A Hellen le gusta recordar su Esmeraldas natal con orgullo. La mayor de cinco hermanos tuvo una niñez feliz jugando en el rio Teaone con sus primos mientras su abuela materna lavaba la ropa en medio de los sembríos de cacao y verde. “Ser esmeraldeña es haber nacido en el paraíso terrenal, saber entonar la marimba, bailarla, y hacer ‘encocao’. Traigo en mi sangre la gran herencia ancestral de las leyendas afro”, acota la hija de un militar retirado -héroe de la guerra de Tiwinza de 1995- y de una ama de casa que le enseñó cómo evitar sufrir por la discriminación. “Mi mamá siempre me dijo que habrá diez chicas blancas por una negra y que si me querían discriminar debía reaccionar y no sentirme mal. A final de cuentas soy una mujer sencilla y me quiero como soy. Cada quien tiene su propia estrella que le permite brillar”, sentencia con una sonrisa.
SUEÑO DE REPORTERA
Su madre quería que su primera hija fuera médico, pero ella le contestaba: “seré periodista en la televisión’ y ya lo logró hace 15 años. Hellen Quiñónez (34) atribuye sus logros a la perseverancia. En reuniones familiares agarraba el palo de la escoba y hacía discursos, dirigía la fiesta. “Desde niña me visualicé, cuando jugaba siempre hablaba de la tv y de mis sueños. Con disciplina y fe lo logré”, explica la reportera que también fue candidata a reina de su provincia. “No gané, pero a los 20 años tuve la oportunidad de crear una fundación que apoyaba a niños y personas de la tercera edad. Dejé los reinados, sé que hay otras formas de ayudar”.
En Esmeraldas Hellen ingresó a los sets de televisión en un espacio de música que se transmitía los sábados en la noche en Marvisión luego le pidieron que haga un reemplazo en una revista familiar. “Tenía que madrugar. Fue la primera vez que aparecí en ese horario. Después de ocho años en Marvisión me llamó Milton Pérez para hacer una prueba en Teleamazonas, llegué un viernes y me dijo: ‘el lunes empiezas’.
Tuvo que acostumbrarse a Quito, conocer sus calles, sus historias y más que todo aprender a tener un hablado neutro. Al principio llegaba tarde al set porque no medía bien las distancias. “Estaba sola, extrañaba a mi familia, pero cuando estaba en el trabajo era otra persona. Mis compañeros se convirtieron en mi segunda familia”, relata la hincha de Barcelona y de la salsa romántica.
Hellen tiene 14 años madrugando a las 4 de la mañana para contar historias todos los días y nunca ha dudado haber escogido esta profesión. “Mis reportajes le han cambiado la vida a mucha gente, esto me hace sentir muy orgullosa”.
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FUTURO EN TIEMPOS DE PANDEMIA
El 19 de marzo de este año la reportera de Teleamazonas se contagió de Covid después de haber ejercido su profesión a diario durante el primer año de la pandemia. “Me contagié en una cobertura en un hospital. No presenté muchos síntomas y los combatí con medicina natural ancestral. Todos los días mi mamá hervía agua de eucalipto y manzanilla para ducharme, mis papás estuvieron conmigo y gracias a ellos salí rápidamente de la enfermedad”, afirma
Ya de regreso al set del noticiero Hellen está consciente que su presencia es normal y necesaria. “Somos un país multiétnico y tengo un espacio porque me preparé y me lo gané. Estoy orgullosa del color de mi piel, pero no me escogieron ni me mantengo por ser negra”, afirma la comunicadora que sueña con incursionar en el periodismo investigativo judicial. “Soy constante y disciplinada, y puliendo las habilidades quisiera realizar un programa de entrevistas políticas”. ¿Y qué más se le puede desear para el futuro? “Mucho amor, que nunca me falte mi familia, el trabajo, la salud y los buenos amigos con quien reír y llorar”.