José Adolfo Macías Villamar, conocido con el alias de Fito, nació en noviembre de 1979 en Manta. Fue detenido por primera vez en junio de 2010, por tenencia de armas. Desde entonces, acumula una decena de procesos judiciales, que incluyen robo, asesinato y delincuencia organizada.
Su perfil criminológico fue levantado en noviembre de 2021, por la experta Alexandra Mantilla, quien es pionera en esta rama. Según esta perfilación, habría comenzado a delinquir en la adolescencia. Tiene capacidad intelectual alta, es perseverante y decide con frialdad frente a quienes considera sus enemigos.
Por su egocentrismo, agresividad e indiferencia afectiva altas, fue categorizado en “grado de peligrosidad máximo”.
En el expediente penitenciario que revisó la experta quedó registrado un hecho. Adecuó el pabellón de mediana seguridad, según sus necesidades y gustos, para su propio encierro. Realizó fiestas y orgías, controló sus negocios y recibió visitas de sus abogados.
En la cárcel se graduó como abogado y se declaró pertenecer a la religión católica, aunque seguidor de la Santa Muerte, a la cual adecuó un santuario.
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“No tiene sentimientos de remordimiento o culpa, además de que no puede ser reinsertado a la sociedad”, concluye la experta en su pericia; destaca la adicción a las drogas y los sueños de riqueza y grandeza de Fito, quien permanecía en la cárcel Regional de Guayaquil.
La experta recomendó para este caso “Prisión en un penal de alta seguridad en sección de aislamiento, en razón a su facilidad para interactuar y continuar con su historial delictivo”. Sugirió quitarle el acceso a teléfono, radio, televisión. Y planteó un trabajo interdisciplinario para “contener su conducta agresiva”.
La noticia de la fuga, en una fecha que no fue precisada, causó alarma.
Desde noviembre, su círculo familiar había programado establecerse en Córdoba, Argentina, donde compró una casa campestre en un club exclusivo.
Las autoridades de ese país deportaron a la esposa, tres hijos y colaboradores de “Fito”, el viernes 19 de enero, con un mensaje: ese país es territorio hostil para el narco y sus colaboradores.
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Sin embargo, al arribar al Ecuador no se hallaron procesos abiertos para ninguno de los ocho expulsados de Argentina. La esposa fue investigada por enriquecimiento privado no justificado. En el entorno de “Fito” y sus testaferros se acumularían activos por el orden de 23 millones de dólares, según documentos clasificados.
El círculo corrompió a, al menos, una docena de agentes penitenciarios y uniformados. El fiscal César Suárez, manabita radicado en Guayaquil, investigaba expedientes polémicos. Entre ellos, la incursión de los hombres armados a TC Televisión, hecho que salpica a Los Tiguerones.
El fiscal pidió información sobre los procesos judiciales en contra de la esposa de “Fito”. A las pocas horas, él fue asesinado en Guayaquil. No contaba con protección policial ese momento, luchaba contra el crimen.
*El reportaje completo de la guerra contra los narcos fue publicado en Revista Vistazo, el 25 de enero de 2024.