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Bolsonaro está más preocupado por su reelección que por la pandemia

Autócrata, fascista, ‘Trump del trópico’; estos son algunos de los epítetos que el presidente Jair Bolsonaro se ha ganado en la prensa brasileña e internacional. En menos de dos años de gobierno este líder de extrema derecha negó la depredación de la Amazonía, declaró a los periodistas sus enemigos y hoy es acusado de la catástrofe sanitaria que vive Brasil, el segundo país del mundo con mayor número de contagios (955.377) y muertes (46.510) por el coronavirus.

El politólogo y académico de la Universidad Presbiteriana Mackenzie de Sao Paulo, Rodrigo Augusto Prando, asegura que Bolsonaro está más preocupado en asegurarse la reelección presidencial, que las miles de vidas en riesgo por la Covid-19, y explica a Revista Vistazo por qué su gestión ante la pandemia ha sido “inexistente”:

¿Cómo llegó Brasil a tener números tan críticos en la pandemia?
Yo creo que son algunos factores. Culturalmente, el brasileño está poco acostumbrado a la racionalidad, a menudo teniendo relaciones sociales más vinculadas al afecto y a las emociones. Agregue a esto el hecho de que nuestra cultura cívica tampoco es de gran respeto por las reglas, normas y leyes. Además del problema cultural, hay problemas económicos, ya que muchos brasileños no pueden mantener la distancia social porque necesitan salir a trabajar o vivir en casas con poco espacio. La pobreza combinada con factores culturales fueron, sin duda, elementos que causaron que la enfermedad presentara estos números alarmantes. Ahora, no menos importante, fue la postura del presidente Bolsonaro quien, desde el principio, trató a la Covid-19 con desprecio, fue en contra de la política del distanciamiento social, con una cosmovisión anti-científica y negacionista. Estos factores, todos juntos, nos llevaron a este escenario de más de 42 mil muertes.

¿Por qué tuvo la Corte Suprema que exigir al Gobierno la publicación de los números oficiales de muertes por coronavirus?
Los brasileños saben que la gestión de la crisis sanitaria es pésima por parte del gobierno de Bolsonaro. Quitando el casi 30% que lo respalda, la gran mayoría fue crítica en relación al trato que se le dio al número de infectados y muertos. Vale la pena mencionar que el ministro de Salud es un general y no un médico y que, aparentemente, sigue las orientaciones políticas e ideológicas del presidente y no los protocolos médicos y científicos que la ocasión exige.

¿Cómo se prepara Brasil para el aumento de la curva de contagios que llegará en julio?
Muchos de los gobernadores, que son los jefes de la rama ejecutiva en los estados, están en contra de la política del gobierno de Bolsonaro. Ellos implementaron reglas de distanciamiento social e incluso bloqueo, sin embargo, hay un presidente que siempre apunta hacia un camino diferente, predicando un retorno a la normalidad. Como resultado, un gran número de gobernadores están comenzando a relajarse, lo que permite que algunos sectores de la economía retomen sus actividades. Creo que, desafortunadamente, tendremos más muertes, ya que nuestra curva de contaminación y muerte sigue aumentando.

Bolsonaro ha llamado al Covid-19 como una simple “gripe”, ¿qué impacto ha tenido su gestión en estos últimos meses?
La gestión de crisis por parte del gobierno de Bolsonaro es casi inexistente. Desde sus declaraciones de incredulidad hacia la enfermedad hasta la falta de empatía con los enfermos y los muertos, hace que tenga una desaprobación del 55% de los brasileños, que consideran que su desempeño es malo y terrible, con el 20% que lo considera regular y solo el 23% como excelente y bueno. El presidente está preocupado por la crisis económica, más por su deseo de ser reelegido en 2022 que por la vida de miles de brasileños. La falta de una comunicación seria, basada en hechos y datos científicos; la falta de coordinación entre el gobierno federal, los estados y los municipios; las acciones de ataque a las instituciones por parte del presidente y sus partidarios; y, finalmente, la ausencia de un ministro de Salud con conocimiento del área, nos colocó justo detrás de los Estados Unidos en la cifra de muertos. Una tragedia, sin duda, la mayor tragedia de la república brasileña.

En los medios de comunicación, se habla de un auto-golpe de estado para reafirmar a Bolsonaro en el poder, y hasta el New York Times lo ha tildado de fascista…
El gobierno de Bolsonaro tiene características autocráticas y de un gobierno iliberal. Hay deseos autoritarios y algunas similitudes con los regímenes nazi-fascistas. Sin embargo, no es un gobierno fascista ni nazi, ya que no hay un estado totalitario ni un solo partido, así como las instituciones (el Congreso Nacional -Cámara de Diputados y el Senado Federal- y el Tribunal Federal Superior) están funcionando, y los medios cumplen su papel informando y criticando al gobierno actual. Bolsonaro y los “bolsonaristas”, sus partidarios, siempre han atacado las instituciones y los medios profesionales.

En las últimas semanas, al menos cuatro ministros del gobierno de Bolsonaro renunciaron o se vieron obligados a renunciar, ¿cuál es la razón de este desequilibrio en el poder ejecutivo y qué implicaciones podría tener esto en medio de una emergencia de salud?
Los ministros que dejaron el gobierno no estaban de acuerdo con los métodos del presidente. Como dije anteriormente, el presidente confronta a las instituciones atacando al Congreso Nacional y al Tribunal Superior Federal. Además, su intervención política e ideológica en el Ministerio de Salud hizo que dos médicos abandonaran el gobierno, ya que la actitud del presidente es negacionista y poco científica, causando enormes daños en la lucha contra la pandemia. El presidente Bolsonaro quiere ministros que no estén en desacuerdo con él y lo sigan en su visión del mundo, y muchos no están de acuerdo con este estilo.

Hoy es común levantarse por la mañana y toparse con noticias negativas sobre Bolsonaro y sus supustos intentos de disolver la división de los poderes del Estado en uno, ¿lo considera una amenaza para la democracia brasileña?
Si es difícil para usted, que es periodista, imagínese para mí que soy brasileño, ciudadano, profesor, investigador y padre. El presidente Bolsonaro ha adoptado lo que he llamado de presidencialismo de confrontación, ya que diariamente confronta las instituciones de la república y la democracia misma. Toda persona que se opone directa o indirectamente a los valores democráticos plantea amenazas a la democracia. El presidente hace esto a menudo. Un golpe de estado, por ejemplo, contra la democracia, debe presentar factores subjetivos y objetivos. Subjetivamente, existe el deseo de eliminarse la democracia, hay constantes verbalizaciones al respecto e incluso líderes dispuestos a seguir este camino. Sin embargo, los factores objetivos aún no están presentes: no hay una crisis profunda que haya generado anomia social, no hay una escalada de violencia y las instituciones están funcionando, actuando como freno y contrapeso a los deseos autoritarios. La democracia, en Brasil y en el mundo, merece ser cuidada con mucha atención por la sociedad, por los actores políticos, científicos, formadores de opinión y por todos los ciudadanos demócratas.


Rodrigo Prando es politólogo y doctor en Sociología, es profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie de Sao Paolo.
 

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