La hija mayor del “Tin” Delgado está causando sensación en redes sociales. Su sensibilidad a flor de piel y voz soul, conquista a cualquier oído.
Nataly se parece a su padre, tienen la misma sonrisa y la capacidad de transformarse en el escenario. El “Tin” nunca fue muy expresivo con los medios pero en la cancha era un líder carismático y festejaba sus goles como un niño eufórico. Su hija suele hacer lo mismo con la música que compone e interpreta. Al cantar llena el espacio con un carisma impresionante. Hay algo de Alicia Keys y Lauryn Hill en el timbre de su voz. Sueña con crear un grupo con sus primos mientras tanto descúbranla en redes sociales, un diamante puro.
¿Cuándo supiste que te ibas a dedicar a la música? ¿De dónde te viene ese don? ¿Hay cantantes en tu familia?
Sinceramente creo que es por la raza ya que nadie en mi familia canta. De hecho, mis referentes son cantantes afro. Supongo que, al escucharlos, algo en mi genética se activó y le dio vida a mi don.
Tú compones y cantas. ¿Cuáles son tus temas predilectos y el género que te gusta?
Sí. He compuesto mucho pero no he publicado todo. Hasta ahora son minicanciones que tengo que pulir. No tengo temas específicos, pero siempre están llenos de melancolía como lo son generalmente los temas de soul y R&B que me gustan.
¿Cuáles son las cantautoras que, para ti, lo tienen todo?
Alicia Keys, Ariana Grande, Lauryn Hill, H.E.R.
¿A qué te dedicas actualmente?
Soy estudiante de Psicología Clínica y trabajo como tutora de chicos de colegio. Próximamente espero formar una banda con mis primos, ellos son mi vida y compartimos la misma pasión por la música y el baile.
¿Qué recuerdas de tu niñez?
Mi niñez fue bastante marcada por México (el “Tin” jugó en Cruz Azul y Necaxa (1998-2001) y los Pumas de la UNAM (2004-2005). Recuerdo mucho mi vida allá, mis cumpleaños, las escuelas, mis amigos y la comida, las periódicas visitas a los estadios y la emoción de los partidos en vivo. También recuerdo con cariño cuando iba a pasar mis vacaciones en Quito con mi papá aunque pasaba más tiempo con mis primos que con mi papá (seríe). Ellos hicieron de mi infancia una de las épocas más bonitas de todas. Los amo con mi vida. Siempre hacíamos coreografías de baile en el parque de la ciudadela en Carcelén, Quito.
¿Tener un papá famoso fue una bendición o algo complicado?
Definitivamente una bendición. Luego de su divorcio con mi mamá, a pesar de no vivir con él, siempre se hacía presente. Cuando lo iba a visitar, a veces no lo veía por días porque tenía que ir a concentrarse con el equipo y sí sentía tristeza pero aun así él nunca dejó de demostrarme lo mucho que me ama. Amo a ese negro con mi vida.
¿Algunos recuerdos de haber tenido que lidiar con la fama de tu papá?
Recuerdo una vez que salíamos de un centro comercial en Quito y alguien lo reconoció. No sé en qué momento aparecieron más y más personas. Salimos después de dos horas. Hubo otra ocasión cuando mi papá fue a mi colegio. Nunca había visto a tanta gente desesperada por un autógrafo. Siempre he disfrutado esos momentos, aunque no sé qué tanto los haya disfrutado mi papá. Otro momento que disfruté mucho es cuando estuve en el Mundial de Alemania 2006. En el partido contra Polonia los ecuatorianos estábamos en una esquina todos apretados y juntitos. A nuestro alrededor miles de polacos cantando y gritando sus canciones. Nosotros estábamos callados. Pero cuando metimos el primer gol, las cosas cambiaron. No había quien nos haga callar, mientras que a los polacos se les fue el mudo.
¿Qué tienes del “Tin”?
Qué no tengo es la pregunta. Tengo su carcajada. Tengo sus ojos y su mirada.También la forma de los pies y las piernas. Tengo su forma de ver al mundo. Somos muy profundos y analíticos. Callamos cuando tenemos que hacerlo. Ambos tenemos una relación con Dios muy profunda y única. Tengo su paciencia.
¿Y de tu mamá?
De mi mamá (Nataly vive en Guayaquil con su madre, esposo y hermana) tengo las ganas de hacerme amiga de todo el mundo, las ganas de siempre bailar y hacer que los demás se olviden un poco de sus problemas; hacerlos pasar un buen momento. Tengo eso que hace que la gente la siga y la quiera. Soy un puente en construcción. Me dedico a usar todo aquello que me fue dado para mostrarle a las personas su lugar en la Tierra. Estoy en construcción porque, mientras lo hago, sigo aprendiendo a encontrar mi lugar.
¿Cuál es el viaje que más recuerdas?
En julio pasado viajé a Cancún con unas amigas del colegio. Ha sido una de las cosas más divertidas que he hecho. Pude disfrutar conocer otras culturas y me di cuenta que no soy tan introvertida como pensaba. Definitivamente amo la vida.