5 años después del terremoto: ¿qué pasó con la reactivación de Pedernales?
Cinco años después del terremoto, Pedernales, epicentro de la tragedia, lucha por retomar la vida normal. El comercio y las camaroneras se han reactivado pero el turismo convaleciente recibió el golpe de la pandemia. La vivienda y la salud siguen en espera.
“El motivo de la presente es para solicitarle muy comedidamente, se sirva autorizar a quien corresponda, nos autorice la entrega del título de propiedad de los departamentos ubicados en la ciudadela Ciudad Jardín en Pedernales”, se lee en una de las tantas cartas que los damnificados del terremoto han enviado a varias autoridades. Son 368 familias que, si bien recibieron un techo, no han podido legalizar su tenencia.
“Manejo la tricimoto de mi hermano, pero mi mamá no me deja salir a trabajar porque dice que me puedo contagiar. Hay muchos enfermos aquí”, cuenta Joselo Párraga mientras camina con su novia por un alicaído mercado artesanal de Pedernales. El turismo que empezaba a recuperarse recibió otra estocada con el CO- VID-19 y la salud aún está lejana.
Desde 2016 funciona un hospital móvil junto a la promesa de un moderno hospital para el cantón de más de 60 mil habitantes. La corrupción pudo más que las necesidades de la población y la obra que se ha iniciado varias veces aún no toma forma.
Según el Informe sobre desarrollo humano del Ecuador, publicado en 2019 por la Fundación Ecuador y elaborado por los técnicos Juan José Illingworth y Felipe Campaña, Pedernales tenía en 2016 el índice de desarrollo humano más bajo de entre los 221 cantones del país. A esta conclusión llegó el informe tras analizar parámetros como el ingreso per cápita, el índice de educación, la esperanza de vida, entre otros.
Pedernales es uno de los cuatro cantones costeros del norte de Manabí conocidos académicamente como “continuo urbano” porque su vida gira alrededor de los 150 kilómetros de playa que comparten. Ellos son Sucre (Bahía de Caráquez), San Vicente, Jama y Pedernales. Allí, “la población habita en sectores rurales en su mayoría, pero desarrolla su dinámica en el sector urbano, donde se concentran los servicios y cuya ocupación de espacio está reservada para infraestructura de capital turístico y camaronero”, lo afirma una investigación de estudios urbanos hecha en la Facultad Latinoamericana de Estudios Sociales (Flacso). Los cuatro cantones suman más de 170 mil habitantes.
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El 16 de abril de 2016 ocurrió el mayor evento telúrico del Ecuador en los últimos 70 años. Las destructivas ondas afectaron a casi todos los cantones de Manabí y parte de Esmeraldas.
Oficialmente fallecieron 663 personas, más 12 desaparecidos. Los daños se calcularon en 3.000 millones de dólares. Además, hubo 30 mil edificaciones afectadas en toda el área sísmica donde se incluyen 875 escuelas y 51 establecimientos de salud. El balance final del uso de los dineros destinados a la reconstrucción es una tarea pendiente.
Desde hace cinco años que se produjo el terremoto funciona este hospital provisional. En el cantón de más de 60 mil habitantes, la pandemia ha afectado ya a 583, según la cifra oficial. Foto: José Dimitrakis.
El nuevo hospital es construido por la China CAMC por 18 millones de dólares. Dos intentos anteriores fracasaron. En el penúltimo se entregó un anticipo de 7,9 millones de dólares que se diluyó entre los miembros de una red de corrupción que lideraba un joven asambleísta manabita. Foto: José Dimitrakis.
Turismo frenado
Según datos del Ministerio de Turismo, en la provincia de Manabí, la disminución de camas de alojamiento en hoteles y residenciales después del terremoto fue del 31 por ciento. Pero esta cifra se acercó al 45 por ciento en Pedernales. En la práctica, esta afectación fue mayor por el temor de los turistas a una réplica. Entonces, las camas que quedaron en pie estaban vacías.
Los hoteles que sobrevivieron fueron reforzados por sus propietarios con la esperanza de que poco a poco ecuatorianos y extranjeros se reencuentren con sus playas. Pero los planes de reactivación se fueron al suelo en marzo de 2020 cuando empezó la pandemia y se decretó el confinamiento.
