Ocurrió la mañana del viernes 2 de febrero del 2024, cuando el joven salió con su primo Eduardo Velasco a vender un perro en los exteriores de la Universidad Politécnica Salesiana.
Sin embargo, en el camino se encontraron con un control militar, por lo que no podían pasar.
Eduardo narró a Oromar que al tratar de irse, manejó en reversa y chocó accidentalmente con un patrullero. En ese momento, escuchó los disparos y vio a su primo herido.
El sujeto decidió esquivar el control y continuar manejando por la avenida Domingo Comín, pero metros más adelante se detuvo al darse cuenta que también estaba herido.
“Llegaron los militares que me dispararon y les dije que no me hiciera nada, que me dispararon por gusto. No me terminen de matar, mataron a mi primo”, contó Eduardo a Oromar.
Al poco tiempo, las Fuerzas Armadas emitieron un comunicado titulado “Terroristas aprehendidos ante intento de ataque a retén militar”, en el que afirman que un vehículo color rojo “intentó evadir el control embistiendo a personal militar e impactando contra el vehículo de la patrulla, en respuesta a este ataque se realizaron disparos para precautelar la seguridad del personal”.
Los militares agregaron que “los dos presuntos terroristas” recibieron los primeros auxilios por parte de la Cruz Roja y luego fueron trasladados a una casa de salud.
Carlos Javier Vega falleció al siguiente día en el Hospital del Guasmo, mientras Eduardo quedó herido y le formularon cargos por ataque y resistencia, según informó diario Expreso.
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La familia rechaza el hecho de que las Fuerzas Armadas los hayan nombrado terroristas, pese a que el jefe policial del distrito sur habría asegurado que las víctimas no tienen antecedentes penales. Tampoco portaban armas, no se encontró sustancias sujetas a fiscalización ni el vehículo era robado.
Es más, Oromar mostró chats en los que se evidencian las negociaciones entre Carlos y otra persona para vender el perro, motivo por el cual salió de su casa.
“A mi hijo lo han tratado como terrorista cuando no es así, mi hijo me ayudaba en un negocio de panadería”, dijo Carlos Vega, padre del fallecido.
El joven tocaba el bajo en el grupo musical de una iglesia cristiana y quería seguir estudiando. “Estaba haciendo los trámites para ingresar a la universidad porque él me dijo que quería estudiar comercio exterior, deseaba ser un gran empresario”, comentó Laura Ipanaqué, madre de la víctima, al medio antes citado.
La familia pide que el caso no quede en la impunidad e incluso planean tomar acciones legales contra el Estado.
Por el momento, las Fuerzas Armadas no se han pronunciado sobre las acusaciones de la familia de Carlos Vega.
A propósito de este tema, la ONU advirtió a las autoridades ecuatorianas que sus intentos por frenar la violencia "deben ajustarse a la ley internacional" e insistió que la respuesta del Gobierno debe estar a la altura de su compromiso con el estado de derecho.