Las Fuerzas Armadas destruyeron un campamento de procesamiento de cocaína en el límite fronterizo con Colombia con capacidad estimada para fabricar unas 15 toneladas de droga al mes, en una operación donde un helicóptero del Ejército ecuatoriano fue atacado y recibió nueve disparos cuando sobrevolaba la zona.
La operación se desarrolló el jueves en la provincia de Esmeraldas, situada en la costa norte de Ecuador y fronteriza con Colombia, según precisó este viernes en un comunicado el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. El laboratorio de producción de droga se encontraba en el sector de El Derrumbe, del cantón de San Lorenzo, perteneciente a Esmeraldas.
En el lugar los militares hallaron tres hornos industriales, 200 galones (757 litros) de acetona, dos cilindros metálicos de secado, dieciocho microondas, tres envases de ácido clorhídrico, cuatro balanzas industriales, una empaquetadora al vacío y un generador de luz industrial.
También hallaron una cocina industrial, veinte cilindros de gas licuado de petróleo (GLP), dos congeladoras industriales, una prensa hidráulica y cinco áreas de producción que abarcan aproximadamente mil metros cuadrados, así como unas 80 raciones de comida.
El ataque al helicóptero, un Fennec de matrícula AEE-387, ya fue reportado el mimo jueves por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, al advertir que los impactos de las balas alcanzaron el fuselaje de la aeronave sin llegar a comprometer la vida de la tripulación ni su funcionamiento.
En las imágenes difundidas en redes sociales se aprecian dos disparos de grandes dimensiones en la parte inferior de la cola del helicóptero, así como otro más en la sección inferior izquierda de la cabina.
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"Frente a este hecho, la tripulación ejecutó una maniobra de vuelo para retornar hacia el cantón de San Lorenzo", detalló en otro comunicado el Ejército ecuatoriano.
"La pericia de los pilotos y el profesionalismo de los soldados permitieron cumplir con el objetivo de la operación militar, sin tener que lamentar pérdidas humanas", añadió.
Este incidente se dio en pleno estado de excepción y "conflicto armado interno" declarado por el presidente de la República, Daniel Noboa, contra las bandas del crimen organizado, a las que ha pasado a considerar como grupos terroristas y actores beligerantes no estatales.