Natalia Ojeda Rosales, de 31 años, y su hija, Sabina Álvarez Ojeda, de un año y medio, desaparecieron el pasado martes 3 de enero.
Ambas fueron vistas por última vez en el sector Selva Alegre y Las Casas, ubicado en Quito, según precisó la Policía Nacional y la Fiscalía.
El día de la desaparición, Natalia se comunicó con familiares a quienes les comentó que se encontraba en un "paseo" por Mindo, localidad de Pichincha, junto al padre de la menor, Manolo Álvarez, de quien se había separado desde el nacimiento de Sabina.
Aquel fue el último contacto que la familia de las desaparecidas tuvo con Natalia, por lo cual, a partir del 5 de enero, sus allegados comenzaron a sentir preocupación dado a que no conocían su paradero ni el de la infante.
La ausencia de comunicación impulsó a la familia a interponer la denuncia por desaparición el pasado 9 de enero.
En ese entonces, sospechas sobre la autoría de un presunto crimen ya recaían sobre Manolo, quien, según Andrés Ojeda, hermano de Natalia, había sido "muy agresivo" con ella a lo largo de la relación que sostuvieron.
Previo a acudir hacia las autoridades, la familia de las desaparecidas se aproximó al padre del sujeto, quien vivía en Riobamba, ciudad de Chimborazo, para cuestionarlo sobre lo que estaba sucediendo y acerca de su hijo, también desaparecido.
Tras el encuentro, constataron que la pareja y la menor no viajaron a Mindo, puesto que se habían quedado en la casa del padre de Manolo desde el 1 al 3 de enero.
Según lo revelado en aquella conversación, los desaparecidos abandonaron la vivienda rápidamente durante la madrugada del 4 de enero, sin dar explicaciones, dejando atrás solamente un celular y una carta.
Antes de salir, Manolo habría recibido $3.500 dólares de su padre porque le mencionó que tenía unas dificultades, las cuales no se han especificado.
La carta fue aparentemente escrita por Natalia. En la misiva ella habría pedido perdón por ciertas decisiones que no quería tomar y señaló que estaban en riesgo su vida, la de Manolo y su hija.
El documento también hacía referencia a un supuesto viaje hacia Venezuela, lo cual fue cuestionado por familiares de la mujer puesto que su pasaporte, su ropa y la de su hija se quedaron.
Andrés Ojeda también reveló que se pudo contactar al taxista que traslado a Natalia y Manolo, sin especificar si su hija fue con ellos, desde Salcedo hasta Quito, a través del registro del celular que la mujer habría dejado en la casa del padre de su pareja, cuya memoria había sido borrada casi en su totalidad.
Según lo explicado, el conductor llevó a los pasajeros más allá del redondel del ciclista, ubicado en Quito. No obstante, no recordó la dirección exacta en donde los dejó, lo cual fue considerado como una "cuestión extraña" por el familiar.
El pasado jueves 19 de enero, la Unidad de Personas Desaparecidas de la Fiscalía allanó la vivienda de la expareja de la desaparecida.
"En el domicilio, ubicado en el norte de Quito, se levantaron indicios como documentos y se aplicó prueba de luminol con resultado negativo", precisó la entidad, sin otorgar más detalles.
La Policía Nacional compartió el número 1800 335 486 (DELITO) a la ciudadanía con el fin de establecer contacto con personas que puedan dar información sobre el paradero de la madre y su hija.
La institución precisó que la identidad de las fuentes será manejada con absoluta confidencialidad.