El mexicano Joaquín "Chapo" Guzmán, uno de los narcotraficantes más célebres del mundo, fue condenado este miércoles por un juez de Nueva York a pasar el resto de sus días en una cárcel de Estados Unidos.
El Chapo, protagonista de dos espectaculares fugas de prisión de cárceles mexicanas, probablemente cumplirá su sentencia en la cárcel de Colorado ADX Florence, conocida como la "Alcatraz de las Montañas Rocosas" y considerada la más segura de Estados Unidos.
De acuerdo con el diario The New York Times, la Penitenciaría de Máxima Administrativa de los Estados Unidos (ADX) ubicada en el estado de Colorado, está destinada a encarcelar a lo peor de la clase criminal. Nadie ha escapado jamás del lugar.
Entre otros, allí purgan su condena Ted Kaczynski, conocido como Unabomber, y Zacarias Moussaoui, condenado por su rol en la organización de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Fue diseñada para alojar presos considerados "demasiado peligrosos para las cárceles comunes".
Los reos están en aislados 23 horas al día y sus celdas tienen una dimensión de 3.5 x 2 metros. La cama es una losa cubierta con un delgado colchón y mantas. Reciben la comida en sus celdas, donde comen apenas a unos metros del inodoro.
Cuentan con una sola ventana de aproximadamente 107 centímetros de alto y 10 centímetros de ancho. Por allí entra un poco de luz natural, pero fueron hechas de tal manera que los prisioneros no puedan ver más allá del edificio, ni a los otros reos.
Se les permite una hora de receso en una jaula al aire libre, un poco más grande que las celdas de la prisión. Desde allí, solo se pueden ver el cielo.
Desde que ADX abrió en 1994, al menos seis presos se han suicidado. En la mayoría de casos de suicidio, los prisioneros se han colgado a sí mismos con sábanas.
En la audiencia de hoy, el Chapo se quejó ante el juez de sus condiciones de reclusión en la cárcel de Manhattan donde ha estado detenido en aislamiento casi total desde hace 30 meses. Lamentó la falta de luz natural, de aire fresco, el fuerte ruido de los ductos de ventilación, que no lo dejan abrazar a sus pequeñas hijas mellizas -que no acudieron a la sentencia- y recordó que su esposa Emma Coronel, una exreina de belleza de 30 años, no ha podido nunca visitarlo ni tocarlo.
"Ha sido una tortura las 24 horas, emocional, psicológica, mental", dijo. "Es de lo más inhumano que he pasado en mi vida".