En 2018, los estadounidenses contuvieron su respiración cuando Bill Cosby, un comediante que hizo reír a varias generaciones durante cinco décadas, fue sentenciado a 10 años de prisión por violar a la exbasquetbolista Andrea Constand, tras drogarla en su casa de Filadelfia, en 2004. A partir de ese escándalo, la cantidad de mujeres que denunciaron haber pasado por la misma situación, ascendió a la impactante cifra de 60 personas.
Cosby era considerado el “padre de América” tras haber interpretado al doctor Heathcliff "Cliff" Huxtable, un amoroso y excéntrico padre de familia, en la serie The Cosby Show. El programa presentaba la vida de una familia afroamericana de clase media-alta que vivía en Brooklyn, Nueva York; y se enfocaba en “valores positivos como el ascenso social y la integración racial”, de acuerdo con el portal Infobae.
Cosby se volvió un ícono de la cultura pop y recibió grandes condecoraciones como la Medalla Presidencial de la Libertad por parte de George W. Bush, en 2002, un lugar en el libro Los 100 más grandes afroamericanos, el premio Lone Sailor Award por el Navy Memorial de los Estados Unidos, entre otros.
Sin embargo, su brillante carrera y la imagen paternal que el pueblo estadounidense tenía de él, se vio cuestionada en 2015, cundo 35 mujeres lo denunciaron públicamente por abuso sexual.
DENUNCIAS
Ese año, la revista New York reveló las historias de 35 mujeres que conocieron el otro lado de Bill Cosby: un abusador y depredador sexual. Las revelaciones de 50 años de delitos sexuales no solo impactaron a la comunidad, sino que fueron el símbolo de un gran cambio de la época, un símbolo de que las víctimas alzaban su voz porque habían dejado de tener miedo.
Este fue el brote del movimiento “#MeToo”, en el que víctimas de violencia sexual se animan a contar sus experiencias y a señalar a sus abusadores.
En 2014, el comediante Hannibal Buress se hizo viral por un fragmento de uno de sus stands ups, en el que decía que Cosby remarcaba a las personas afrodescendientes de la televisión: ‘Súbanse los pantalones… Les puedo hablar desde arriba porque tuve una sitcom exitosa.’
Bill Cosby y su familia se volvieron famosos por The Cosby Show.
“Sí, bueno, pero violas mujeres, Bill Cosby, así que baja la locura un par de decibeles… Supongo que solo quiero que les resulte raro ver las reposiciones de The Cosby Show. ¡La imagen de ese tipo es de teflón! Es una mierda, pero cada vez que digo esto, el público cree que lo estoy inventando…” indicó Buress.
El actor no estaba diciendo nada nuevo, ya que una década atrás, en 2005, 14 mujeres habían acusado a Bill Cosby de violación sexual. La primera denuncia la exbasquetbolista Andrea Constand, quien conoció a Cosby cuando trabajaba en el departamento de atletismo de la Universidad de Temple, donde él era consejero. Constand les dijo a las autoridades que el hombre la violó y la penetró con los dedos en 1965, mismo año en el que él ganó su primer premio Grammy por I Started Out as a Child.
Cuando el testimonio de la jugadora de baloncesto se hizo público, una abogada de California se presentó en el programa Today y señaló que Cosby le había hecho lo mismo treinta años antes. Así, se sumaron las revelaciones de otras mujeres, que contaron historias similares, pero sus testimonios cayeron en el olvido porque se llegó a decir que nada de lo que denunciaban era cierto, simplemente porque eran “inviolables”.
Las acusaciones contra Cosby tardaron años en salir a la luz porque a veces incluso las personas cercanas a las víctimas les decían que, si ellas habían ido a la casa del actor, serían vistas como responsables. Repetían, como el agresor a cada una de ellas, “¿quién te va a creer?”
SENTENCIA
El caso Constand se llevó a juicio, en el que Cosby admitió que solía drogar mujeres, sobre todo jóvenes modelos con problemas financieros, con un potente ansiolítico que tenía efectos hipnóticos e inmovilizantes. El hombre no lo consideraba peor que invitarlas con unas copas, ni pensaba que eso pudiera tratarse siquiera de un abuso. Él pensaba que, si ellas habían aceptado encontrarse con él, según su declaración, tenía derecho sobre ellas.
Para 2014, Cosby parecía impune e invencible: pese a sus acusaciones, tenía un especial de stand up e incluso estaba inmerso en planes de una nueva comedia familiar para la cadena NBC. No obstante, con las denuncias la incertidumbre creció y el país entero empezó a procesar en las redes sociales que uno de los grandes ídolos nacionales, el simpático Dr. Heathcliff Huxtable, con quien muchos crecieron, había violado a mujeres durante décadas, sin consecuencias, mientras se daba el lujo de dictar lecciones de moral.
