El carro del padre Enrique Fabián Arcos Sevilla fue hallado completamente incinerado, luego de conocerse su muerte este domingo 3 de noviembre.
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El sacerdote, de 53 años, había sido reportado como desaparecido el pasado miércoles 30 de octubre, en la ciudadela Cristóbal Colón de Ambato. Ante este hecho, la Policía realizó cerca de una veintena de allanamientos en la búsqueda de pistas, y centró sus esfuerzos en localizar el vehículo en el que el padre se desplazaba.
Durante las diligencias, las autoridades hallaron el cuerpo sin vida de Arcos en el sector de Panzaleo, en Salcedo (Cotopaxi). Según la información preliminar, el cuerpo presentaba signos de violencia y fue encontrado en la carretera, con las manos atadas.
El cadáver fue trasladado a la morgue local, donde se le realizará la autopsia correspondiente para determinar la causa exacta de su muerte.
Mientras que la tarde de este lunes, las autoridades confirmaron el hallazgo del vehículo del sacerdote, un automóvil Kia, de placa TKB-4069, completamente incinerado y abandonado en una zona rural de la parroquia Lloa, al sur de Quito.
La investigación hasta el momento ha revelado que, antes de su desaparición, el sacerdote estuvo acompañado por tres personas, entre ellas un comerciante informal.
El hallazgo del cadáver del religioso ha causado una onda preocupación entre la población de Ambato, sobre todo de la comunidad religiosa, que se había unido en oración desde que se enteró de su desaparición.
Se conoce que el sacerdote prestaba apoyo en las celebraciones religiosas en la parroquia de Huachi Chico, en el sur de Ambato, provincia de Tungurahua.
La muerte violenta de Arcos Sevilla se produjo en medio de la crisis de inseguridad que vive el país al menos desde hace cuatro años, y que llevó a convertir a Ecuador en el más violento de América Latina en 2023, cuando reportó un índice récord de 47,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes.