenía una nueva esposa. Dee De se ofreció a colaborar en la casa y cocinar, pero pronto la esposa de su padre enfermó gravemente. La mujer sospechó que Dee Dee tuvo que ver con ello y la echaron de la casa.
OBSESIÓN POR LA SALUD
Poco después Dee Dee desarrolló una obsesión por la salud de su hija. La llevó al hospital y alegó que no respiraba cuando dormía. Los médicos le diagnosticaron apneas del sueño y la enviaron a casa con un respirador. Cuando Gypsy tenía siete, Dee Dee le dijo a su familia que la niña tenía una malformación cromosómica que le impedía caminar y le donaron una silla de ruedas. La mujer obligó a su hija a sentarse ahí, a pesar de que ella sabía que sí podía caminar.
A los 10 años, especialistas del Hospital Universitario de Tulan estudiaron a Gypsy por su presunta distrofia muscular, pero no hallaron nada mal. Pese a ello Dee Dee seguía diciendo que Gypsy estaba enferma y falsificó fichas médicas con la excusa de que las originales se perdieron en un huracán. Eventualmente la ficha se llenó con enfermedades como asma, epilepsia, problemas auditivos y musculares, discapacidad visual, parálisis del tronco inferior y daños en su sistema digestivo.
Dee Dee empezó a alimentar a Gypsy con una sonda nasogástrica pues había bajado mucho de peso y para finalizar, ella misma le diagnosticó leucemia. Gypsy tomaba decenas de medicamentos, cada uno para un tratamiento distinto, lo que implicó que la joven perdiera sus dientes y que sufra de náuseas constantes. Tampoco vivió una vida normal: fue educada en casa y no tenía amigos. Gypsy no entendía sus dos realidades: lo que ella sentía y lo que su madre decía que tenía (o debería tener).
LA RED DE MENTIRAS EXPLOTA
Su madre pronto la rapó y pidió ayuda a organizaciones benéficas que apoyaban a la gente con leucemia. Gypsy no sentía ninguna de las dolencias relacionadas, pero su madre la presionó a fingir. Ella creía que era normal.
Por fuera, Gypsy era prácticamente una celebridad, Make-A-Wish y la Casa Ronald McDonald cubrían sus gastos, viajaba a muchos lugares y daba un montón de entrevistas. Incluso obtuvo una nueva casa después de que el huracán Katrina destruyera su vivienda en 2005. Pero las mentiras no son para siempre y un día la vida de Gypsy cambió.
A los 19, la joven llegó a molestarse mucho porque no entendía lo que sentía (o no sentía) y era más que evidente que su cuerpo no mostraba el montón de enfermedades que su madre alegaba que tenía. Gypsy y su madre empezaron a pelear y el deseo de independencia de la joven terminó en golpes por parte de Dee Dee y que ella la encerrara sin comida por varios días.
Un día, sin que su madre lo sepa, Gypsy escapó a una convención de ciencia ficción y conoció a un hombre. Ambos se fueron juntos a un hotel, pero Dee De ese dio cuenta de que su hija había desaparecido y fue a buscarla con un documento falso donde decía que ella era menor de edad, pese a que ya tenía 20.
Cuando llegaron a casa, Dee Dee destruyó su computadora con un martillo y le dijo “Si te encuentro haciendo esto otra vez, te voy a romper los dedos con un martillo”. Gypsy intentó fugarse también, pero su madre la encadenó por dos semanas.
REBELIÓN
Gypsy volvió a tener acceso a su computadora después de un tiempo y aprendió a usarla sin que su madre se diera cuenta. A través de la red conoció a Nicholas “Nick” Godejohn, un chico dos años mayor a ella que trabajaba en una pizzería cercana. Gypsy se enamoró de él y de la idea de que la liberaría de su madre.
Por su parte, Nick tenía un coeficiente intelectual bajo y fue diagnosticado con trastorno de personalidad múltiple. El joven estaba muy interesado en el sexo sadomasoquista y llevó a Gypsy por ese camino, aunque todo fue en línea hasta 2015. Gypsy y Dee Dee acudieron a ver Cenicienta al cine local y en un momento, ella se escapó al baño. Ahí se encontró con Nick y tuvieron relaciones sexuales.
Gypsy presentó a Nick a su madre, pero a ella no le cayó bien y le prohibió verlo. Esto derivó a que los chicos volvieran a sus encuentros virtuales. Ahí fue cuando se pusieron de acuerdo para asesinar a Dee Dee.
ASESINATO
El 10 de junio de 2015, Gypsy dejó la puerta principal de su casa sin seguro. Nick entró y la joven le dio un rollo de cinta adhesiva, guantes de látex y un cuchillo para pescado. El chico entró a la habitación donde Dee Dee dormía y la acuchilló 17 veces. Antes de que ella pudiera morir, Nick le reveló que él era “su peor pesadilla”. Después del asesinato, Gypsy y Nick tuvieron relaciones sexuales en su cuarto, tomaron 4.000 dólares que Dee Dee había ahorrado y se marcharon a un motel.
Al día siguiente viajaron a Wisconsin, donde vivían los padres de Nick, a quienes Gypsy les aseguró que su madre la había echado de casa. A los pocos días, Gypsy puso en Facebook: “la perra está muerta”. También posteó que había "matado a la mujer y violado a su hija", haciéndose pasar por alguien que irrumpió en su casa.
El 14 de junio los vecinos de Dee Dee llamaron a las autoridades y encontraron el cuerpo de la mujer. En menos de 24 horas dieron con Gypsy y descubrieron que realmente no era una niña enferma, sino una mujer sana. Cuando la interrogaron, ella confesó que hizo los posteos de Facebook para que encuentren a su madre y la entierren.
Los expertos creen que Dee Dee podía tener el Síndrome de Münchhausen, un trastorno mental donde una persona exagera o finge enfermedades suyas o de otra persona, para obtener beneficios de ello. En los registros que Dee Dee había escondido, existían varias cartas y documentos médicos que negaban las enfermedades de su hija e incluso uno que a ella le detectaba el Síndrome de Münchhausen.
Nick fue condenado a cadena perpetua por asesinato en primer grado. Mientras tanto Gypsy se declaró culpable de asesinato en segundo grado y fue condenada a diez años de cárcel. El abogado de la joven declaró que desde que ella entró a la cárcel, su salud mejoró porque ya no tomaba los medicamentos que le compraba su madre.
“Sabía que no necesitaba el tubo de alimentación. Sabía que podía comer. Sabía que podía caminar. Pero le creí a mi madre cuando me dijo que tenía leucemia”, dijo Gypsy.
Por su parte, Nick señaló que “desearía haber sabido que era más manipulación que amor. Si hubiera sabido eso, probablemente no habría estado en esta situación en la que estoy (...) Debido a mi discapacidad, es bastante fácil para mí ser engañado”.
La organización Change.org ha pedido la reducción drástica de la condena del joven debido a su discapacidad mental, pero las autoridades no se han pronunciado sobre ello aún. Asimismo, se sabe que Gypsy podrá pedir libertad condicional desde diciembre de 2023.