Andrea Constand, exjugadora de baloncesto, fue la primera víctima
Incluso el entonces presidente, Barack Obama, se refirió al caso en 2015: “Si le das a una mujer –o a un hombre, da igual– una droga sin que lo sepa, y después tienes sexo con esa persona sin su consentimiento, eso es una violación”.
No era cómo o fácil aceptar que la “encarnación misma del sueño americano, un modelo de superación que había sufrido la propia tragedia racial” fuera un depredador sexual. Además, este hecho demostraba un mensaje que el movimiento feminista intentó denunciar desde los años 60, cuando el actor empezó sus actos criminales: que la mayoría de las violaciones no ocurrían en la calle ni eran eventos fortuitos de inseguridad. El agresor podría ser una figura querida, un familiar, alguien que se sienta en el salón de su casa todas las noches y es el preferido del prime-time.
Cosby no solo fue el primer afroamericano en protagonizar un drama televisivo, con su papel en la serie I Spy, y el primero en hacer de una comedia sobre una familia, el programa más visto de los Estados Unidos, sino que también fue la primera estrella de Hollywood condenada por abuso en los tiempos del #MeToo.
El 25 de septiembre de 2018, al comediante lo sentenciaron a 10 años de prisión por el caso Constand. De acuerdo con la abogada Gloria Allred, quien representó a las mujeres que testificaron contra el actor, “lo más importante en un caso contra un famoso, es conseguir que les crean a las mujeres –explicó en una entrevista con El País de España–. Me parecía que, si solo testificaba Andrea Constand, una mujer que no es famosa, podían no creerle frente a un hombre tan famoso y querido durante décadas, que se declara no culpable. Siempre pensé que la clave era que otras mujeres pudieran testificar”.
Pese a las causas fallidas contra Donald Trump, Tiger Woods, OJ Simpson, entre otros, el movimiento #MeToo cambió la mirada de las fiscalías y los juzgados en los Estados Unidos. En el primer juicio, Allred presentó 33 testimonios de acusantes, de los cuales solo uno escuchó el juez, por lo que en primera instancia el juicio terminó en nulo. No obstante, en el segundo juicio Allred presentó 19 testigos, de los cuales el juez accedió a escuchar cinco.
“La base de esta condena es que por fin les creyeron a las mujeres. Ahora las víctimas le están diciendo las verdades al poder. Y el poder las tiene que escuchar”, indicó Allred.
CHARLASPresident Obama states on TV that drugging and having sex with a woman after is called Rape!!! @WhoopiGoldberg @cnnkyra @LinseyDavis
— Beverly Johnson (@BeverlyJohnson1) July 15, 2015
“No tengo que tomar ningún curso, porque soy inocente. Hacerlo sería una admisión de culpabilidad”, dijo a su vocero, Andrew Wyatt, el único visitante al que recibe en la cárcel.
No obstante, el actor de 83 años ha tratado de probar su inocencia de otra forma: actualmente imparte charlas en el centro correccional. Cosby siempre se presentó ante la sociedad como un modelo de progreso para los afroamericanos, debido a su éxito fulminante en televisión. Con un pasado donde sobresalen dos Globos de Oro, cuatro Emmys y nueve Grammys, ha encontrado en las personas privadas de la libertad un público ideal y cautivo para expandir su mensaje.
El actor ya no cuenta con el apoyo de las pocas celebridades que en un principio lo consideraron una víctima del racismo, como la actriz Whoopi Goldberg y el director Spike Lee, pero tiene sus seguidores en prisión, cientos de personas que lo han escuchado hablar en el programa Mann Up, una iniciativa de la cárcel de Phoenix para empoderar e incentivar a los hombres afrodescendientes con condenas largas, a cambiar su vida y ser mejores personas.
“Nunca quise que me pusieran en un pedestal, pero es un privilegio”, dijo en una entrevista con BlackPressUsa.
Bill Cosby da charlas en el programa Mann Up.
Además, aseguró que estaba preparado para cumplir toda su sentencia “cuando sea el momento de la audiencia por mi libertad condicional, no van a escucharme decir que estoy arrepentido. Yo estuve ahí. No me importa que venga un grupo de personas y hable de esto cuando no estuvo ahí. Ellos no saben.”
La mayoría de los oyentes de Mann Up se han convencido de que Cosby es una especie de preso político, una persona que se encuentra en la cárcel sin haber cometido un delito tipificado, sino porque sus ideas suponen un desafío o una amenaza para el sistema político establecido.
El actor ha sabido usar su “martirio” a su favor: les habla a los presos de la importancia de la familia y la educación, de cómo ser buenos ejemplos para sus hijos y prepararlos para enfrentar las dificultades de la vida después del encierro, consejos para buscar trabajo y cómo mantenerse alejados de las drogas.
“Soy como los grandes presos políticos, como Martin Luther King Jr. y Nelson Mandela”, les dice.