Es la primera y única mujer directora de Orquesta en Ecuador. Andrea Vela es constancia y genialidad, tuvo que atravesar años de preparación para dominar el complejo arte de ensamblar las decenas de instrumentos que componen una pieza clásica en vivo.
Su pasión por la música inició desde que era muy pequeña, cuando sus padres la llevaban a conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional. Ella describe que fue como un amor a primera vista.
A los siete años dio sus primeros pasos musicales en el Conservatorio Nacional de Música, donde se especializó como violinista. Cuando tenía 16 ya trabajaba en la orquesta más importante del país.
“Siempre estuve inclinada hacia la dirección de orquesta, pero simplemente no lo consideraba como una opción, sobre todo en mis años iniciales de estudios. Pero cuando viajé a Estados Unidos a realizar mi licenciatura, comprendí que sí era una opción y que era lo que más me gustaba hacer”.
A la par de sus estudios de violín empezó a prepararse en dirección orquestal y desde ahí emprendió su formación académica por las universidades más prestigiosas del mundo.
Estuvo cinco años en China, donde se hizo acreedora a la beca “Estudiante Sobresaliente”, por parte del Gobierno de ese país para estudiar una maestría en Dirección de Orquesta en el Conservatorio de Shanghai.
“Limitarse solo al sonido del violín era algo que no me llenaba por completo, descubrí que trabajar con el denominado instrumento de 100 cabezas era lo que me apasionaba”, recuerda con nostalgia Andrea, quien ha dirigido orquestas en Rusia, Bielorrusia, Polonia, Hungría, Bulgaria, Israel, Italia, entre otros países.
También ha estado al frente de conciertos en importantes escenarios como el emblemático Kennedy Center de Estados Unidos o el Palacio de Bellas Artes en México.
“La enseñanza más grande ha sido entender que la música es en realidad un lenguaje universal. Hablo francés, inglés y chino. Sin embargo, al hacer música uno no necesita palabras”.
FALTA DE OPORTUNIDADES
Luego de realizar un doctorado en Estados Unidos, Andrea regresó a su tierra natal con la ilusión de seguir dando conciertos y expandir el arte por todo el Ecuador, pero se encontró con una realidad poco alentadora que ya la había vivido en sus inicios.
“Es difícil conseguir invitaciones para dirigir. Antes de la pandemia, tenía compromisos con la sinfónica de Cuenca, Guayaquil y Loja, pero todo eso se vino abajo por las restricciones. Ahora que ya se reactivaron no me han vuelto a llamar. Hay como una falta de interés o envidia que te cierran las puertas”.
Al parecer la falta de apoyo hacia los deportistas que se ha evidenciado en los últimos días, tras las declaraciones del ciclista Richard Carapaz, no es solo una realidad de este sector, también los músicos carecen de respaldo por parte de las autoridades, enfatiza Andrea.
“Quisiera que nuestro país sea más grato con el trabajo que uno ha hecho, porque he representado al Ecuador y nuestra bandera ha brillado en el mundo, pero aquí es como que no pasa nada, eso es muy duro. Tendré que pensar en hacer las maletas y volverme a ir porque tengo que vivir de algo”.
Pero la falta de interés no es algo nuevo, cuando Andrea tenía 25 años dirigió por primera vez la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, pero para hacerlo tuvo que audicionar.
“El director de ese tiempo me dijo que nunca en la historia de la orquesta se había hecho una audición. Quizás pensaban que porque era ecuatoriana, mujer y joven no tenía la suficiente capacidad”.
Antes de eso la Sinfónica Nacional había invitado a varios extranjeros a dirigir sin necesidad de una audición. “En nuestro país primero es el extranjero, al ecuatoriano se le toma pruebas y al extranjero no, porque asumimos que son mejores. Nos falta valorar a nuestra gente y cultura”.
Andrea recalca que todos sus logros y estudios en otros países son el resultado de su trabajo. “El Ecuador no me ha dado un centavo para mi formación. Cuando fui directora de la sinfónica de Loja por siete años, fue un caminar cuesta arriba”.
Tras su aparición en algunos medios, la Sinfónica Nacional se comunicó con ella para invitarla a dirigir un concierto en noviembre, mientras tanto, Andrea seguirá dando clases en la Universidad Central del Ecuador, donde enseña Dirección Orquestal y Dirección Coral. Sin embargo, lo que más le interesa es volver al podio.
¿POR QUÉ HAY POCAS MUJERES?
La talentosa Directora de Orquesta nunca pensó que ser mujer sería un limitante para alcanzar sus metas, pero por su experiencia en Ecuador cree que el machismo continúa en los altos mandos de la cultura.
“Aquí es como un muro pesado de machismo, envidia, mezquindad, mafias ocultas que están manejando la cultura, es decir, hay mucho peso negativo”, dice Vela.
Pero guarda las esperanzas de que esto cambie con el nuevo Gobierno de Guillermo Lasso, quien entre sus ejes de administración prometió impulsar la igualdad de género y abrir plazas de trabajo para la mujer.
La falta de confianza, es otro factor que ha evidenciado Andrea en las mujeres que entran en el mundo de la sinfónica.
“El factor más importante es el temor, la falta de confianza. Cuando uno está dirigiendo a tanta gente y la mayoría son hombres es esencial primero, estar muy bien preparado académicamente y luego tener una solidez emocional y psicológica”.
ACERCAR LA SINFÓNICA A LOS JÓVENES
La rigidez, seriedad y formalidad, características del perfil de un Director de Orquesta, no son la mejor descripción para Andrea, quien más bien desborda sencillez y versatilidad.
La artista busca la originalidad, organizando y presentando conciertos fusión con grupos de rock, tango, jazz o cantantes populares dando cabida a charangos, quenas y todo lo que aporte identidad.
“No me enmarco solo en lo clásico, he dirigido presentaciones para niños con la participación de actores y guiones lúdicos, me gusta explicar las obras al público de una manera amena y pedagógica”, explica Andrea Vela.
Actualmente trabaja en propuestas de conciertos didácticos que atraigan a los jóvenes y niños.
Andrea tiene muchas ideas como por ejemplo combinar la orquesta con el ballet, el teatro, las películas animadas y demás recursos visuales que llamen la atención del público y así reactivar la industria en Ecuador.
Considera que el público merece la atención y explicación de lo que se presenta en una obra sinfónica. “La música es muy bella pero puede ser abstracta y no todas las personas tienen la obligación de entender”.
Mientras surgen invitaciones para volver a los escenarios, Andrea continuará su trabajo como maestra y también ha incursionado en su canal de Youtube, donde realiza tutoriales de música sinfónica.