Las playas se reabrieron, a medias, el 5 de agosto. Un dato quizá curioso, es que la mayoría de la actividad turística posterremoto se ha desplazado a Cojimíes. Esta es una parroquia de Pedernales ubicada a 35 kilómetros más al norte y que durante el sismo sufrió daños relativamente leves en comparación con la cabecera cantonal.
En el centro de Pedernales, por ejemplo, diagonal al Municipio, funcionaba el hotel “Quito Q”. De la edificación de cinco plantas, con nostalgia su propietario señala que solo quedó el piso de mármol de la planta baja. Don Carlos Quito Quito (son sus apellidos) es oriundo de Chimborazo y encontró junto a las playas manabitas el lugar para emprender y formar una familia. Lo encontramos preparando pasta de maní, uno de los productos estrella del micromercado que ha instalado.
Si bien ahora se dedica al comercio de víveres, revela que la vena hotelera no lo ha abandonado y asegura que pronto inaugurará un nuevo hotel en Cojimíes.
Lo que sí se ha reactivado en Pedernales es la actividad comercial. Su casco comercial muestra una actividad frenética que llama la atención. Los minisupermercados han proliferado. Con ellos conviven tiendas de ropa, farmacias, bancos y almacenes de electrodomésticos. El transporte urbano principal es la tricimoto, aunque el control del tránsito es casi nulo.
Hay también almacenes de materiales de construcción, pero esta actividad se ha desacelerado. Casas y edificios mayormente afectados fueron derribados y en su lugar quedan aún solares vacíos o, se levantaron nuevas edificaciones de máximo un piso alto. Las que no colapsaron fueron reparadas.
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Sin embargo, aún se visualizan residencias cuarteadas y abandonadas y algunos esqueletos de hormigón que recuerdan la tragedia.
Entre los esqueletos está la Unidad Educativa del Milenio de Pedernales que a un costo de 4,5 millones de dólares había sido inaugurada solo dos años antes del sismo. “Eso ahora está abandonado y es refugio de drogadictos y delincuentes que se meten allí. Es peligroso pasar por allá”, dice Natasha García, quien vive frente al colegio y a tan solo una cuadra de donde se construirá el nuevo hospital.
En el índice estadístico, Pedernales resulta como el tercer cantón con el peor índice de analfabetismo del país.
El nuevo hospital está siendo construido por la China CAMC por 18 millones de dólares. Dos intentos anteriores fracasaron. En el penúltimo se llegó a entregar un anticipo de 7,9 millones de dólares que luego se supo fue repartido entre los integrantes de una red de corrupción que lideraba un joven asambleísta manabita, hoy detenido. Ahora se ve actividad pero aún no se levanta ni la primera columna.
Entre los esqueletos del terremoto está la Unidad Educativa del Milenio que costó 4,5 millones de dólares. En 2016, Pedernales era el tercer cantón con peor índice de analfabetismo. Foto: José Dimitrakis.
La actividad turística posterremoto se ha desplazado a Cojimíes, una parroquia de Pedernales que durante el sismo sufrió daños relativamente leves en comparación con la cabecera cantonal. Foto: GAD parroquial Cojimíes
Damnificados en el limbo
En abril de 2016, Daniel Borja vivía con su mamá y sus hermanos en una vivienda alquilada que colapsó en el terremoto. Quedaron en la calle. Fueron reubicados en carpas. Les prometieron que recibirían una casa propia.
Un año después veían ya con ilusión que su nueva vivienda estaba a punto de ser concluida. Es una ciudadela que se denominó Ciudad Jardín, ubicada en el extremo norte de la cabecera cantonal.
“Un día nos dijeron que debíamos desalojar las carpas porque el contrato de arriendo de ese terreno finalizaba. Nos trajeron cada cual a su casa nueva. Llegamos y no estaban terminadas, las paredes estaban solo empastadas, tuvimos que gastar mucho en adecuaciones. Cada casa tiene cuatro departamentos, uno por familia. Hay sala, comedor, cocina, baño y dos cuartos. Aquí, vivimos seis personas”. Dentro de ese pequeño espacio, en la salacomedor, funciona un ciber y un Banco del Barrio.
