Colombia plantea sacar de las calles las estatuas de los conquistadores
El presidente de Colombia, Iván Duque, indicó recientemente que los monumentos instalados en el país desde 1920 serán revisados, después de que varios grupos de manifestantes indígenas de la comunidad Misak, intentaran acabar con las estatuas de los conquistadores españoles en algunas ciudades.
Desde el inicio de las protestas en Colombia, en abril de este año, grupos indígenas derribaron por segunda vez la estatua de Sebastián de Belalcázar en Cali. La agrupación se defendió diciendo que obraban en memoria del cacique Petecuy, una figura de la época precolombina.
“Luchó contra la corona española para que hoy sus nietos y nietas sigamos luchando para cambiar este sistema de gobierno criminal que no respeta los derechos de la madre tierra”, expresaron los representantes indígenas en ese entonces.
La estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Bogotá, también fue rota por los manifestantes. En el pedestal inicialmente se pusieron banderas indígenas y luego una imagen de Dilan Cruz, un manifestante asesinado por la policía en 2019, aunque más tarde alguien retiró la fotografía.
Asimismo, el pasado 10 de junio se intentaron derrocar las estatuas de Cristóbal Colón y la reina Isabel la Católica. No obstante, el escuadrón antidisturbios se enfrentó a los manifestantes y producto de esto 10 personas fueron lastimadas. Los indígenas Misak persistieron en su misión y al siguiente día las estatuas fueron retiradas.
Mientras que los dos ministros de Cultura anteriores calificaron como vandalismo este tipo de actos, la nueva ocupante del cargo, Angélica Mayolo aseguró que se les dará una reinterpretación a las protestas de este tipo.
“El país debe respetar las distintas visiones y que las comunidades que hoy se sientan discriminadas con los símbolos del patrimonio nacional puedan ser escuchadas, pero sin tolerar la violencia y la destrucción”, explicó.
Si bien se sabe que será el Consejo Nacional de Patrimonio el que hará la revisión, no se ha detallado qué estatuas serán estudiadas.
El director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá, Patrick Morales argumentó que pese a las diferencias entre los miembros del comité evaluador, se llegó a la conclusión de que es necesario ampliar el relato de lo patrimonial.
“No existen debates clausurados o que sean solo de expertos. Lo que vimos en la protesta es que hay una interpelación del espacio público”, explicó.
La profesora Amada Carolina Pérez, asociada a la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana, entrevistada por El País, señaló que el paro ha provocado que la gente se cuestione cómo se ha construido la memoria en el espacio público “y muestra cómo puede adquirir un nuevo significado”.
En Bogotá ya se habla de las opciones para el traslado de las estatuas. Morales aseveró que una de ellas es trasladarlas a los museos. Otras son implementar una cátedra de historia que vaya por las regiones por donde pasó.
Una alternativa que propusieron las comunidades indígenas de la capital es hacerles rituales mortuorios. “Hacer mortuoria es ‘limpiar al muerto’, es decir saldar la deuda material y espiritual que dejó, sanar la historia o memoria de todo y a todos los que afectó. Caminamos para saldar la deuda y asegurar la no repetición de esta historia”, explicó Morales.