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Nacional

Manifestantes destruyeron su negocio en Quito, pero la solidaridad le ayudó a recuperarlo

A sus 65 años, Marta Yambay, desde su kiosco, ha vivido varios sucesos y manifestaciones, pero nunca se imaginó que el último paro nacional arruinaría su negocio.

lunes, 11 julio 2022 - 12:33
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Doña Marta trabaja desde hace 35 años vendiendo diferentes bocadillos en un quiosco ubicado al lado de la Contraloría, en una de las esquinas cercanas a la Casa de la Cultura, en el centro norte de Quito.

Desde su puesto ha sido testigos de varias manifestaciones y protestas en la capital, pero la historia de 2019 -cuando su kiosco fue vandalizado en las protestas contra el Gobierno de Lenín Moreno- se repitió. Esta vez, el nivel de destrucción fue peor.

"Me quedé sin mi sustento económico. Por favor queremos paz", afirmó justo después de que varios manifestantes destruyeran su kiosco. Su caso se difundió rápidamente en redes sociales.

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La Casa de la Cultura, es un lugar que concentra a turistas, vendedores, gestores culturales, artistas callejeros, etc, pero también es considerado un punto de encuentro para los manifestantes en tiempos de convulsión social.

El 13 de junio, inició una nueva protesta sin restricciones contra el gobierno de Guillermo Lasso para exigir el cumplimiento de un plan de 10 puntos solicitado por la Conaie. El día 11 de la protesta -23 de junio- la jornada se volvió violenta, derivando en enfrentamientos, vandalismo y represión policial que dejó varias decenas de heridos.

Ese día, Marta estaba en su kiosco, pero para protegerse de estos actos y enfrentamientos, decidió cerrarlo y regresar a casa, esperando que al siguiente día vuelva el orden.

La madrugada del 24 de junio, Marta se dirigía nuevamente a su lugar de trabajo para iniciar una nueva jornada laboral cuando observó una escena desgarradora.

Los manifestantes habían utilizado su kiosco como un escudo en los enfrentamientos contra policías y Fuerzas Armadas. La caseta estaba destrozada, vandalizada y saqueada, en medio de la calle.

Estos pequeños puestos metálicos pertenecen al Municipio de Quito. En octubre de 2019, cuando estallaron protestas similares durante 11 días en Ecuador para abolir los subsidios a los combustibles fósiles, los manifestantes también destruyeron la caseta de Marta.

Para reemplazar el quiosco y la mercadería perdida en octubre de 2019, Marta tuvo que pedir un préstamo bancario de $3,000, que aún estaba pagando. Por eso, cuando la mañana del 24 de junio Marta encontró nuevamente su quiosco destruido, su mundo se vino abajo. “¿Cómo voy a pagar, si no tengo de dónde?”, dijo la mujer a los medios de comunicación que cubrieron el hecho.

En medio de informes de huelgas nacionales, cierres de carreteras y declaraciones políticas; el caso de Marta, junto con datos para realizar transferencias bancarias, se volvió viral. Muchos expresaron su enojo y solidaridad con la mujer.

Su historia llegó al Palacio de Carondelet, sede del Gobierno ecuatoriano, donde el presidente Guillermo Lasso se reunió con Marta y le prometió que el Ejecutivo le repondría su pérdida y le ayudaría a diversificar su negocio: ”Ella va a tener nuevamente su quiosco con mercadería suficiente para retomar su actividad”, señaló el mandatario.

16 días después y luego de la firma de acuerdo de paz, cuando Ecuador empezó a retomar la normalidad, Marta cuenta con su quiosco renovado y con mercadería suficiente para vender.

“Yo me siento muy halagada. Muchas personas sin conocerme me han ayudado. Tengo tantos sentimientos encontrados porque sé que no estoy sola. Gracias a la solidaridad de esas personas voy a salir adelante. Que Dios les pague”, declaró Marta al medio Infobae.

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