La resiliencia de las mujeres indígenas
“Las mujeres indígenas somos como la paja de páramo, que se arranca y vuelve a crecer... y de paja de páramo, sembraremos el mundo...”, decía Mama Dulu, mejor conocida como Dolores Cacuango, destacado personaje de la historia ecuatoriana que dedicó su vida al activismo en favor de los derechos de los pueblos indígenas. Su trabajo y el de muchas más a lo largo del tiempo hizo que desde hace 38 años se conmemore cada 5 de septiembre el Día Internacional de la Mujer Indígena, en honor a todas las latinoamericanas que dedicaron su vida, y aún la dedican, a la lucha contra la discriminación, el racismo, la igualdad y el reconocimiento de los pueblos originarios y de la mujer.
Al igual que Dulu, en el siglo XX, Tránsito Amaguaña también forma parte transcendental en nuestra historia, junto a su amiga Dolores fueron las precursoras de las primeras escuelas bilingües en el país, gestionando y reconociendo la importancia de una educación en español y kichwa, para que la cultura y las tradiciones tomaran protagonismo en el futuro.
Ella decía “somos como los granos de quinua: si estamos solos el viento nos llevará lejos, pero si estamos unidos como en un costal, nada nos hará el viento”, y más razón no podía tener, pues al contrario de lo que se pensara, que tenían todo en su contra por ser mujeres, jóvenes, indígenas, de escasos recursos económicos y con limitado acceso a la educación, su carisma y fortaleza fue suficiente para dejar un precedente para que muchas niñas indígenas en el futuro, desde sus diferentes campos, lucharan por lo que reconocen como justo.
El legado ancestral
Cuando se intenta definir a la mujer indígena en la actualidad nos embargamos en una conversación que lleva componentes históricos, sociales, culturales, políticos, psicológicos, religiosos, económicos, educativos, afectivos, ideológicos y más, menciona Luz María De la Torre, indígena kichwa del pueblo Otavalo, que se desempeña como profesora en la Universidad de California, en Los Ángeles.
Al conversar con ella, conocida como la catedrática de “Las voces calladas de mujeres andinas”, nos habla de ese arduo camino que las mujeres indígenas han tenido que recorrer hasta hoy, y que por ello, llevan un “kipi”, término kichwa que hace referencia a una maleta simbólica, en la que guardan un gran capital de legado cultural, sabiduría y experiencia.
Y para poder hablar de las mujeres indígenas del presente, Luz María nos recuerda que es importante hablar del pasado, porque féminas como Micaela Bastidas, Gaitana, Bartolina Sisa, Anacaona, Janequeo, Malintzin, Lorenza Abimañay, y muchas indígenas más, que son parte de las hazañas independentistas y de liderazgo, son las antecesoras que dejaron un legado en la búsqueda de un cambio, una resignificación del ser indígena y el ser mujer. “Nosotras pertenecemos a una cultura milenaria que en vez de recibir una herencia en el banco, una herencia material en cifras, recibimos una herencia de luchas, y esas luchas son las que nosotras continuamos. Nosotras honramos la ancestralidad de nuestras abuelas, de nuestras madres, de mujeres y la seguimos prolongando en el tiempo”, comenta la académica.
Roles activos en la reivindicación
Alrededor de 26 millones de mujeres constituyen la población indígena de América Latina y El Caribe, según un informe de las Naciones Unidas en el 2020. 26 millones de mujeres que actualmente comparten luchas colectivas y que sería injusto hablar de personajes individuales, comenta la otavaleña: “A mí no me gusta mucho hablar de personas porque inclusive hay muchas mujeres anónimas que sin voz y sin palabra están en el diario trajinar, haciendo lucha en el camino realmente, porque esas luchas de confrontar la violencia, los maltratos del día a día... donde se enfrentan con una olla vacía y con una cantidad de hijos a los que tiene que dar de comer, esas mujeres son las heroínas para nosotras”.
Conocer las historias del pasado sirve de inspiración, motivación y orgullo para las mujeres indígenas, y sobre todo, porque estas nuevas escritoras del presente y del futuro están dotadas con un espíritu sensible ante todas las prácticas de la vida cotidiana y las injusticias. “Hemos sido personas marcadas por el desprecio, la desigualdad y el maltrato, pero ventajosamente eso lo hemos podido catalizar convirtiéndolo en nuestro mayor estímulo de lucha. Es así como nos hemos ido ganando espacios, ya que sin miedo alguno y por adquirir esa gran valentía, esfuerzo y tesón en la conquista de metas personales, familiares, sociales y comunitarias nos han servido para dar nombre y valía a nuestro pueblo y país”, resalta De la Torre.
