El día en que el rey Juan Carlos de España mató a su hermano
La historia de los Borbones, una antigua familia europea que ha ocupado los tronos de varios reinos y países de Europa desde el siglo XVIII, es trágica. En 1975, el descendiente de esta dinastía, Juan Carlos Borbón, fue coronado rey de España, y ejerició su título por 39 años, hasta su abdicación en 2014. Su reinado estuvo marcado por varios escándalos, especulaciones y secretos, sobre todo los que giran alrededor de la muerte de Alfonso de Borbón, el hermano menor del rey.
El suceso ocurrió en 1956, duran la época de Semana Santa. La familia disfrutaba de un descanso en Villa Giralda, municipio portugués de Estoril. Los Borbones se habrían exiliado a esa zona debido al triunfo de los republicados en España y la posterior victoria del general Franco en la Guerra Civil.
Tras escuchar un disparo, el entonces monarca, Juan de Borbón y Battenberg corrió hacia la habitación donde jugaban sus dos hijos: Alfonsito, de 14 años, y Juan Carlos, de 18. En medio de un charco de sangre se hallaba el menor, por lo que para evitar que se extendiera más, el padre arrancó una bandera española de un mástil y envolvió el cuerpo sin vida de Alfonsito.
“¡Júrame que no lo hiciste a propósito!” le habría gritado al heredero de la Corona, quien junto a su hermano había estado manejando un arma.
No hubo investigación oficial sobre lo sucedido y Juan Carlos no habló nunca de ello. El silencio generó especulaciones, que si el arma había sido un regalo del dictador Franco; que si el episodio había significado la ruptura definitiva entre don Juan y su hijo Juan Carlos o si se trataba simplemente de una tragedia más de las que seguían a los Borbones.
El pueblo sostenía la teoría de que el linaje Borbón estaba maldito, debido a la gran cantidad de tragedias de los golpeaban, y que iban desde niños muertos en el parto, infantas fallecidas muy jóvenes, accidentes de tránsito fatales, enfermedades congénitas, discapacidades y hasta reinas desdichadas.
La única comunicación que se emitió fue la siguiente: “Estando el infante don Alfonso de Borbón limpiando una pistola de salón con su hermano, la pistola se disparó, alcanzándolo en la región frontal, falleciendo a los pocos minutos. El accidente sucedió a las 20:30 horas, al regresar de los oficios de Jueves Santo, donde había recibido la sagrada comunión”. La explicación fue breve y exentaba a Juan Carlos de responsabilidad alguna sobre los hechos sucedidos.
Más tarde, el testimonio de Jaime de Borbón, tío de Juan Carlos y Alfonso, afirmó que habría sido el heredo quien apretó el gatillo. La carta enviada a su secretario decía lo siguiente: "Mi querido Ramón: Varios amigos me han confirmado últimamente que fue mi sobrino Juan Carlos quien mató accidentalmente a su hermano Alfonso".
También un amigo de su padre, Bernardo Arnoso, habría contado que el futuro rey le confesó que él había apuntado a Alfonsito, pensando que el arma no estaba cargada y apretó el gatillo para impresionarlo.
Así como la monarquía se blindó de cualquier explicación o referencia al tema dentro de España, también lo hizo en Portugal, bajo el régimen de António de Oliveira Salazar.
Fue en 2015 que el ahora emérito rey Juan Carlos habló públicamente y por primera vez de lo sucedido, sin demasiados detalles. La declaración se hizo en el documental Yo, Juan Carlos I, Rey de España, del director de cine Miguel Courtois.
"Ahora lo echo mucho de menos. No tenerlo a mi lado. No poder hablar con él. Estábamos muy unidos, yo lo quería mucho, y él me quería mucho a mí. Él era muy simpático", dije Juan Carlos ante las cámaras.
Alfonsito era descrito como un niño travieso y despierto, que “le alegraba la vida a quienes le conocían”, de acuerdo con el desaparecido periodista Juan Balansó, quien escribió varias obras sobre la monarquía española.
La muerte del infante Alfonso fue un hecho traumático para su familia, en especial para su madre, doña María, que dijo que el día de su muerte se le "paró la vida". Por su parte, el padre no volvió a hablar en público sobre su hijo fallecido y en privado se refería a él como "mi querido hijo Alfonsito".
Algunas personas sugieren que el suceso profundizó el perfil introspectivo y solitario de Juan Carlos, pues después de la muerte de Alfonsito, el futuro monarca fue enviado a España, donde creció y terminó su formación, lejos de su familia.
Alfonsito fue enterrado en Estoril, Portugal. El funeral contó con la presencia de la familia y algunos miembros de la monarquía. En 1992, sus restos fueron trasladados al panteón familiar ubicado en la ciudad de Madrid, España.
Lo que muchos historiadores consideran curioso es que Juan Carlos desarrolló una obsesión por las armas de fuego, a tal punto de protagonizar escándalos por su afición a la caza debido a lo extravagante de su práctica.