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Así fue el peor accidente de la aviación ecuatoriana: murieron 119 personas

Boeing recomendó que los pilotos hagan un curso de seis semanas en Estados Unidos, que durante dos meses vuelen con instructor y que completen 100 horas antes de comandar la nave. El piloto de Tame se entrenó tres semanas en Brasil y llevaba apenas 30 horas de vuelo.

martes, 11 julio 2023 - 12:35
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Hace 40 años, el 11 de julio de 1983, un avión muy nuevo se estrelló solo cuatro kilómetros antes de aterrizar en Cuenca. Murieron 119 personas. Es el peor accidente de la aviación ecuatoriana. Causas: poca capacitación del piloto y desconcentración por el mal clima laboral que reinaba en Tame.

El Boeing 737-200 fue el segundo avión “de fábrica” que adquirió Tame, la histórica aerolínea militar ecuatoriana. Era de los primeros jets que llegaban al país. Modernizar la aviación nacional fue una de las políticas implementadas por el presidente Jaime Roldós, quien irónicamente falleció en otro accidente aéreo.

La aeronave accidentada en Cuenca tenía apenas dos años de haber sido construida. Entre las condiciones de compra estaba el compromiso del fabricante de entrenar a los pilotos, durante seis semanas, en la misma Boeing, en Seatle, Estados Unidos. Además, se estipulaba que después del curso, los pilotos empezaran a volar acompañados durante 30 días por un instructor puesto por el fabricante y, el siguiente mes con un copiloto de seguridad extranjero aprobado por Boeing. Finalmente estaba escrito que solamente al completar 100 horas de vuelo, un piloto ecuatoriano estaría apto para convertirse en comandante de esa nave.

Ninguno de estos requisitos cumplía el piloto al mando del vuelo Tame 173 que partió ese lunes 11 de julio a las 07h00 desde Quito. Era un general en retiro que tenía detrás una brillante carrera militar. Fue Comandante de la FAE durante el gobierno de Roldós y se lo recuerda también por las decisiones firmes que tomó durante la guerra de Paquisha, de 1981, y que evitaron escalar el conflicto.

Como era usual en la época, Tame siempre tenía una plaza de trabajo para generales en retiro. Esta no fue la excepción. El comandante ingresó a la aerolínea diez meses antes del accidente y empezó volando aviones Electra, unos turbohélices fabricados en 1959. En marzo de 1983 fue enviado a Brasil para que durante solo tres semanas aprenda a pilotear aviones jet, en un simulador. Volvió para sentarse a la izquierda en la cabina (para entonces un general no podía “degradarse” a copiloto). Al momento del accidente, tenía apenas 30 horas de vuelo en Boeing 737.

“¡Ay, Juanito! Le digo que vamos de mal en peor, carajo. Yo ando bien despechado, bien despechado. Quiero promover una reunión para de una vez decirles las verdades, carajo. Ya no se puede seguir soportando tanta pendejada”. Quien hablaba así, era el piloto del vuelo Tame 173, mientras despegaba del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Iban rumbo a Cuenca. A bordo, según una crónica periodística de la época, “el Boeing traía un selecto grupo de pasajeros, entre ellos, lo más florido de la sociedad cuencana”. Todos, los 119 ocupantes fallecieron.

Desde el archivo, la edición impresa de Vistazo recuerda cómo fue este accidente 40 años después. Ingrese a este link para leer la nota completa.


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