De todopoderoso a prófugo

María Belén Arroyo
De todopoderoso a prófugo

“Se vienen varios procesos judiciales que le pondrán boleta de captura Interpol a Rafael Correa. Guarden este tweet y apunten la fecha”. Así trinó en su cuenta el político Fernando Balda el 10 de noviembre de 2017.
 
Para entonces, Lenín Moreno llevaba seis meses en la Presidencia y ya estaba roto el guion de la continuidad poscorreísta. Jorge Glas, vicepresidente, había sido detenido por asociación ilícita en el caso Odebrecht. Correa anunciaba pomposamente desde Bélgica que Alianza PAIS expulsaría a Moreno del movimiento, “por retrasar al país 20 años en seis meses”, sin descartar volver a postularse a la Presidencia de la República.
 
 
En cuestión de días, Correa volvería de Bélgica ante la inminente realización de la consulta popular de febrero de 2018. El pronunciamiento del pueblo en las urnas provocó un sacudón en todos los entes de control que hasta entonces respondían al correísmo. Casi un año más tarde, el 7 de noviembre de 2018, Correa fue llamado a juicio por el secuestro del político opositor Fernando Balda.
 
Todo cambió en estos 12 meses. De todopoderoso, el exmandatario pasó a convertirse en prófugo de la justicia. No puede volver al país en los próximos siete años, porque sería detenido de inmediato para cumplir la orden de prisión por el secuestro de Balda. Y si además prospera el juicio por peculado –que no prescribe– podría estar imposibilitado de volver al país por vida.
 
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