La obra maestra de Stefan Zweig adaptada y dirigida por Manuel Orjuela y protagonizada por Patricia Tamayo es un viaje a través de la soledad, el deseo, el tiempo y la esperanza. ¡Una experiencia inolvidable e imprescindible!
Hace veinte años la actriz caleña Patricia Tamayo inició su aventura con “Carta de una desconocida” y confiesa que en cada representación ha aprendido y madurado en su manera de ser y actuar. Ρara ella esta obra es un puerto seguro, un lugar donde le gusta regresar para poner su oficio en peligro.
Cuando Patricia Tamayo entra al escenario comprendemos muy rápido que su personaje envió una carta al hombre que amó durante toda su vida. Lo adoró desde niña, siguió en la adolescencia y en la adultez. Lo fascinante y cruel de esta carta es que este hombre nunca supo de la existencia de la mujer que lo quiso tanto. Escuchamos una declaración de amor que pasa los años, nunca flaquea y siempre se justifica. Acompañamos a la protagonista en sus alegrías, su soledad y sus renacimientos emocionales.
Lo genial de la obra es que su director Manuel Orjuela tuvo la idea de personificar cada etapa de la vida de la protagonista con una actriz diferente desde la niña hasta la mujer adulta que habla en el presente. Patricia Tamayo es la suma de todas y poco a poco cada una entra al escenario. A veces hay monólogos luego comparten una anécdota, la niña habla con la adolescente, la mujer con su consciencia... Todo es fusional y pasión desenfrenada. Hay gritos, risas, desesperación, amor a cada momento.
Las actrices ecuatorianas Nicole Rubira, Rocio Maruri, Michelle Zamudio, Viviana Salame y la colombiana Patricia Tamayo son una sola persona. Cada una cuenta sus deseos y sus frustraciones. Las palabras son precisas, desgarradoras y describen la historia de un amor no correspondido.
Pasan los minutos y el público empatiza con la mujer que lo dio todo por amor. Esta obra de teatro es una maravilla, su guion original fue escrito hace exactamente un siglo por un Stefan Zweig que sigue teniendo un modernismo impresionante en todos sus argumentos.
Ver a Patricia Tamayo y su director-amigo Manuel Orjuela saludar al final de la función conmueve a todos. Una de las mejores actrices de su generación laureada de tantos premios por sus películas y series da una cátedra de actuación bajo la supervisión de un director que prefirió dejar las luces de la actuación por la discreción de la dirección. Su coaching de actrices es fenomenal y logra plasmar en una hora los amores sublimes que duraran toda la vida...
Podrán ver la obra hasta el 22 de octubre en el Teatro Sánchez Aguilar, los días jueves, viernes y sábado a las 2 horas.
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