Biotextiles, nuevas alternativas para el diseño local
¿Te imaginas fabricar tus prendas de vestir con los desechos de tu jardín?
Este es el cuestionamiento que se hizo la diseñadora e investigadora ecuatoriana Cristina Muñoz, lo que la impulsó a destinar su proceso creativo hacia el desarrollo de biomateriales a partir de la yuca, pitahaya, sandía, granadilla, naranja, palmito, entre otros.
Cristina Muñoz es diseñadora interactiva que trabaja en proyectos relacionados a la sostenibilidad. Es docente en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), donde coordina el área DLab, un espacio para la creación de proyectos transdisciplinarios centrados en el reciclaje, remediación de productos contaminantes y biología aplicada a nuevos materiales.
Desde hace cuatro años ha venido realizando experimentación con materiales creados desde residuos a escala industrial o doméstica, impulsando procesos circulares a través de su trabajo.
Fue en 2018, cuando inició este proceso de investigación -que sigue en curso-, junto al investigador José Francisco Álvarez-Barreto, quien dirige el laboratorio de Biomateriales “Biomat” en la Universidad San Francisco de Quito, desarrollando prototipos que van desde biotextiles similares al cuero o tipo film con procesos de tintado natural a través de pigmentos como la cochinilla, mora, durazno, cúrcuma, carbón activado, entre otros.
Luego de varios conversatorios y encuentros con otros expertos internacionales, nació la necesidad de crear una exhibición con sus obras.
DEL LABORATORIO A LA GALERÍA
Como una recopilación de sus estudios y exploración hacia nuevas alternativas en el desarrollo de biomateriales y biotextiles para el desarrollo de productos, presentó recientemente la exposición “ES FANTÁSTICO”, con la curaduría de artista Paúl Rosero Contreras.
Esta muestra estuvo abierta durante febrero y marzo, y mostró 11 obras entre prendas comestibles, materiales, y objetos en la Galería Alta del Centro de Arte Contemporáneo de Quito. “ES FANTÁSTICO” alude con ironía a la sociedad consumista que desconoce el origen de las cosas que utiliza, y propone caminos hacia una relación circular con los recursos naturales empleados en la producción de objetos cotidianos.
La exhibición se ubica en la intersección de la ciencia y el diseño para construir un imaginario de nuevas posibilidades de fabricación de productos útiles para la vida diaria, a partir de materias primas provenientes de desechos agroindustriales y domésticos; siempre abundantes en nuestro entorno.
Para la artista, el valor de hacer biomateriales va más allá de una aplicación práctica o escalable; donde intenta reivindicar la forma en que concebimos los objetos para conocer más de su proceso, su procedencia y su futuro.
“Para nosotros toda escala es importante, nos permite reconocer la materia prima desde su uso doméstico hasta los residuos agroindustriales producidos masivamente. Este trabajo busca familiarizar a la comunidad con procesos que convierten los ‘desechos’ en materia prima de gran potencial”, resalta la educadora.
Cristina explora las relaciones entre las personas y la tecnología en la sociedad actual. En su proceso, aplica el diseño como herramienta para crear experiencias individuales y colectivas. Posee una Maestría en Artes (MA) de Diseño Interactivo en “Goldsmiths University of London”, y otra maestría en Investigación para el Diseño y la Innovación en “Elisava Escuela de Diseño e Ingeniería de Barcelona", en España.
Su trabajo ha sido exhibido en Alt Cph, Copenhaguen, en Makers Festival, Roskilde; entre otros. Actualmente radica en Quito y trabaja como docente y directora del Design Lab en la Universidad San Francisco de Quito. Además, es cofundadora de Pata de Gallo, un estudio de diseño y arquitectura.
La experta plantea alternativas encaminadas hacia nuevas estéticas que acepten la imperfección y propuestas que nos conecten, creando un vínculo con lo que usemos o vistamos. La moda se encamina hacia el propósito y poco a poco los procesos nobles y éticos se establecerán como algo cotidiano.