La madrugada de este 30 de agosto, la ciudad de Araçatuba, en Brasil, fue invadida por un grupo de criminales fuertemente armado. De acuerdo con el alcalde Dilador Borges, el objetivo de los ladrones era asaltar una serie de entidades bancarias, por lo que en la zona tomaron rehenes y pusieron una serie de explosivos para que nadie se acerque. Además, bloquearon las entradas a la ciudad con vehículos en llamas.
De acuerdo con el portal Infobae, los delincuentes amarraron a algunas personas a los capós de sus autos para formar una especie de escudo humano y que la policía no pueda atacarlos. Borges confesó a la CNN que “fue una noche de horror”.
Asimismo, los criminales monitoreaban los movimientos de los policías a través de drones, para no tener sorpresas. Tras asaltar los bancos, la pandilla procedió a asaltar a los ciudadanos y abandonó el sitio. Más tarde, los ciudadanos denunciaron haber encontrado explosivos en las calles y en las tiendas. Concretamente una de ellas estaba bloqueada por diez dispositivos explosivos.
Las autoridades han recomendado a los ciudadanos que no salgan de sus casas, pues el material explosivo puede ser activado con el calor o el movimiento. Según el Grupo de Acciones Tácticas Especiales, todavía no se han ubicado todos los sitios afectados.
Producto de la noche de terror, al menos tres personas murieron y otras tres resultaron heridas. No se ha informado la identidad de las víctimas, aunque según Borges uno de los heridos fue uno de los perpetradores del ataque. Se cree que fue “abandonado” por sus compañeros cuando intentaban huir.
Tampoco se ha revelado la cantidad de dinero robada por los delincuentes, pero sí que hasta el momento tres personas han sido detenidas. El alcalde cree que “en pocas horas debemos tener resultados positivos de arrestar a parte de esa banda”.
Esta no es la primera vez que algo así sucede en Araçatuba. En 2017, un grupo armado robó a una empresa de valores y bloqueó con autos en llamas las salidas de la sede de la Policía Militar. En aquella ocasión hubo un intercambio de balas y los criminales también usaron explosivos para ceder el edificio.