¿Cómo fue una de las estafas más grandes de latinoamérica?

Redacción Vistazo
Casi la mitad (47%) de los peruanos decía que prefería depositar su dinero en CLAE que en un banco.

En 1994, Carlos Manrique se convirtió en el hombre más buscado de Perú. Había realizado “la mayor estafa financiera” en la historia del país y huyó cuando las autoridades lo sacaron del anonimato. Más tarde, fue detenido saliendo de un acomodado barrio en Miami, Estados Unidos.

De 1995 a 2001 cumplió su condena en prisión, pero volvió a ser acusado de estafa y estuvo en la cárcel otra vez entre 2008 y 2011.

INICIOS

Entre los años 80 y 90, 250 mil peruanos le entregaron sus ahorros a Manrique, quien gestionaba inversiones a través de su empresa Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial, CLAE. La empresa había nacido como una academia que ofrecía cursos de matemáticas y música, luego evolucionó a una ayuda de Tesis y eventualmente se convirtió en una compañía financiera.

“Comenzamos con un escritorio prestado, no teníamos plata ni para comprar uno. Asesorábamos tesis universitarias de casi todas las especialidades. A veces surgían proyectos muy buenos, pero no tenían financiación para efectivizarlos. Ahí es que nosotros empezamos a recibir inversiones. Esto luego ya aumentó", indicó Manrique en una entrevista con la BBC.

A inicios de los 80, empezó a captar ahorros que presuntamente sería invertidos en una red de empresas asociadas a CLAE, cuyas ganancias permitirían pagar un interés mensual de hasta 13% a quienes hayan invertido. Muchos de los clientes se sintieron atraídos por la oferta, en especial empleados públicos jubilados y exoficiales de las Fuerzas Armadas.

Si bien algunos clientes se beneficiaron de esta red, eventualmente se empezó a rumorar que había tramas oscuras que los clientes no sabían e incluso se especuló que en cualquier momento “algo saldría mal”.

VENTAJAS

Manrique daba la impresión de ser un empresario “vivo”: era relajado, aparecía en programas de entrevistas e incluso una asociación de turismo lo declaró dos veces "empresario del año". Además, en 1991 la revista Sucesos lo denominó “personaje del año”, e incluso le dieron un premio por su "destacada labor como empresario". Además, percibía 15 mil dólares mensuales como presidente de CLAE.

El negocio parecía milagroso porque se daba en medio de una de las peores crisis económicas en Perú. Según el exmiembro de la junta liquidadora de CLAE, Luis Pflucker Moreno, CLAE llegó a mover el 40% de la liquidez del sistema financiero nacional. Hasta inicios de los 90, la empresa manejaba 200 millones de dólares anuales en ahorros.

En competencia con los bancos, CLAE era superior: mientras las instituciones bancarias ofrecían hasta 5% de intereses, CLAE ofrecía 13% y además representaba exclusividad. Entregaba becas de estudio, tenía a su nombre clubes, restaurantes, sorteó automóviles y apartamentos, convocó a un concurso de creatividad empresarial y hasta anunció la creación de una aerolínea.

De acuerdo con la BBC, casi la mitad (47%) de los peruanos decía que prefería depositar su dinero en CLAE que en un banco. A CLAE le llamaban la ‘banca paralela’ porque no tenía un fondo que garantice los ahorros de los clientes ni regulación en la entrada y salida de dinero.

La BBC indicó que Manrique quiso integrar CLAE al sistema financiero normal, pero para ello tendría que demostrar que las inversiones y las cuentas de la empresa estuvieran en orden, cuando evidentemente no sucedía.

CAÍDA

CLAE estuvo conformada por 89 empresas, pero Manrique nunca pudo comprobar el fondo de sus inversiones.

"Nunca pudo concluir el proceso satisfactoriamente porque era una empresa que no tenía información fidedigna. No podía explicar bien qué hacía con el dinero, no tenía una documentación fiable", explicó Carlos Cueva, de la SBS.

Tampoco hubo necesidad, porque los clientes no pedían que formalizara la empresa.

Manrique había montado una pirámide o esquema de Ponzi usando el dinero de gente que no sospechaba: captaba el dinero para supuestamente invertirlo, pero en realidad usaba los depósitos de los nuevos inversores para pagar los valores prometidos a los antiguos. Así, él nunca comprometía su propio patrimonio.

Entre 1993 y 1994 las autoridades intervinieron y cerraron CLAE, de modo que cientos de miles de personas perdieron sus ahorros. Encontraron 36 millones de dólares en las oficinas. Cuando CLAE fue golpeada, la gente pensó que en cuanto reabran el negocio podrían recuperar y sacar el dinero, pero aquello no sucedió.

"Cuando dieron el golpe contra CLAE, mi jefe de seguridad me llamó por teléfono a las cuatro de la mañana y me dijo "están tomando CLAE". Entonces yo salí a la prensa y organizamos un mitin de protesta en la Plaza San Martín", explicó Manrique.

La gente se unió a ellos. 20 mil personas estafadas por CLAE echaban la culpa al gobierno por derribar la institución financiera ilegal. En 1994 finalmente se clausuró la empresa, no sin algo impactante de por medio: se encontraron 170 mil dólares en billetes en estados de composición dentro de las oficinas de la compañía.

Miles de personas perdieron sus ahorros. Uno de los afectados se colgó en una cruz de madera frente a uno de los locales de CLAE para exigir que le devolvieran su dinero. Otros ciudadanos dormían en las puertas de los locales para intentar recuperar sus ahorros.

La junta liquidadora de CLAE dijo en 1995 que solo un 8,4% iba a tener de vuelta sus ahorros, pero para 1998, la cifra se redujo a 5%.

Tras la prisión, Manrique se ha dedicado a dar clases de matemáticas y asesoramiento financiero a empresas. Indicó a la BBC que ahora comparte sus "experiencias positivas con los nuevos empresarios" y dice que tiene muchas cosas que "aprender" y leer, sobre negocios y economía.