Pese a su relación de patrón y trabajador, Jhon Jairo Velásquez alias “Popeye” no solo fue el sicario destacado de Pablo Escobar, también fue su confidente y amigo. Tal era la relación de ambos, que Popeye solía decir a los medios de comunicación: “Yo ante todo era leal a Pablo”.
Y aunque el sicario del cartel de Medellín se llevó algunos secretos de Escobar a la tumba, durante varias entrevistas reveló cuantiosos detalles sobre el estilo de vida de su patrón y en particular sobre Wendy Chavarriaga Gil, la mujer que ambos amaron y que el narcotraficante mandó a matar.
Wendy era una modelo de piernas largas “que parecían salirle de la nuca”, según la describía Popeye. “Fue su segunda mujer, después de Tata”. Tata es María Victoria Heano Vallejo, la única esposa que tuvo Escobar y madre de sus hijos.
La joven modelo disfrutaba de los beneficios de estar con el narcotraficante más poderoso de Colombia: autos de lujo, joyas, ropa de diseñador y viajes alrededor del mundo. Todo lo que ella pedía, Pablo se lo daba, contó el sicario.
Escobar incluso se la llevó a Nueva York y paseaba con ella por las calles de Manhattan: “El patrón contó orgulloso que un día llegó con Wendy al reinado de belleza que se celebraba en la Gran Manzana y la gente se detenía a mirarla como si fuera una de la candidatas”.
Sin embargo, según Popeye “lo único que el patrón le tenía prohibidísimo a sus amantes era que quedasen embarazadas. Y Wendy no cumplió".
La modelo quedó embarazada, algo que era inaceptable para Escobar, quien consideraba que la familia era sagrada.
“Ella quedó embarazada por plata, pero el patroncito no quiso saber nada y le mandó a dos ‘pelaos’ y al veterinario para que le sacaran el bebe”, contó con escalofriante tranquilidad Popeye frente a Infobae. La durmieron y la hicieron abortar en la Hacienda Nápoles. “Cuando la mujer despertó, El Patrón le informó que la relación había terminado”.
Meses después, Popeye encontró a la modelo en una discoteca de Medellín, le ofreció una copa, bailaron y se sedujeron. Según el relato del sicario, esa misma noche cayó enamorado.
Al día siguiente, decidió contarle a su patrón sobre la noche con Wendy:
–¿Y qué tal Pope, estabas rumbeando ayer por la noche? – preguntó el capo narco.
–Estaba en la discoteca y me encontré con la Wendy – le confesó Popeye.
–¿Cómo? ¿Y qué pasó?
–Me la llevé para la casa, patrón. Y nos enredamos ahí nomás.
–Hace el amor muy bueno, Pope… pero déjeme que le diga que usted no es un hombre para Wendy: ella es para capos. Tenga cuidado, ahí hay algo raro.
La referencia de que Wendy era para capos no ofendió a Popeye, quien luego confesó a Infobae: “El Patrón hablaba francamente y miraba a los ojos. Yo era un sicario y ella buscaba narcos. Era una mujer muy cara. Los narcotraficantes en ese momento eran extremadamente ricos: tenían aviones, haciendas, mansiones, autos de lujo que ni los más ricos tenían. Yo no podía darle nada de eso. Por eso el patrón lo vio raro. Él tenía un octavo sentido…”.
La pareja se siguió frecuentando, pero ante la desconfianza de Escobar, este decidió intervenir su teléfono. En poco tiempo descubrió que Wendy había estado en contacto con el jefe del Bloque de Búsqueda del Gobierno colombiano, una división creada para capturar vivo o muerto al narcotraficante.
“Popeye no me dijo aún dónde está Pablo. Si, si, cuando me diga le aviso”, le decía Wendy al oficial gubernamental. Se había convertido en informante del Bloque para vengarse del hombre que la obligó a abortar.
“Entonces, el patroncito me pone la grabación. Y escucho la voz de Wendy…”.
–¿Qué hacemos ahí, Pope? Se acuerda que le advertí– le dijo Escobar mirándolo a los ojos.
–Pues usted tiene toda la razón, patrón. Esto es gravísimo. Yo sé qué tengo que hacer.
“Entendí que tenía que matarla. Él me trataba con cariño, pero era el patrón de patrones. Las órdenes no se discutían. Yo la quería con toda mi alma, pero me sentí usado. Ella me enamoró para vengarse de Pablo. Me estaba utilizando para llegar a él. Cuando Pablo me muestra las pruebas y me dice “¿Qué hacemos?”, yo era un hombre de causa. Y sabía que me mataban a ella o a mí. Y preferí que fuera ella" confesó Vásquez.
Popeye, leal a su patrón, llevó a cabo el asesinato de Wendy Chavarriaga:
“Concerté una cita con ella en uno de los restaurantes de moda. Y mandé dos de mis hombres, porque yo estaba enamorado y no quería ser quien la matara. Me paré a media cuadra. No existían los celulares y llamé por teléfono al restaurante. Mis muchachos tenían la orden de actuar cuando el camarero preguntara en voz alta por la señorita Wendy. Oí sus tacones aproximándose al bar, y luego los tiros y su grito… Quería oírla morir, porque yo me sentí pequeño, usado, idiota”.
–¿Se acercó a ella? – le preguntaron en la revista Semana de Colombia.
–Sí. La vi en el charco de sangre y sentí un cosa brutal de rabia, amor, tristeza y odio. Como si me saliera de dentro un espíritu maligno. Nunca he vuelto a sentir nada igual. Usted no sabe lo que es matar a una persona a la cual se adora. Pero Wendy había traicionado a mi Dios que era Pablo Escobar Gaviria.
A pesar de la orden de asesinar a la modelo, Popeye nunca guardó rencor contra Pablo, su “amado jefe”, y de quien en su momento declaró: “Me siento muy orgulloso de haber trabajado para él. No me siento orgulloso ya de los crímenes, pero fue una guerra donde Pablo gastó 500 millones de dólares y donde a nosotros también nos mataban amigos y familia. Yo enterré a mi Patrón”.