Fue el 11 de diciembre del 2018, cuando la vida de la actriz argentina Thelma Fardin cambió radicalmente. Aquel día denunció al actor Juan Darthés por haberla violado cuando era menor de edad, dentro del marco de una gira de la telenovela en la que participaba. Desde entonces, emprendió una lucha por conseguir justicia y reparación. Su caso ha provocado que otras personas rompan el silencio.
La actriz y activista feminista habló con Vistazo en el marco del lanzamiento del Observatorio Paola Guzmán Albarracín en Quito, el cual fue creado con el fin de monitorear el cumplimiento de las medidas dictadas por la Corte IDH y vigilar que los hechos vividos por Paola no se repitan.
Con la convicción de que este caso ocurrido en Ecuador también sea un precedente para el proceso judicial en el que está inmersa, Fardin narra cómo cambió su vida luego de la denuncia pública y qué expectativas tiene frente a la audiencia del 20 de octubre, cuando Juan Darthés declare por primera vez ante el juez.
Además, denuncia las trabas que ha enfrentado para que se reanude el caso y la revictimización de la que fue víctima en los tres países involucrados. ¿Se cerraron puertas laborales? El discurso de odio contra la lucha de las mujeres y otros temas a continuación.
¿Cómo cambió tu vida luego de la denuncia pública contra el actor Juan Darthés por presunta violación en el 2018?
Fue un momento bisagra. Me fortaleció mucho la respuesta de la sociedad, que tantas mujeres y hombres se atrevieran a contar sus historias de abuso en la infancia y que hayan empatizado con mi historia, que les haya dado fuerza, para mí fue muy fortalecedor.
Me dio la sensación de que era posible seguir adelante y que tenía una responsabilidad porque de pronto se había depositado en mí una expectativa. Era representar una temática muy delicada y requería hacer los mayores esfuerzos para estar a la altura. Fue algo que me fortaleció mucho más para mi lucha personal.
¿Tu caso ha repercutido en el ámbito profesional como actriz?
A nivel laboral he tenido muchas implicaciones. Al ponerse los anteojos del feminismo, todo lo ves atravesado por eso y muchas veces también nos quieren hacer pasar costos altos por nuestros posicionamientos. Muchas veces eso pasa conmigo. Ese lugar en el que de pronto me cierran algunas puertas por el posicionamiento que tomé, pero lo volvería hacer una y mil veces.
¿En qué etapa está el proceso judicial por presunta violación que llevaba a cabo la justicia brasileña y cuáles han sido las trabas que has enfrentado?
Mi caso es muy complejo porque el litigio es a través de tres países distintos. La denuncia se radicó en Nicaragua, después él se fugó a Brasil y como es ciudadano brasileño, a pesar de no tener ningún tipo de arraigo con esa nación, evita la extradición porque Brasil no extradita nacionales. Entonces Nicaragua tiene que ser su jurisdicción y Brasil decidir juzgarlo.
Recientemente, logramos que un juez de Brasil abra una investigación y lo juzgue con toda la prueba producida en Argentina. Pese a muchos intentos de dilación por parte de su defensa, presentando habeas corpus e intentando que se cambie de jurisdicción, ahora podemos decir que estamos a ocho días de que declare por primera vez.
Previamente, Juan Darthés pidió suspender el juicio para “preservar su integridad psíquica”. ¿Cómo tomaste estas declaraciones? Subiste un video a redes sociales en el que expresaste tu impotencia.
Es muy fuerte ver cómo una persona que se escapó de la justicia habla de preservarse él cuando yo atravesé nueve pericias en Nicaragua, Brasil y Argentina. Estuve siempre disponible, brindé mi testimonio, fueron más de cinco horas. Fue violento, revictimizante, sobre todo por parte de su defensa, y entonces mi integridad psíquica en ningún momento estuvo preservada. Es muy violento que él hable de preservar su integridad psíquica cuando es un abusador.
¿Cuál crees que será el resultado del proceso judicial?
Espero que la justicia sea reparadora, que la justicia de una respuesta en el momento histórico que estamos viviendo las víctimas que nos hemos atrevido a romper el silencio. Silencio que nos han inculcado históricamente y que hemos tenido la valentía de modificar. Sea cual sea el resultado, el mensaje no es solo para mí en particular, sino para muchas otras que se han sentido identificadas con mi historia.
¿Qué les dirías a las personas que han sufrido algún tipo de violencia, pero que no se atreven a denunciar?
Cada caso es distinto. Lo único que puedo hacer es compartir mi experiencia e intentar dejar algún fragmento de mi testimonio personal y judicial para que les sirva a las personas como refugio, como inspiración.
Pienso que quienes tenemos la posibilidad, tenemos que hacer el recorrido judicial porque hay que golpear las puertas del Estado y de las instituciones para obligarlas a que nos den una respuesta.
Hay que hablarles a los responsables de dar una respuesta, porque si no lo que se genera es este entramado de diálogo tácito con la sociedad en la que parece que la impunidad es la moneda corriente y entonces se genera esta sensación de que no vale la pena hacer el recorrido y es muy desmotivador.
¿Cómo percibes la lucha feminista en Ecuador, que como en muchos países de la región ha crecido en los últimos años, pero al mismo tiempo se han presentado casos de represión?
El feminismo en América Latina tiene la particularidad de salir mucho a la calle, hay otros feminismos en otras naciones que se quedan en una militancia de redes sociales. Veo con todo el repudio, la represión por parte de las fuerzas policiales y entiendo que son parte de estos discursos de odio que están propagándose a lo largo y ancho de todo el mundo.
Por supuesto que lo veo con preocupación, pero también entiendo que es un avance que hemos dado en todos estos años. Históricamente, el feminismo ha resistido, se ha reinventado y vamos a seguir firmes porque sabemos que es la herramienta de cambio para generar una sociedad más justa e igualitaria.
Los movimientos feministas también se han convertido en un importante apoyo para que se logren avances en los procesos judiciales en los que están involucradas mujeres violentadas.
No deberíamos ser nosotras las que tengamos que encargarnos de que el Estado haga su trabajo; sin embargo vamos a seguir haciéndolo y sin duda somos quienes impulsamos los cambios más profundos en la sociedad. Es entender lo que decían en estas marchas, si tocan a una, reaccionamos todas. Esa sensación de que de algún modo estamos protegidas por nosotras mismas.