El lado oscuro de Albert Einstein

Gabriela Pinasco
Albert Einstein junto a su primera esposa, la física serbia Mileva Maric.

En plena era del Me Too, las denuncias contra el machismo han encendido la mecha de una revolución feminista que entre sus aciertos, ha llevado a desmitificar personalidades admiradas por décadas. Es el caso del físico famoso por su teoría de que la gravedad deforma el espacio-tiempo, Albert Einstein, una mente brillante cuyo trabajo ha influido en todo el mundo más allá de lo académico, llegando a lo político y social. 
 
Pero detrás de esa prodigiosa mente se escondía también un hombre que reprimió por años a su primera esposa, la física serbia Mileva Maric. Una historia de machismo que es puesta en relieve, desde un punto de vista académico, por la investigadora María Djurdevic.
 
Mileva nació en Titel en 1875 y pertenecía a una familia respetada y acaudalada. Desde pequeña fue notorio su talento con los números que la llevaron en 1896 a ser admitida en la sección de fisicomatemática del Instituto Politécnico de Zúrich. Ahí conoció y se enamoró de Einstein. Como era normal en la época, las mujeres con los privilegios de Mileva eran pocas, y no eran muy bien vistas, quizás por ello en el examen final de la carrera, solo Einstein y otros compañeros varones consiguieron su diploma, ella no. 
 
Pronto la pareja se mudó a vivir juntos y el 13 de diciembre de 1900 publicaron su primer artículo científico en conjunto, aunque este solo fue firmado por Einstein, se cree que por los prejuicios de la época en contra de la actividad académica de las mujeres. 
 
La joven intentó nuevamente graduarse, pero no lo consiguió. Durante esos días, Mileva descubrió que estaba embarazada, pero ante la negativa de Einstein para contraer matrimonio mientras esté desempleado, se fue a dar a luz a Serbia en 1902. La primogénita de ambos era una niña llamada Liserl, que el ‘genio’ no quiso reconocer. Su destino aún hoy es desconocido, lo más probable es que la hayan dado en adopción. 
 
En 1903 el físico consiguió trabajo en la Oficina de Patentes de Bern y finalmente pudo casarse con Mileva. Mientras él trabajaba, ella se dedicaba a las tareas del hogar, y en las noches ayudaba a su esposo con temas de investigación. En 1904 nació el segundo hijo de ambos, Hans-Albert. 
 
Para 1905 Einstein ya había escrito 5 brillantes ensayos, en los cuales colaboró su esposa, pero tampoco la mencionaban. En 1908 la pareja ayudó en la fabricación de un medidor ultra sensible, aunque la patente salió únicamente a nombre de Einstein y de Conrad Habich. Maric respondió entonces que su nombre no estaba porque “los dos somos una sola piedra”. 
 
 
En 1910 nació el segundo hijo de los físicos, y apenas dos años después Einstein empezaba una aventura con su prima, Elsa Lowenthal, durante una visita familiar en Berlín. Fue entonces cuando él redactó una serie de requerimientos a su esposa para seguir manteniendo el matrimonio: 
 
“A) Te asegurarás de que:
 
- Mi ropa y lavandería estén ordenadas.
- Reciba mis tres comidas del día en mi cuarto.
- Mi cuarto y estudio se conserven limpios y especialmente que el escritorio esté reservado para mi uso. 
 
B) Renunciarás a todas las relaciones personales conmigo mientras que no sean completamente necesarias para las relaciones sociales. Específicamente renunciarás a que:
- Me siente en casa contigo.
- Salga o viaje contigo.
 
C) Obedecerás los siguientes puntos en tu relación conmigo:
- No esperarás ningún tipo de intimidad conmigo, ni me reprocharás de ninguna forma. 
- Me dejarás de hablar si te lo pido.
- Saldrás de mi cuarto o estudio sin protestar si te lo pido.
 
D) No me retarás ni reducirás enfrente de mis hijos, ni con palabras ni con actitudes". 
 
Por suerte, Mileva no aceptó los términos y se mudó a Zúrich con sus dos hijos, en 1919 se divorciaron, bajo una condición impuesta por ella: que si algún día recibía el Premio Nobel, el dinero de la recompensa sería para ella por su colaboración en las teorías del físico. 
 
En varias ocasiones se trató de demostrar que Mileva había sido coautora de la famosa Teoría de la Relatividad, una versión que solo quedó registrada en cartas que ella envió a sus padres y amigos. Sin embargo, jamás se lo pudo comprobar, debido a que la propia Mileva guardó en secreto el tema hasta su muerte en 1948. 
 
Cuando Mileva murió, el segundo hijo de ambos que sufría de esquizofrenia quedó completamente desamparado en un hospital psiquiátrico. Einstein no fue a visitarlo en más de 30 años y Eduard murió solo en 1965 sin haber salido nunca del centro médico.
 
Einstein pudo ser víctima del status quo de la época, aunque esto se contradiga con la personalidad del físico a quien no le gustaba seguir las normas y era un rebelde apasionado. Si bien es importante reconocer su valioso trabajo, también lo es tener presente que los seres humanos erramos por naturaleza y por ende no deberíamos ser mitificados.