Amy Jardon, oriunda de Iowa en Estados Unidos, empezó a sentir cosquilleo en uno de sus pies. Al ver que la sensación extrañaba continuaba, decidió sacarse el calcetín y mirar su pie.
Notó que entre sus dedos había una pequeña mancha de color café. “Eso es interesante. Nunca lo había notado antes”, mencionó la mujer al ver la formación del tamaño de una cabeza de alfiler, según cita Today.
Pero la picazón seguía, así que llamó a su doctora de cabecera, quien le dijo que no era nada de preocupación, pero que se hiciera una biopsia.
Poco tiempo después, Amy recibió una llamada, en la que le informaron que aquella mancha entre los dedos de sus pies era un melanoma.
La mujer se preocupó mucho porque meses antes su madre había muerto por cáncer y su hermana también padecía una enfermedad. Así que buscó la opinión de otro doctor.
Acudió a la Clínica Mayo de Arizona, donde le confirmaron que en efecto era melanoma, pero acral, un tipo de melanoma que aparece en las palmas de las manos, las plantas de los pies o debajo de las uñas.
Según la Fundación AIM en Melanoma, este tipo de cáncer de piel “es relativamente infrecuente en la población general” y se desarrolla en áreas que no están expuestas al sol, por lo que es de difícil detección.
Amy decidió iniciar el tratamiento y la extracción del melanoma después de participar en una maratón. Habló con el cirujano y este aceptó.
“Mirando hacia atrás, no recomendaría que la gente hiciera eso”, aseguró la estadounidense. “Creo que (el doctor) pensó que esto era una etapa temprana y que iba a arruinar mi mundo diciéndome que ya no podía correr. Me estaba dejando tener un último ‘hurra’”, dijo la mujer a Today.
El proceso se llevó a cabo sin novedades, pero ella admitió que la recuperación fue complicada porque debía mantener el pie izquierdo suspendido y sin ponerle peso.
Luego de un tiempo, volvió a correr y en la actualidad es activista contra el cáncer. “Me gusta enfatizar que el melanoma puede ocurrir en cualquier lugar”.