Si la tristeza es un sentimiento generalmente indeseable, ¿por qué escuchamos música triste con placer? Esa fue la pregunta que se hizo Liila Taruffi, de la Universidad Libre de Berlín (Alemania), para comenzar un estudio que publicó en PLOS One en 2014.
A través de una encuesta online encontró que las respuestas emocionales a la música triste están ligadas con una experiencia multidimensional de placer.
Entre los placeres de escuchar, por ejemplo, a Sinéad O’ Connor cantar “Nothing compares to you” está la empatía experimentada al sentir que se comparte con la cantante la tristeza retratada en la canción.
Pero también las personas que no están deprimidas per se pueden disfrutar de la música triste, ya que, según Taruffi, esta se ofrece “sin implicaciones en la vida real”. Es decir, los oyentes de este tipo de melodías pueden disfrutar entendiendo los aspectos emocionales de la tristeza sin necesariamente sufrirlos en la vida diaria.
El estudio concluye que beneficios como la regulación del humor y las emociones negativas, además de la consolación, son los principales motivos por los que una persona se somete a sesiones de tristeza musical.
El desamor es el eje de "Hello", tema de Adele que fue uno de los más populares en 2015 y que supera las 1.000 millones de reproducciones en YouTube.