No quería ser madre soltera: 10 lecciones que aprendí
Antes de que tomes una decisión precipitada o definitiva, quiero compartir contigo la experiencia de haberme convertido en una madre soltera.
Estás ahí, sola, en el baño, recibiendo de una prueba de embarazo la que quizá sea la peor noticia. Tu corazón empieza a palpitar más rápido conforme van apareciendo frente a tus ojos las dos líneas que cambiarán tu vida para siempre: estás embarazada.
¿Cómo sucedió esto? ¡Tomé todas las precauciones! ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué van a decir de mí? ¿Cómo le voy a decir a mi familia? ¿Cómo voy a enfrentar a mis amigos, a mis conocidos, a mis compañeros de trabajo? ¡No estoy lista para ser madre! ¡No estoy en la relación que hubiera soñado! ¡No cuento con el apoyo de nadie! ¡No estoy lista para renunciar a mis sueños!
Éstas y muchas más ideas galopan a toda velocidad en tu cabeza. Te sientes aturdida, nerviosa, furiosa... te sientes todo, excepto feliz. La última pregunta que te viene a la mente es: ¿qué voy a hacer ahora?
Mi historia personal
En esta circunstancia, cualquier decisión es crucial. Antes de que sigas atormentándote con preguntas y dudas, quiero compartir contigo mi experiencia: yo soy una madre soltera.
Cuando terminé de estudiar mi carrera en Estados Unidos, volví a México con mi familia. Sin embargo, una amiga me invitó a regresar a Estados Unidos unos años después con la intención de trabajar juntas en el área de bienes raíces. Sin pensarlo dejé todo para probar suerte en este negocio que parecía tan prometedor.
Antes de marcharme había empezado una relación con un chico que parecía un buen candidato para esposo. No quería dejar pasar la oportunidad de conocerlo mejor y de continuar la relación, así que lo invité a venir conmigo a esta aventura, y aceptó. No pasó mucho tiempo antes de darme cuenta de que no tenía los mismos planes que yo de construir juntos un futuro.
Las cosas se complicaron aún más cuando al poco tiempo descubrí que estaba embarazada. ¡Sí!, embarazada de alguien que apenas conocía, que entre más pasaba el tiempo más me daba cuenta de lo insatisfactoria que era la relación. Estando lejos de mi país y lejos de mi familia, me sentí atrapada y muy infeliz.
La salida fácil
Hubo quienes me recomendaron tomar la salida rápida: por una cantidad de dinero razonable podía terminar con "mi problema" en cuestión de minutos. Al salir de aquel lugar, decían, podría comenzar de nuevo: tomar mejores decisiones, seguir adelante con mis planes y, lo mejor de todo, ¡nadie tendría que enterarse! Parecía el plan perfecto. Hoy, después de casi 10 años, me doy cuenta de que si hubiera escuchado esos consejos me habría arrepentido terriblemente.
Un nuevo comienzo
A pesar de haber intentado todo para que la relación funcionara, cuando mi hija cumplió un año de edad ocurrió la ruptura definitiva: él regresó a México y mi bebé y yo nos quedamos solas en Estados Unidos. Lo que en ese momento me paralizaba de miedo, en realidad resultó lo mejor que nos pudo ocurrir a las dos.
Contrario al "futuro incierto" que pensaba tener frente a mí, se trató de un periodo de crecimiento y madurez extraordinario. Como consecuencia, las oportunidades comenzaron a presentarse. Crecí espiritual, emocional y profesionalmente. En otras palabras, me convertí en una mejor persona: fuerte, independiente y mucho más feliz. Principalmente fue un camino de conversión que me llevó a experimentar una paz sobrenatural. Mi relación con Dios cambió para siempre.
Diez años después
Hoy mi hija tiene casi 9 años. Es una estudiante modelo, ama el deporte y es una gran defensora de la vida. La han entrevistado en la radio y en el periódico por su labor de abogar por los niños no nacidos. Además, quiere ser ingeniera y tiene un gran talento para cantar y dibujar. Gracias a ella conocí a mi esposo Daniel, quien la adoptó legalmente. ¡A ambos nos enorgullece cada día con sus logros y su madurez! Hoy tiene tres hermanitos y viene uno más en camino.
Mis 10 conclusiones
Con la esperanza de que mi experiencia te ayude a tomar la mejor decisión frente a tu situación particular, comparto contigo 10 verdades que aprendí en este camino:
1. A pesar de las circunstancias en que haya llegado a tu vida, o de los errores que hayas cometido: ¡un bebé nunca es un error!
2. Estás a punto de experimentar el amor más grande que hayas sentido jamás. Pero antes, vas a vivir toda clase de sentimientos contradictorios. ¡No te agobies! Permítete sentirlos, desahógate, llora si es necesario.
3. ¡Por favor!, no tomes ninguna decisión precipitada o definitiva durante este proceso. Algo que aprendí, primero como madre soltera y luego apoyando a otras madres en situaciones similares, es que la angustia inicial ante un embarazo inesperado siempre desaparece, ¡siempre! Pronto podrás ver la situación en su justa dimensión.
4. Si el papá de tu bebé no quiere aceptar la responsabilidad, no te preocupes, ni trates de convencerlo, muy pronto se dará cuenta de lo que ha perdido. Ten la plena confianza de que tú puedes salir adelante con tu bebé.
5. Lo que diga la gente será un inconveniente pasajero, en poco tiempo será sólo un mal recuerdo. En cambio, la felicidad y la satisfacción de haberle dado la vida a tu bebé, será una sensación maravillosa y permanente.
6. Aunque en este momento te cueste creerlo, en poco tiempo comenzarás a experimentar la alegría inmensa de esperar una nueva vida.
7. Vive un día a la vez. No trates de solucionar todo en este momento. Eso es imposible. Si hoy estás bien, tienes lo necesario para vivir, no te agobies por el mañana. Todo se irá solucionando poco a poco, te lo prometo.
8. Existe mucha ayuda para madres solteras, te sorprenderás. Sólo es cuestión de buscarla.
9. Tus habilidades y talentos crecerán de forma exponencial como parte de este proceso de convertirte en madre. Dentro de poco, no podrás creer lo que serás capaz de hacer y de lograr.
10. Ahora sí tendrás la oportunidad de comenzar de nuevo, pero con la ventaja de contar con la mejor motivación del mundo: ¡tu hermoso bebé!Las mujeres somos mucho más fuertes de lo que creemos.
¡Ánimo!, todo estará bien. Si necesitas contactos locales de organizaciones que ayudan a la mujer, no dudes en comunicarte conmigo. Estoy aquí para apoyarte. Y lo mejor, Dios está de tu lado y Él nunca se equivoca.
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