Reloj del Apocalipsis: ¿qué tan cerca estaría la humanidad de su fin?
Desde su creación en 1947, el Reloj del Apocalipsis, diseñado para advertir sobre el riesgo global que supone la existencia de armas nucleares, ha evolucionado para reflejar una amplia gama de amenazas globales.
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El cambio climático y el avance de la tecnología ahora son tomados en cuenta por el artefacto, que con el paso de las décadas, ha servido como un termómetro simbólico para medir el "punto de no retorno" que será el preludio de la extinción de la humanidad.
El concepto del Reloj del Apocalipsis nació en un contexto de profunda preocupación por el futuro del planeta. A finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando los avances nucleares abrieron la posibilidad de una destrucción global, científicos como Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer, involucrados en la creación de la bomba atómica, decidieron fundar el Boletín de Científicos Atómicos.
Este boletín no solo buscaba alertar al mundo sobre la amenaza nuclear, sino también movilizar a la sociedad para evitar una catástrofe de dimensiones apocalípticas.
La idea del reloj que muestra una cuenta regresiva hacia la medianoche, fue una forma directa y "aterradora" de representar ese peligro inminente. Las manecillas se situaron por primera vez a 7 minutos de la medianoche, en el contexto de la Guerra Fría, una era de intensas tensiones nucleares entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Durante sus primeros años, fue el científico Eugene Rabinowitch quien tenía la responsabilidad de ajustar las manecillas del reloj. Su tarea consistía en evaluar, junto con otros expertos, los peligros a los que se enfrentaba el mundo en términos de armas nucleares y la estabilidad política global.
Después de su muerte en 1973, el Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín asumió el trabajo de fijar la hora del reloj, convocando a científicos de diferentes disciplinas, incluidos varios premios Nobel.
En 2007, por primera vez, el Reloj del Apocalipsis amplió su evaluación para incluir el cambio climático, reconociendo que la amenaza nuclear ya no era la única que ponía en peligro la supervivencia de la humanidad.
El calentamiento global, la destrucción del medio ambiente y los avances tecnológicos disruptivos, como la inteligencia artificial, comenzaron a ser factores que influían en el movimiento de las manecillas.
Dicho enfoque integral llevó a un análisis más profundo de las amenazas interconectadas. Los científicos advirtieron que los peligros no eran solo tecnológicos o militares, sino que también estaban ligados a la forma en que interactuamos con nuestro entorno y la gestión de nuestros recursos planetarios.
En 2023, el Reloj del Apocalipsis alcanzó su punto más cercano a la medianoche, con las manecillas a 90 segundos del fin.
Varias razones justificaron esta decisión: ese fue el año más caluroso jamás registrado, la capacidad destructiva de las armas nucleares se extendió y se aceleró el desarrollo de la inteligencia artificial, que plantea riesgos tanto éticos como existenciales.
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A todo lo referido se suma la tensión en la escala geopolítica por los conflictos armados en curso en Ucrania y Gaza. Este martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el conflicto en el primer país referido tiene ya elementos de guerra "mundial" y declaró que no descarta golpear a las potencias occidentales que suministraron a Kiev misiles de alta tecnología para impactar territorio ruso.