El ruso Artiom dibujó en una carta un enjambre de corazones con una forma parecida a una patata, un esbozo que su novia Alexandra llegó a tatuarse para reducir la distancia que lo separa de su enamorado, encarcelado por criticar el conflicto en Ucrania.
"Este se parece a un gato", afirma su novia mientras señala uno de los corazones, que se tatuó en el brazo "para tener siempre un trozo de Artiom" en su cuerpo.
Artiom Kamardin, de 32 años, fue detenido en septiembre por un hecho aparentemente banal, pero reprimido en la Rusia de Vladimir Putin: recitar un poema contra la ofensiva militar en Ucrania.
Desde entonces, Alexandra Popova, de 28 años, se aferra a las pequeñas cosas para no hundirse en la tristeza provocada por la situación de su novio, a quien, según él, violaron durante su encarcelación.
Esta pareja pensaba hasta hace pocos meses que le esperaba un futuro radiante, pero sus expectativas se quebrantaron con el conflicto bélico en Ucrania y el endurecimiento del régimen en Rusia.
La guerra no solo marcó a miles de familias rusas que perdieron a un hijo o un marido en el frente, sino también aquellas parejas que se separaron a causa de la movilización militar, el exilio forzado o la encarcelación.
Una vez detenido en comisaría, según su abogado, lo golpearon y penetraron analmente con una barra de pesas. Y lo obligaron a grabar un video difundido en internet en que pedía disculpas, una práctica corriente en algunas dictaduras, pero poco habitual en Rusia.
Alexandra también recuerda cómo la agredieron los agentes, rociándole pegamento en la boca y sus mejillas y amenazándola con una "violación colectiva".
La pareja denunció esa detención y el Comité de Investigación ruso anunció a finales de noviembre una verificación por un posible "abuso de poder", según un documento consultado por la AFP.
Desde entonces, Alexandra quedó traumatizada: "Cuando estoy en casa, me imagino que derribarán la puerta o que me están siguiendo o escuchando. Sé que es una paranoia, que no es real, pero no puedo volver a sentirme en seguridad".
Alexandra y Artiom se conocieron en 2019 durante una manifestación de la oposición. Primero fueron amigos y el año pasado empezaron una relación sentimental.
Esta pareja de militantes quiere ahora casarse en la prisión, lo que permitiría a Alexandra ver más a menudo a Artiom, con quien no ha podido hablar en persona desde septiembre.