En el marco del proceso de vacunación contra la COVID-19 que se lleva a cabo a nivel mundial, se difundió información de personas con creencias religiosas radicales que aseguran que las vacunas tienen células de fetos abortados. Eso es falso. La información se extrajo de una entrevista donde un obispo condena el uso de células vivas en la manufactura de vacunas.
En Ecuador una reconocida activista contraria al aborto voluntario, Amparo Medina, difundió en su cuenta Twitter, el 14 de julio de 2021, una entrevista publicada por la web ultracatólica www.adelantelafe.com, donde se publicó una entrevista a Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, capital de Kazajistán, donde se refiere a “la inmoralidad de las vacunas en cuya preparación han intervenido células de fetos abortados, ya sea en la propia vacuna o en las etapas previas de prueba,”.
El 14 de abril de 2021, la Agencia Francesa de Prensa (AFP) reportó que “los obispos católicos polacos han expresado su «seria objeción moral» al uso de las vacunas COVID-19 de AstraZeneca y Johnson & Johnson, cuya producción, según ellos, es «de células de fetos abortados».
Un estudio del Observatorio de Bioética del Instituto Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia (España) en octubre de 2016, ya se plantea por parte de un sector radical del catolicismo las “cuestiones éticas” en el uso de “algunas de las vacunas empleadas actualmente para prevenir enfermedades como la rubeola, el sarampión, la rabia, la poliomielitis, la hepatitis A, la varicela o la viruela que se producen utilizando tejidos de abortos humanos provocados”.
Pero en el caso de la COVID-19, se ha difundido desinformación que asegura que para realizar la vacuna contra el Coronavirus se provocan abortos espontáneos y que de esos fetos recién abortados se usan sus células para la fabricación de vacunas. Esto es falso.
En un trabajo periodístico publicado por la BBC este 19 de marzo de 2021 la genetista clínica y bioquímica de la Escuela de Medicina de Emory (EEUU) Rossana Sánchez Russo explicó que “una línea celular podría compararse con «sacarle una copia, a la copia de una fotocopia». Bajo condiciones controladas, este proceso se puede repetir una y otra vez, de manera prácticamente infinita".
El ingeniero biológico y profesor en el área de medicina de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), Carlos Barbas fue tajante en su comentario a Ecuador Chequea: “No hay un solo feto directamente involucrado en el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19, ninguna célula de esas líneas celulares está en las vacunas, por ello no hay líneas celulares en las vacunas, de ningún tipo, ni humanas, ni embrionarias, ni animales, solo fueron aplicadas en alguno de los pasos en el proceso de desarrollo”.
Por su parte, el investigador ecuatoriano Esteban Ortiz también negó el uso de fetos en la composición o manufactura de las vacunas contra el COVID-19 y reiteró el uso de celulares embrionarias para salvar vidas.