Según las primeras investigaciones, en un vehículo se movilizaban cuatro sujetos, uno de ellos con un chaleco de agente de tránsito. Desde el automóvil, que después fue quemado en otra zona de la ciudad, los sospechosos dispararon en al menos 18 ocasiones contra el funcionario.
La hipótesis que maneja la Policía es que estos delincuentes pertenecerían a la banda criminal llamada ‘Chone Killers’, una de las 22 organizaciones consideradas por el Gobierno como terroristas y objetivos militares.
Por el momento, dos implicados en este caso ya fueron detenidos la madrugada de este jueves. Las autoridades trabajan para hallar a los otros dos.
“La motivación todavía sigue en investigaciones y como todavía estamos en flagrancia esperamos tener pronto el paradero de los otros dos sicarios que estaban en la parte de atrás del vehículo que fue incinerado”, dijo en una rueda de prensa el general Víctor Herrera, comandante de Policía de la Zona 8.
El jefe policial espera que dentro de estas 48 horas luego del sicariato puedan llegar hasta los autores intelectuales y desmintió los rumores de que la orden del asesinato salió desde la Cárcel Regional de Guayaquil, a la cual ingresaron policías y militares esta mañana para realizar un operativo.
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El oficial detalló que el fiscal Suárez, quien había interrogado a los 13 detenidos que la semana pasada irrumpieron en los estudios del canal TC Televisión, se encontraba al medio día en las oficinas de la Policía Judicial y que a las 12:56 ingresó a su casa, también en el norte de Guayaquil y cerca de donde lo asesinaron.
Luego salió de su domicilio a la 13:07 y entre las 13:30 y 13:33 fue interceptado en la avenida del Bombero por una camioneta y otro tipo automóvil.
El segundo vehículo era conducido por un hombre que vestía un chaleco de color verde, similar al que usan los agentes de tránsito de Guayaquil. Los investigadores sospechan que lo portaba para evitar controles.
“Del lado derecho había dos pasajeros. El que estaba en la parte posterior tenía un arma larga y el otro tenía una arma corta”, precisó el general Víctor Herrera.
En el lugar del asesinato, la Policía encontró 18 indicios balísticos, 12 que corresponden a una arma larga y los otros 6 son de una arma corta.
Tras el crimen, los sicarios escaparon hacia otra zona del norte de Guayaquil donde incineraron uno de los vehículos y dos de los pasajeros huyeron en un taxi y en una moto. Uno de ellos se escondió en un motel para evitar ser capturado. En los allanamientos encontraron un fusil, dos pistolas y el chaleco que usó el conductor.
Uno de los detenidos, dijo Herrera, habría disparado al fiscal Suárez.
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Una familiar del fiscal César Suárez reveló a EFE que el funcionario no tenía resguardo policial. “Lo han vendido”, llegó a aseverar la pariente, que no quiso revelar su nombre por temor a represalias.
Agregó que lo hicieron salir de casa con una llamada aparentemente inesperada para que se dirigiese a un lugar que no quiso informar.
Por su parte, el general Herrera reiteró que Suárez tuvo seguridad hasta mayo de 2023 y que luego no hizo el seguimiento para una actualización de su nivel de riesgo. “Por eso no tenía custodia policial permanente, pero siempre tuvo acompañamiento de las unidades investigativas que acompañaban a estas diligencias que realizaba el señor fiscal”, señaló.
Y añadió que esa tarde el fiscal no pidió a los agentes que lo acompañaran a su casa por la cercanía que existía entre su hogar y su lugar de trabajo.
El asesinato de Suárez rompió la sensación de tensa calma con la que los ecuatorianos trataban de recuperar la normalidad tras la oleada de violencia, atentados, secuestros y motines carcelarios con rehenes de la pasada semana, atribuida a las bandas del crimen organizado.
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