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El arte de los tejedores de Chimborazo

martes, 14 junio 2016 - 11:10
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Retratos: Robert Orozco.
Obras y negativos: Mónica Cajo.
Exposición: Fabricio Ramos

Catorce tejedores fueron fotografiados por Robert Orozco. Esas imágenes fueron reveladas sobre lana de oveja en reconocimiento a un oficio que está por desaparecer en algunas comunidades de Chimborazo.

Washington Serrano dejó de tejer hace 15 años. Ese era la información inicial que obtuvo el equipo de investigación. Aunque era un dato desalentador, sus habilidades todavía eran reconocidas por sus vecinos de la comunidad de Launag Grande, en el cantón Chunchi. Esa fue una razón para retratarlo en su casa de adobe y techo de zinc.

“Tal fue nuestra sorpresa que cuando llegamos en una tarde lluviosa a su casa, él había vuelto a instalar su telar de cintura y se encontraba elaborando una bufanda”, cuenta Robert Orozco, quien dirigió el proyecto “Retratos de artesanos tejedores de la provincia de Chimborazo”. En esa visita, el artesano se comprometió a enseñar su arte a sus hijos y a quien desee aprender.

EN HILACHAS

Aunque la historia de Washington Serrano tuvo un final alentador, Sara Félix y Gustavo Arébalo vivieron mil peripecias debido a la mala información, al desinterés de la gente o a que el arte de tejer había desaparecido en algunas comunidades. Ellos realizaron la investigación de campo en 25 poblaciones, incluidas las cabeceras cantonales, por el lapso de dos meses y medio.

En poblaciones subtropicales como Cumandá no había datos sobre tejedores. Mientras que en la comunidad de Las Rosas, en Pallatanga, “nos resultó difícil conseguir una entrevista con un tejedor tradicional de croché porque la mayoría dejó de hacerlo”, afirma Orozco. Algo parecido sucedió en Penipe, en donde casi desaparece ese oficio debido a la migración por las primeras erupciones del volcán Tungurahua en 1999.

Pese a esas vicisitudes, unos 14 tejedores fueron retratados por el lente de Orozco. “Los lugares, en donde aún se conserva la práctica del tejido, son aquellos sitios de mucha tradición como Guano, y en donde existe una fuerte identidad indígena como Colta, Guamote y Cacha”, señala Orozco.

En esta provincia, el 38 por ciento se autoidentifica como indígena, según el Censo de Población de 2010. “En nuestra provincia fue muy común el uso de la cabuya en el pueblo Puruhá para la elaboración de su vestimenta. Antes los tejidos elaborados eran solo para uso personal y familiar”, indica Robert Orozco.

MÁS QUE TRADICIÓN

Cinco de ellos son del cantón Guano. “Hay muchos grupos familiares dedicados al tejido con telar tradicional y de pedal. Ellos son mestizos. Aunque no solo se dedican al tejido, para muchos es su principal sustento”, afirma Orozco.

Carmen León, Jimena León, Luis Barreto y Rosa María León son de la parroquia La Providencia. Mientras que Gustavo Barreto tiene su taller en la cabecera cantonal. Ellos usan los telares de cintura y de pedal para elaborar cobijas, ponchos, bayetas, chalinas. Lo hacen con lana de borrego, orlón (fibra sintética), a más de anilinas y semillas para tinturar.

Otra muestra es lo que sucede en Alausí. Un grupo de mujeres formó la Corporación de Mujeres Artesanas de Nízag Comani. “Ellas producen en sus casas y en su sede distintos productos en cabuya, lana de borrego y orlón. Comercializan sus productos en la estación del tren de Sibambe, en la Nariz del Diablo”, indica Orozco. Ellas tienen tres telares a pedal y varios de cintura.

En cambio, Juan Marco Paguay se encarga del trasquilado de las ovejas en Cacha, parroquia rural de Riobamba. Con esa lana, él confecciona en un telar de cintura varias prendas usadas por las comunidades indígenas de Chimborazo como ponchos, cintas y anacos.

También se usa lana de alpaca. Laura Bonilla produce ponchos, bayetas, shigras en su telar de cintura. Ella vive en la comunidad de Tiocajas Centro, en el cantón Guamote.

“Algunos de los entrevistados solo producían para su consumo familiar, otros realizan trabajos en su domicilio por obra, recibiendo del interesado la lana a utilizarse. Sin embargo, muchos de los tejedores  procuran vender sus productos en ferias y mercados”, cuenta Robert Orozco. Uno de los sitios en los que se comercializan los productos es la Plaza Roja de La Concepción, en el centro de Riobamba.

REVELADO

Estas historias fueron recopiladas por Robert Orozco, junto a seis colaboradores, en video para realizar documentales. Pero el objetivo principal era fotografiarlos en blanco y negro.

“Ya había ejecutado años atrás la técnica de positivado fotográfico a la goma bicromatada y experimentado sobre papel, lienzo, madera y piedra. Dada mi experiencia en procesos fotográficos antiguos, en ese momento no tenía idea de cuan complicado podría resultar este atrevimiento de revelar los retratos sobre la superficie tejida de lana de borrego”, indica Robert Orozco, quien ganó con esta propuesta los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura en 2015.

“Escogí positivar sus retratos sobre sus propios tejidos de lana de borrego porque de esa manera guardaba coherencia con el proceso investigativo. Sobre todo rendía homenaje a los custodios vivos de nuestro patrimonio, su memoria, sus saberes y su arte”, añade Orozco, quien es integrante del Colegio de Artistas Plásticos Profesionales de Chimborazo.

Los retratos ya fueron expuestos en la Casa de la Cultura Núcleo de Chimborazo en febrero de este año. El artista espera que se realicen nuevas exposiciones en la provincia y a futuro espera contar con 20 tejedores retratados con el fin de que sus telares no se detengan.

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