“No tenemos palabras para expresar el dolor tan inmenso que siente nuestro corazón por la pérdida de nuestro hijo Kevin Sebastián, mismo que estaba cursando el segundo año de bachillerato en la Unidad Educativa Herlinda Toral”, escribió Araceli Correa, madre de la víctima en sus redes sociales.
Ella comentó que el joven llevaba un tratamiento estricto con psicoterapia y fármacos. Esto le causaba letargo, somnolencia, pérdida de memoria, entre otros efectos secundarios que impedían su desenvolvimiento escolar al 100%.
Pese a ello, Kevin Sebastián decidió seguir sus actividades académicas, pero cuando retornó a la institución empezó una interminable pesadilla que lo llevó a la muerte.
“Ellos (los profesores) creyeron que la depresión era un berrinche de un chico malcriado. No es así, cuando uno de sus hijos presente esta enfermedad preocúpense, jamás los dejen solos”, narró Araceli Correa a la radio ‘La Voz del Tomebamba’.
Agregó que el joven recibía constantes agresiones verbales por parte de algunos docentes, quienes no entendían que padecía depresión.
“Le decían que era un chico poco inteligente, que era ocioso, vago, drogadicto, que la enfermedad de la depresión se había contagiado a sus compañeros. Mi hijo dormía en su pupitre y muchos profesores iban y le golpeaban la mesa. Le decían que al colegio no se iba a dormir, sino a estudiar”.
A Kevin Sebastián le gustaba mucho la música. De hecho, era parte de la banda de guerra, pero en los últimos días hasta eso le habrían prohibido en la institución.
“Cada vez que él iba al colegio cambiaba su semblante. Lejos de ayudar, empeoraron su situación y aceleraron las cosas. Le negaban hacer música, lo que le hacía feliz”, manifestó la hermana de la víctima a medios locales.
Ese habría sido uno de los detonantes para que el joven tomara la decisión de suicidarse el pasado 27 de abril del 2023. Incluso dejó una carta en donde describe los maltratos a los que era sometido.
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Araceli Correa señaló que las autoridades del colegio estaban al tanto de la situación que atravesaba su hijo, pero no hicieron nada para detenerla. Lo mismo ocurrió en el Distrito de Educación.
“Pedí que me ayudaran, que mi hijo era vulnerable y no me supieron escuchar”, le reclamó la madre al psicólogo del ministerio de Educación, el pasado jueves, en medio de un plantón en los exteriores de la Unidad Educativa Herlinda Toral.
Al acto acudieron decenas de padres de familia, quienes comentaron que sus hijos han pasado por situaciones similares.
De hecho, en ese mismo plantón, un estudiante, que prefirió guardar el anonimato, comentó que él también recibió maltrato psicológico por parte de los docentes.
“Yo fui expresidente del consejo estudiantil y tuve que dejar el mandato a los cinco meses porque ya no podía más. Estuve a punto de quitarme la vida, pero fui más fuerte, mi compañero no”, contó el adolescente al medio ‘Crónica Cuenca’.
Otro padre, en cambio, señaló que la rectora del plantel sabe desde hace mucho tiempo de estos casos y no ha hecho nada por contrarrestarlos.
Así mismo, algunas familias han expresado que sus hijos fueron amenazados por parte de las autoridades del colegio para que no digan nada, de lo contrario no podrían realizar sus exámenes.
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Según el Ministerio de Educación, en el 2022, se reportaron 607 casos de acoso escolar en niñas, niños y adolescentes en el Ecuador. De esa cifra, el 50,25% tenía entre 8 y 14 años. La mayoría ocurrió en el sistema fiscal.
Frente a un caso de bullying, las instituciones deben activar de manera inmediata los protocolos de actuación contemplados en el Acuerdo Ministerial Nro. MINEDUC-MINEDUC-2020-0001-A, del 10 de enero de 2020.
Este documento cuenta con una ruta específica para alertar sobre la violencia institucional, pero el suicidio de Kevin Sebastián y Johana Balladares, el pasado abril en Quito, dan cuenta que los colegios minimizan las alertas.