Fue una fundación precipitada e improvisada. A inicios de 1534, Francisco Pizarro, Gobernador de Perú, envió a Diego de Almagro hacia la conquista de lo que los “indios llamaban Quito”. Pero desde Nicaragua, con el mismo objetivo, venía Pedro de Alvarado, el conquistador de casi toda Centro América.
Era una carrera por controlar el territorio y hacerse con los tesoros que resguardaba el inca Rumiñahui, en lo que hoy es el Centro Histórico de Quito.
Tras más de cuatro meses de viaje desde Piura, Diego de Almagro llegó a Riobamba y allí, el 15 de agosto de 1534, decidió fundar la ciudad de “Santiago de Quito”, aunque le faltasen todavía más de 150 kilómetros para llegar a Quito.
Esta maniobra le garantizaba jurídicamente el dominio sobre el territorio, ante la amenaza que generaba la llegada de Pedro de Alvarado que, con su flota, arribó a Bahía de Caráquez y seguía avanzando.
El encuentro de los dos conquistadores suponía una batalla, pero los ejércitos estaban cansados y llegaron a un acuerdo: Diego de Almagro compró la flota de Alvarado por 100 mil pesos de oro, el 26 de agosto y, dos días después, todavía en Riobamba, fundaron la “Villa San Francisco de Quito".
Esa segunda fundación tenía la orden de mover el campamento donde estaban asentados “al sitio que los indios llaman Quito”. Para esta misión se designó a Sebastián de Benalcázar, mientras Almagro y Alvarado partieron a Perú a rendir cuentas a Pizarro.
Así lo explica el historiador y excronista de la ciudad, Alfonso Ortiz Crespo, detallando que todos estos datos se encuentran en las actas de las tres fundaciones de Quito.
A Benalcázar le tomó tres meses llegar su destino para enfrentarse a los ejércitos de Rumiñahui, quien incendió el poblado inca antes de la llegada de los españoles.
Tercera y definitiva fundación
Así, el 6 de diciembre de 1534, “la ciudad que solo estaba en papeles tuvo su tercera y efectiva fundación como la 'Villa San Francisco de Quito', que acabó con la agonía de la primera fundación de Almagro”, dice Ortiz.
Ese mismo día, ante el escribano, se registraron 204 conquistadores que pasaron a ser vecinos, a quienes se otorgó solares para la construcción de viviendas.
Se estima que en los primeros años había unas treinta edificaciones y, sumando la población indígena, unos 4.000 habitantes. Eso dio paso al mestizaje. Doscientos años después eran más 50 mil personas y se levantaban las iglesias y comercios.
El centro fue creciendo hasta que a inicios del siglo XX las clases más pudientes salieron hacia La Mariscal, luego la Floresta y otros barrios para construir sus residencias.
Esa fue la historia hace 487, cuando Quito empezó su etapa colonial, con 204 vecinos y tras una precipitada aventura de fundación.