El mundo de la moda se despide del diseñador español Paco Rabanne
"Su espíritu rebelde, radical, le dio un nombre aparte. Solo hay un Rabanne", declaró José Manuel Albesa, presidente de la división de productos de belleza y perfumería de Puig, citado en un comunicado que anunciaba la muerte.
"Su fallecimiento nos recuerda de nuevo su enorme influencia en el diseño contemporáneo, un espíritu que pervive en la casa que lleva su nombre", añadió.
Puig controlaba la marca Rabanne desde 1986. "Su visión era atrevida y provocadora", recordó el comunicado de Puig.
"Era un gran costurero que no cesó de explorar el savoir-faire y las técnicas tradicionales con audacia y excentricidad", añadió en un comunicado Bruno Pavlovsky, presidente de la Federación de la Alta Costura y de la Moda.
Hijo de una costurera de Balenciaga
El diseñador, nacido Pasajes, cerca de San Sebastián, hijo de una costurera del legendario modisto Cristóbal Balenciaga, era también adicto a las declaraciones estrafalarias, producto de su afición al esoterismo y a creencias como la reencarnación.
A pesar de que encarnó una de las más novedosas rupturas de estilo y materiales en la moda, nunca se sintió realmente cómodo solamente en ese mundo.
"La moda me permitió ganarme la vida, pero no era realmente mi centro de interés", explicaba en una entrevista en 2005.
En 1963, tres años antes de su revolucionaria colección "Doce vestidos imposibles de llevar", recibe un premio en la Bienal de París por una escultura de jardín, expuesta en el Museo de Arte Moderno.
Luego llega su golpe de efecto: unos vestidos hechos de aros o placas metálicos, que deben ser complementados con una buena línea de ropa interior, o para las más atrevidas, sin nada debajo...
También utiliza el plástico, rígido o flexible. Diseña chubasqueros transparentes, reinventa de nuevo sus famosas placas con acetona. Se atreve a tricotar o a recortar pieles, visones, colas de zorro.
El estilo Rabanne causa tal sensación que en cierta manera se confunde con la cultura pop y se erige en guardarropa de los años 1960, junto a otros innovadores como Pierre Cardin.
"Paco Rabanne hizo de la transgresión algo magnético. ¿Quién sino él podía convencer a la mujer parisina para que exigiera vestidos hechos de plástico y metal?", recordaba Puig.
En 1968 lanza su primer perfume en colaboración con Puig, Calandre (como se conoce en francés la rejilla del ventilador de un coche).
Fue el principio de una variante artística que con el tiempo se confirmó esencial para Rabanne, que pasó a ser conocida como marca de perfumes, más que por sus vestidos hechos de placas metálicas, o plástico.
"¿Quién sino Paco Rabanne podía imaginar una fragancia conocida como Calandre y transformarla en un icono de feminidad moderna?", se pregunta Albesa en su comunicado.
Puig pudo expandirse por Europa, Estados Unidos y Asia gracias a esa colaboración con Rabanne. Le siguieron otras marcas de perfumes conocidas, como Invictus.
Declaraciones sonadas
El costurero se hizo célebre en Francia, incluidas apariciones televisivas en las que soltaba declaraciones sonadas, como cuando aseguró en 1999 que París iba a ser destruida por la caída de la estación espacial Mir.
O cuando explicaba que había hecho el amor por primera vez con la Tierra, cavando un agujero.
Siguió experimentando a lo largo de los años 1970, con nuevos materiales, pero regresando en ocasiones a una linea menos depurada que en los años 60, más tradicional y ampulosa, de la alta costura.
Aunque perdió relevancia tras la compra de su casa en 1986 por parte de Puig, aun logró golpes de efecto, como en 2011, cuando Lady Gaga presentó un espectacular vestido en forma de luna, en una gala de MTV.