Hace más de dos décadas, dejó la comodidad del Ecuador para probar suerte en el extranjero. Hoy Vilma Sotomayor, la querida Cristina de 'Manzana 12', vive plenamente su rol de esposa, madre y actriz.
A Vilma le dicen camaleón porque puede actuar de todo, como si fuera una extensión de su personalidad. Su actuación en un comercial como secretaria de Mi Comisariato, recibiendo su bono navideño, pasó inadvertida. Luego participó en algunas obras de teatro y empezó a actuar en telenovelas ecuatorianas. Fue la malvada de “Dulce Tormento”, drogadicta en “Ángel y demonio”, abusada y asesinada en “Las Sangurimas” y Cristina en Manzana 12.
“Me divertí haciendo de villana pero como tierna y buena te ganas el corazón del público y eso no tiene precio”, explica Vilma, quien ha forjado su carrera a paso lento y “con sus propios pies”.
Tanto en Ecuador como en México asistió a los castings, rechazó las propuestas indecentes y trabajó con la gente que le daba seguridad y roles tan difíciles como apasionantes. Se enorgullece al decir que nunca tuvo palanca y se ganó el respeto a base de trabajo y dedicación.
Todo empezó cuando era adolescente. Era buena alumna, descomplicada y eternamente insatisfecha. Lo único que tenía claro era la profesión que quería ejercer. ¿Qué hubieras hecho si no fueras actriz? le pregunté. Actriz, contestó sin vacilar.
La chava de Televisa
Para quienes la conocen, Vilma ha heredado la belleza de sus ancestros vinceños; es una chica de carácter fresco y sin ataduras. Ella se define como “luchadora, amorosa y alegre”, a lo que habría que añadir valiente, porque cuando decidió viajar a México, a finales de los 90, lo hizo contra todos los pronósticos.
Ser actor es como una escalada por la pared: algunos encuentran un lugar cómodo y se quedan, pero el talento obliga a seguir subiendo y es lo que hizo Vilma.
Vivía un gran amor, era una actriz querida y cotizada, tenía una vida económicamente tranquila, pero soñaba con ir a estudiar a la mejor escuela latinoamericana de actuación, que es el Centro de Educación Artística del canal Televisa.
“Ha sido la experiencia más increíble que tuve y esa emoción jamás se me olvidará. Venir sola y hacerme camino aquí es lo que más me enorgullece, porque me demostré que mientras te propongas algo y luchas por eso, lo puedes conseguir”, confiesa esta actriz, que nunca pensó radicarse en México. “La idea fue solo estudiar y regresar, pero la vida te va llevando por caminos que jamás pensaste”.
Los roles de su vida
En Ecuador es muy recordada por sus roles, en las décadas de los 80 y 90, de Cristina en el programa televisivo ‘Manzana 12’ y sobre todo su interpretación sufrida y conmovedora en ‘Las Sangurimas’. En México ya hace parte de la familia actoral de Televisa y ha grabado regularmente desde finales de los 90 en telenovelas como ‘La casa en la playa’, ‘Clase 406’ y ‘Por un beso’, y condujo varios programas, entre esos: El ‘Latín top’ y ‘Hot’.
“Ahora soy mamá casi al cien por ciento, pero cada uno o dos meses grabo ‘La rosa de Guadalupe’ o ‘Como dice el dicho’, que son series que me dan la oportunidad de volver a grabar y además estar con mi familia”, detalla Vilma, casada con el empresario José Antonio Alcócer y madre de María José, José Antonio y Eduardo.
Tik tok como terapia
Esos últimos meses, Vilma vivió la pandemia en su casa con su familia. “Creo que definitivamente es de las etapas más duras que he vivido. Estuve con mi esposo e hijos pero siempre con el miedo intenso y profundo por mi mami, por mi familia y amigos en Ecuador. Ha sido muy desgastante”, cuenta la actriz, quien aprovechó para iniciarse con mucho humor en la red social del momento, TikTok, donde ya cuenta con más de 20 mil seguidores.
“Ha sido un excelente ejercicio para seguir actuando, haciendo participar a mi familia y además fue, sin lugar a dudas, una tremenda terapia”, acota la mamá que se describe como “gallina protectora”.
Vilma vive sus años feliz, realizada y disfrutando la vida en cada momento. “Amo leer, nadar, la playa, escuchar música, sentarme un rato y solo pensar”, asevera la eterna actriz del Ecuador. “Tengo una vida increíble; me equivoqué y seguramente lo haría de nuevo. Lo importante es no temer, vivir a mil, arriesgarse, volver a intentarlo y jamás detenerse, ni dejar de soñar..”
Mientras el tiempo avanza, ella acompaña a sus hijos en su crecimiento, apoyándolos en sus decisiones y educándolos con amor.
Suena como música de fondo las letras de su canción favorita con la que se identifica y aplica en su vida familiar “Y dale alegría, alegría a mi corazón... afuera se irán la pena y el dolor”, porque donde está Vilma siempre hay risas, alegrías y la sensación de bienestar para quienes ella ama, además, como el cariño siempre es recíproco, aunque la distancia física la mantenga lejos de Ecuador, el respeto de su público le dirá siempre que ni la soledad se atrevería a ocupar su lugar.