Son 368 familias que solo cuentan con un acta de recepción provisional de sus viviendas. Cuando estaban en el albergue les djeron que, además, ellos tendrían acceso a créditos de BanEcuador para algún emprendimiento. Pero Ronal Contreras, representante de los vecinos de Ciudad Jardín, en carta enviada al Presidente de la República recuerda que: “Hemos solicitado el crédito, pero se nos exige el título de propiedad de los departamentos”.
¿Por qué no tienen título de propiedad? Lo explicó un representante del Miduvi ante las quejas de los vecinos. Según él, falta que la constructora haga la entrega definitiva de la obra, eso después de que se subsanen “ciertos daños constructivos ocasionados por los mismos beneficiarios de este plan habitacional. Una vez corregidos estos trabajos, se hará la entrega oficial del proyecto al GAD municipal para la operación y mantenimiento del conjunto habitacional y continuar el proceso de titularización del bien inmueble”.
Es decir que la constructora no puede entregar porque fueron habitadas antes de estar terminadas, por ende, el Miduvi no las puede traspasar al Municipio y este último no puede legalizar la propiedad. Una pelotita que lleva cuatro años de mano en mano.
En Ciudad Jardín ubicada al norte de Pedernales, las familias damnificadas aún no tienen título de propiedad por diferencias entre la constructora y el Miduvi. Este a su vez no las traspasa al Municipio de Pedernales y este último no legaliza la propiedad. Cuatro años sin solución. Foto: José Dimitrakis.
El mar les da vida
Pedernales es el cantón manabita con mayor cantidad de kilómetros de playa. En uno de sus parajes, en Punta Palmar, en 1736, se inició la medición del diámetro de la Tierra. Allí, la Misión Geodésica Francesa dejó, en una roca, señalado el punto por donde pasaba el Ecuador terrestre. Por eso hoy a Pedernales lo llaman, “Génesis del nombre del Ecuador”.
Si bien en la zona hay una actividad agrícola y ganadera importante, la vida siempre ha girado alrededor del mar. Desde los años 70 empezó la siembra de camarón. Hoy se cuentan más de 200 productores ubicados entre Pedernales y el sur de Esmeraldas. Según datos preliminares, representa el 90 por ciento del producto interno bruto del cantón.
Se calcula que son 18 mil hectáreas que representan más del 10 por ciento de la producción nacional de camarón de exportación y que directa o indirectamente beneficia a más de la mitad de habitantes.
Ricardo cuyo apellido prefiere no revelarlo, tiene 26 años, cuenta que vivía en Guayaquil y que allá se quedó sin trabajo. “Yo hasta robaba camiones para ganar algo de plata por lo que mejor me vine acá. Aquí estuve en una camaronera donde me iba bien pero me salí. El lunes empiezo a trabajar en el hospital nuevo”, hasta tanto vendía limones en el puerto pesquero artesanal de La Chorrera.
En Pedernales hay 18 mil hectáreas de camaroneras que representan entre el 10 y el 14 por ciento de la producción nacional de camarón de exportación y que directa o indirectamente inci- den en la mayoría de los habitantes. Se calcula en 200 los productores entre pequeños y medianos. Foto: José Dimitrakis.
Si bien el terremoto afectó también a muchas piscinas camaroneras, las exportaciones en 2016 no sufrieron variación con respecto a 2015. Y siguieron creciendo a un promedio del 20 por ciento anual, de la mano del aumento de la demanda que el crustáceo tuvo en Europa y en Asia.
“Nuestra gente aquí mismo se levantó ya que el sector camaronero es el que genera mayor trabajo”, dijo el productor Miguel Zambrano.
Sesenta meses después del terremoto, Pedernales sigue damnificada. El esfuerzo de sus habitantes, los que se quedaron, los que huyeron y regresaron y los que no eran de allí pero pescaron a río revuelto, estaría dando frutos, de manera lenta pero segura. La ayuda gubernamental sigue siendo solo una esperanza.