Y justamente en esa apertura a nuevos espacios, a partir de símbolos, discursos, y estrategias, les ha dado la capacidad para poder discutir con las fuerzas políticas en nuevas causas sociales y relucir a la sociedad nuevos rostros de mujeres líderes en la lucha por el medio ambiente, el feminismo, la visibilidad, el machismo, la reinvindicación y más. Un ejemplo claro de ello son las batallas que abanderan nuestras compatriotas Nina Gualinga, Nemonte Nenquimo, María Luisa Lozano... y también activistas indígenas de otros países como Elisa Loncón, de Chile; Mirna Cunningham, de Nicaragua; Ruth Alipaz, de Bolivia; Ginna Montoya, de Colombia y Sonia Guajajara, de Brasil.
El aporte social
Cuando le preguntamos a Luz María cómo la sociedad puede contribuir a que el 5 de septiembre no sea un día más nombrado desde una institución, ella responde que la mejor manera de rendir tributo es visibilizar a las mujeres indígenas, no solo en la historia de la que muchas veces fueron borradas, sino también a las que están aquí, día a día, anónimas porque la sociedad empuja a mirar a otro lado: “Cuando hablan de nosotras las mujeres, nos quieren presentar desde el folclor, desde la danza, la música, la comida, destinándonos otra vez con sus narrativas inconscientes a esos planos domésticos de dominación, de acallamiento y de invisibilización. Más bien todas debemos recordar que somos Bartolinas, que somos Anacaonas, que somos Lorenzas, que somos Dolores...”.
Tomar consciencia en estos procesos sociales no se da de la noche a la mañana y, por ello, la mejor hazaña que podemos realizar es ser aliados de este nuevo descrubrimiento libertario, donde se intenta eliminar el machismo, el racismo, el arribismo y todos los eufemismos con lo que se ha tratado a las mujeres indígenas. “Ya no somos las hijitas, las Marías, a las que nos denigraban por como vestíamos o nos consideraban de servicio doméstico... Ese trato al que estamos sometidas, inclusivo, lamentablemente, por nuestra propia gente. Desde que hemos tomado consciencia, cuando más educadas estuvimos las mujeres, más fuerza hemos tomado, más indígenas nos hemos vuelto, con más gusto y claridad sobre todo para no pasar por esas intermediaciones de voces”, dice Luz.
Y en estas nuevas luchas feministas, en la búsqueda de un desarrollo igualitario, la profesora culmina su mensaje mencionando que ninguna pugna es válida si caemos en el error de no involucrar al medio ambiente. “Más allá de eso se incrementan aún otros temas, como de nuestra madre naturaleza... porque la sanación no es solamente de nuestros cuerpos individuales, también se ha extendido a ese cuerpo territorio, la madre tierra que está siendo explotada, aniliquilada... Para eso estamos las mujeres, para seguir luchando y decir que nuestra cultura tiene valor, por eso la necesidad de crear nuevas epistemologías, nuevos conocimientos, nuevos paradigmas, nuevas formas de ver el mundo y esas somos las mujeres indígenas”.
Conociendo los rostros del pasado
Micaela Bastidas: Fue clave para los movimientos revolucionarios peruanos ayudando a cientos de mujeres indígenas en el siglo XVIII.
Gaitana: Las luchas de la cacica de Timaná quedaron en la historia de la resistencia indígena colombiana durante el siglo XVI.
Bartolina Sisa: Guerrera aimara que se opuso a la dominación en Bolivia. En honor a la fecha de su asesinato se declaró el Día Internacional de la Mujer Indígena.
Anacaona: Gobernadora del Cacicazgo de Jaragua (actual República Dominicana y Haití) tras la muerte de su hermano, en el siglo XV.
Janequeo: Mujer lonco y guerrera mapuche que comandó un ejército de alrededor de 4.000 hombres en el sur de Chile, siglo XVI.
Malintzin: Mujer náhuatl a quien la historia la ha tildado como la traidora de México, sin embargo, en su redescubrimiento se la reconoce como la madre del mestizaje y el entendimiento entre culturas.
Lorenza Abimañay: Indígena chimboracense que logró comandar a 10.000 hombres en contra de las injusticias de los pueblos a principios del siglo XIX.