Tres niños y tres adultos murieron este lunes en una matanza en un colegio privado cristiano del sur de Estados Unidos, un drama que ha reabierto el debate sobre los estragos de las armas de fuego en el país.
El jefe de la policía local, John Drake, identificó al atacante como Audrey Hale, de 28 años.
De acuerdo con su perfil de LinkedIn, se trata de una persona trans que se identificaba con pronombres masculinos.
Llevaba consigo "al menos dos rifles de asalto y una pistola", informó el portavoz de la policía local, Don Aaron, en rueda de prensa. Murió abatido por las fuerzas de seguridad.
A media mañana el joven entró por una puerta secundaria al pequeño colegio, The Covenant School, del que se cree que fue alumno, según los elementos preliminares de la investigación.
Cruzó la planta baja y subió al primer piso efectuando numerosos disparos. Tres alumnos, de 8 a 9 años, y tres adultos, de 60 a 61 años, resultaron muertos, afirmó Aaron.
Los policías acudieron al lugar y tras escuchar disparos en el piso de arriba subieron "inmediatamente" y "mataron" al atacante que fue declarado muerto a las 10H27 (15H27 GMT), es decir un cuarto de hora después de la primera llamada de auxilio, precisó.
Una de las víctimas, identificada como Katherine Koonce, aparece como directora en el sitio web de la escuela.
Durante el asalto, una de las profesoras de preescolar logró llamar a su hija.
"Me dijo que estaba escondida en un armario, que había disparos por todas partes", declaró Avery Myrick a la televisión WSMV4, una filial local de NBC. Ella se sintió aliviada de que su madre siga viva, pero "siente dolor por todos aquellos" que perdieron a sus seres queridos en esta matanza.
DESGARRANDO EL ALMA
Durante todo el día padres angustiados pasaron a recoger a sus hijos en la iglesia en que fueron puestos a cubierto.
Un "manifiesto", hallado en el domicilio de Hale junto a un plano "con los accesos" al colegio, enumeraba otros objetivos potenciales y parecía indicar un acto premeditado.
El presidente Joe Biden elogió a las fuerzas de seguridad por la rapidez con la que reaccionaron al crimen, que calificó de "repugnante", y ordenó que las banderas de la Casa Blanca ondearan a media asta.
La violencia armada "está desgarrando nuestras comunidades, desgarrando el alma de esta nación", comentó desde Washington, y pidió nuevamente al Congreso que prohíba los rifles de asalto.
El demócrata lleva tiempo pidiendo que el Congreso prohíba, o al menos restrinja, la posesión de estas armas destinadas a causar el máximo número de víctimas, pero los republicanos se oponen.
Los congresistas republicanos del estado de Tennessee, cuya capital es Nashville, también se declararon consternados en las redes sociales, sin mencionar el tema de las armas de fuego.
"Estoy devastado", tuiteó el senador republicano Bill Hagerty. Su colega Marsha Blackburn llamó a "rezar" por las víctimas.